Consejos de Salarios: “Conflictividad será muy elevada porque posiciones de los actores son muy diferentes»

Sindicatos > DEBERÍAN ENFOCARSE EN LA MASA SALARIAL Y NO SOLO EN SALARIOS

En la segunda mitad del año habrá altos niveles de conflictividad en el marco de las negociaciones en los Consejos de Salarios, debido a que cada sector sentado a la mesa plantea posiciones “muy diferentes”, según estimó el director del Instituto de Relaciones Laborales de la Universidad Católica, Juan Manuel Rodríguez. Asimismo, advirtió por la ausencia en la mesa de temas relevantes en la relación laboral como la productividad y los cambios tecnológicos.

Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo

Los tres actores – gobierno, cámaras empresariales y sindicatos – se preparan para encarar una nueva ronda de Consejos de Salarios, buscando hacer prevalecer sus posiciones en la negociación. Pero esta ronda, no será una más. Será la última de la actual administración, por lo que sus definiciones marcarán la pauta de los ajustes durante los próximos dos años y medio. Cómo se posicione cada parte en la mesa de negociación, será fundamental para evaluar cual será la conflictividad laboral en los meses venideros.

En este contexto, el director del Instituto de Relaciones Laborales de la Universidad Católica, Juan Manuel Rodríguez, dijo a CRÓNICAS que es esperable que a partir de julio la conflictividad sea “muy elevada” ya que “las posiciones de los actores son muy diferentes”.

De un lado de la mesa, el gobierno presentó esta semana sus lineamientos “básicos”, los cuales establecen que los crecimientos salariales deben ser moderados, porque si bien la economía está creciendo –y se estima que lo seguirá haciendo–, hay problemas de competitividad en varios sectores, que podrían aumentar si hay mayores costos salariales. En este sentido, las pautas son “muy similares” a los de la ronda anterior, con aumentos diferenciales dependiendo de cada sector y no atados a ningún indicador.

A un lado en la mesa de negociaciones estarán las cámaras empresariales, de las cuales Rodríguez recordó que solo la de Comercio indicó que aceptaría aumentar los salarios por una combinación de dos indicadores – IPC y dólar – pero sin indicar la fórmula correcta.

En el otro lado de la mesa estará el PIT-CNT, que al entender de Rodríguez tiene una postura que contiene un razonamiento erróneo. Según explicó, desde el sector sindical se argumenta que “si la economía crece, los salarios deben crecer”. Sin embargo, el experto interpreta que ese argumento debería referirse a la masa salarial real, lo que incluye la evolución del salario, pero también del empleo, tomado como un todo. No obstante, el movimiento sindical solo se focaliza en los salarios.

En este escenario, varios sindicatos ya anunciaron que preparan conflictos para lograr aumentos salariales significativos, como es el caso de la salud y la educación. En este caso la posición del gobierno sin duda será influida por el objetivo de reducción del déficit fiscal, que se concretará en prudencia al decidir gastos, incluyendo los salariales. A esto se le suma que esta ronda de negociaciones será la última hasta el 2020, por lo que los sindicatos ven la actual negociación como “la última oportunidad” de negociar con un gobierno con quien tiene diferencias pero también afinidades.

No me dejen afuera

El director del Instituto de Relaciones Laborales, advierte que hay algunos temas importantes que se deberían tener en cuenta, y a los que no se les da relevancia en las instancias de negociaciones salariales, por ejemplo la inclusión de sistemas de prevención de conflictos o la eliminación de desigualdades de salarios por género. Sin embargo, hace hincapié en un aspecto en especial: la completa ausencia de temas relativos a la productividad e introducción al cambio técnico.

No incorporar en la negociación temas como la productividad o el cambio tecnológico, implican una “debilidad relevante” a Uruguay en su competitividad internacional.

Rodríguez explica que el mundo se encuentra en una etapa de revolución tecnológica en la que Uruguay, al no poner estos temas sobre la mesa en instancias como esta, le implica una “debilidad relevante”. Esto se debe a los “enormes crecimientos” que estos avances tecnológicos conllevan: una mayor productividad y, por tanto, un crecimiento en la competitividad. Cabe destacar que los avances tecnológicos en los que pone el foco no refieren simplemente a nuevas máquinas, sino también a diferentes fuerzas de trabajo, nueva organización y plan de negocios, entre muchos otros.

De esta manera, Rodríguez prevé que, de no implementar estos cambios en nuestro país, comenzarán a aparecer productos mejores y más baratos que los de industria uruguaya. Además, las empresas “tendrán dificultades para vender” y “probablemente tendrán problemas de viabilidad económica, lo que probablemente implique menos puestos de trabajo”.

“En mi opinión es una debilidad estructural, que incluye a la negociación colectiva y que es resultado del limitado nivel de madurez en la comprensión del problema por parte de los diversos actores sociales y políticos”.