Al servicio de la belleza

ELLA

Lourdes Rapalin, directora de Bethel Spa


La empresaria, diputada, madre y esposa, Lourdes Rapalin, ensambla sus roles haciendo uso de la organización y teniendo como principal arma la devoción hacia su trabajo, sus afectos y Dios. Su consolidada empresa de belleza, Bethel Spa, se convirtió en referente en el país y ahora se expande por la región apostando siempre a dar la mayor satisfacción al cliente.

Por María Noel Durán | @MNoelDuran

 ¿Cómo surgió la idea y el nombre de Bethel Spa?

Hace unos 15 años tuvimos una conversión muy fuerte con mi esposo al cristianismo. En nuestra vida cambió todo, pero por sobre todas las cosas, el amor en la pareja; de estar por separarnos, pasamos a estar más unidos que nunca. A partir de ese acontecimiento, decidimos trabajar en algo diferente, formar una empresa de servicios, dónde pudiéramos ayudar a la gente, dar trabajo y crecer espiritualmente.

Lo primero que teníamos era el nombre. Cuando comenzamos a leer la Biblia nos encantó la historia de Jacob, en el Libro del Génesis, en el capítulo 28, y decidimos ponerle a nuestro nuevo emprendimiento Bethel (Casa de Dios). Después surgió la idea del Spa.

“Cuando el cliente llega a Bethel Spa busca resultados, y este es nuestro gran desafío”.

 ¿Cuáles son los valores que busca transmitir a través de Bethel Spa?

Los que tenemos en la vida: con el mismo amor que nos tratamos en nuestra familia, también lo hacemos con el equipo de trabajo -somos alrededor de 100-, y el respeto.

Para nosotros están primero nuestros compañeros de trabajo antes que el cliente; si ellos son tratados con amor y respeto, lo transmitirán también a los clientes.

Otros valores no menos importantes y que se los pedimos todos los días al Señor cuando oramos, son el amor y la integridad, que constituyen la base de todo.

 ¿Cómo es liderar en una empresa familiar?

Hermoso. El trabajo es en equipo, las metas son compartidas, estamos muy felices y nos sentimos muy bendecidos.

  ¿Qué es lo que más disfruta de su trabajo?

El reconocimiento, cuando los clientes nos eligen día al día,  cuando regresan, cuando nos felicitan y agradecen por el amor y profesionalismo que le ponemos a lo que hacemos. Para mí, no hay nada más importante que la confianza que los clientes depositan en nosotros.

El Estado es como una empresa, si la gestionás mal, pagás las consecuencias.

 Es empresaria, diputada, madre y esposa, ¿cómo se organiza para conciliar todos los roles?

Siendo organizada, dando prioridad a cada cosa según su importancia en cada momento.

Todo lo que hago, lo hago por amor y convicción, y no por obligación. Esto hace que disfrute todo lo que hago.

 ¿Qué fue lo que la sedujo de la política?

Ayudar a la gente. Lo puedo hacer -y lo hice siempre- sin la política,  pero cuando podés tomar decisiones, gestionás mejor todo. El Estado es como una empresa, si la gestionás mal, pagás las consecuencias.

 Como diputada se ha ocupado particularmente de temas como el bullying. ¿Qué otros tópicos le gustaría tratar a nivel legislativo?

Prefiero lo social, la gente, defender al de menos recursos, al olvidado, al débil, fortalecer los valores y la familia. No hay como estar entre la gente, ser protagonista en situaciones cotidianas. Por ahí va mi propósito en la vida.

 ¿Cómo ve el rol de la oposición de cara a las próximas elecciones nacionales?

Hay un gran porcentaje que no está conforme con la gestión y conducción del gobierno del Frente Amplio. Sobre todo en seguridad, educación  y salud -lo principal para el pueblo-, sumado a las pérdidas millonarias en los entes públicos como Ancap, Pluna y Alas U. Tenemos el desafío de mejorar muchas cosas, y eso es lo que la gente espera de nosotros

 ¿Qué cree que puede ofrecerle Lourdes Rapalin al Parlamento?

Nadie puede dar lo que no tiene, pero cuando diariamente vivís situaciones como un ciudadano más, se hace más fácil saber qué se necesita para tener un cambio. Desde el puesto en que me toque estar, estoy preparada y capacitada para hacer los trabajos sociales, darle recursos y educación a la gente y, sobre todo, gestionar y administrar bien.

 ¿Qué planes tiene Bethel Spa para 2017? ¿Se proyecta una expansión?

Ya llevamos 13 años en el mercado. El desafío, año a año, antes de crecer, siempre fue consolidarnos en lo que hacemos y mantener todos los puestos de trabajo. Este año también será nuestra primera experiencia en el exterior. Ya tenemos la primera franquicia en Asunción, en el hermoso barrio Villa Morras y conversaciones avanzadas para abrir en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.

¿Se cuidan las mujeres uruguayas?

Si, muchísimo. Y gracias a Dios, cada vez más.

 Es un sector donde hay mucha competencia, muchas veces informal. ¿Cómo analiza el sector y cómo ha hecho Bethel para diferenciarse?

Marcando la diferencia. Viajamos todos los años a las principales ferias de estética en el mundo y traemos la última tecnología para nuestras instalaciones.

Nos capacitamos, preparamos, invertimos y estudiamos como nadie.

Cuando el cliente llega a Bethel Spa busca resultados, y este es nuestro gran desafío.

Si tuviera que pedir un deseo para el 2017, ¿cuál sería?

No soltarle la mano jamás a Dios. Con él tengo todo lo que necesito: amor, paz, fidelidad, integridad, salud y trabajo.