Un informe publicado el pasado 10 de abril por la Universidad Católica analizó las relaciones comerciales entre Uruguay y el país asiático durante el segundo semestre de 2017. En el documento, realizado por el Departamento de Negocios Internacionales e Integración de la Facultad de Ciencias Empresariales, se destacan los US$ 844 millones alcanzados en exportaciones en el período previamente mencionado, un 67% más que en 2016.
El saldo comercial en bienes con China fue positivo para Uruguay a lo largo del año pasado: las exportaciones tuvieron un crecimiento ampliamente mayor al de las importaciones, generando así un superávit. En el segundo semestre del año en particular, las exportaciones de bienes crecieron un 66% en comparación con el mismo período de 2016, mientras que las importaciones se redujeron en un 9%. De esta manera, el año cerró con un superávit comercial de US$ 80 millones.
Esto es sin tomar en cuenta lo comercializado mediante zonas francas – soja y pasta de celulosa –, los cuales, si fueran incluidos, le implicarían un saldo comercial más favorable para Uruguay.
Los bienes exportados fueron principalmente primarios: carne, soja y madera lideran la lista. A pesar de esto, se notó un incremento en las ventas de productos manufacturados y con contenido tecnológico; por otro lado, los principales productos importados fueron máquinas, reactores nucleares, vehículos y químicos.
Durante julio-diciembre de 2017, las exportaciones a China le generaron un ingreso de US$ 844 millones a Uruguay, un 67% más que en 2016. Este análisis positivo se puede ver también de manera más detallada: a lo largo del semestre todos los meses presentaron un crecimiento frente al mismo de 2016. La mayor diferencia fue setiembre, donde se vio una variación del 150%. El principal producto exportado, “carne y despojos comestibles”, significó un monto de más de US$ 380 millones.
Por otro lado, a diferencia de las exportaciones, no todas las importaciones del segundo semestre 2017 tuvieron saldo positivo con respecto al mismo mes del año anterior. En julio se registraron los mismos montos por importaciones en ambos años (US$ 120 millones), mientras que agosto vio un descenso del 20%; de setiembre a diciembre, todas aumentaron su monto, hasta llegar a los US$ 909 millones en total, en comparación con los US$ 837 del segundo semestre de 2016 (es decir, un 9% más). El producto más importado entre julio y diciembre de 2017 fueron “máquinas, aparatos y material eléctrico”, superando los US$ 191 millones.
El mercado chino
Esta evolución en el comercio con China se da en un contexto de crecimiento – 6.9% – y aceleración de la economía de ese país durante el año 2017. Esta es la primera vez en ocho años que el PIB de China muestra estos rasgos: desde 2009 hasta 2016 la economía de la que hoy es la segunda potencia económica mundial venía en descenso.
A su vez, dicho crecimiento tiene un trasfondo de “reformas y cambios estructurales impulsados por el gobierno que han causado cambios en la composición del PIB siendo el sector servicios el más dinámico en el período”, de acuerdo al informe publicado.
Las reformas “buscan cambiar la matriz productiva, aumentando la participación de las manufacturas con alto contenido tecnológico y los servicios, así como fortalecer la demanda interna”. A esto se le agrega un factor de riesgo no menor: la reciente postura del gobierno frente a las medidas arancelarias estadounidenses, lo cual lleva a que se genere un proteccionismo comercial de parte del país oriental.
Todo esto no quita valor al impacto comercial de China en el mundo: las exportaciones e importaciones cerraron el 2017 en US$ 2.4 billones y US$ 1.9 billones respectivamente. El primero “deriva de una demanda global sólida tanto de los países desarrollados como de los mercados en desarrollo”, mientras que el segundo vio un aumento gracias al “incremento de los precios de las materias primas, así como por una demanda interna más fuerte”.
