Predisposición a la compra hace prever que “el consumo mantendría su ritmo expansivo”

Desconfianza > 2017 fue el tercer año consecutivo en zona de “moderado pesimismo”

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La confianza de los consumidores uruguayos mostró estabilidad en enero, pero con variaciones a la interna de los diversos subíndices: por un lado mejora la percepción sobre la economía del país, pero se deteriora la percepción sobre la economía personal.

El índice de Confianza del Consumidor se ubicó en 47,8 puntos en enero manteniéndose prácticamente sin cambios respecto a diciembre de 2017 y dentro de la zona de moderado pesimismo económico, según la información divulgada por la Cátedra SURA de Confianza Económica de la Universidad Católica y Equipos Consultores. Medido en términos interanuales, la confianza del consumidor se encuentra 1,3 puntos por debajo de lo registrado en el primer mes del año pasado.

Más allá de la quietud registrada por el indicador en diciembre, ello fue consecuencia de la variación en distintas direcciones de los subíndices que componen el indicador, cuyos cambios se neutralizaron entre sí: estabilidad en la predisposición a comprar bienes durables, mejor percepción de la economía del país, pero perspectiva sobre la economía personal.

En un contexto de tipo de cambio que continuó a la baja y a la mayor liquidez propia del mes de cobro de aguinaldos, en diciembre la Predisposición a la compra de bienes durables recuperó 3,9 puntos de los 7,2 perdidos en noviembre, quedando luego estable en enero. “De este modo, el último trimestre del año cerró con una Predisposición ligeramente al alza, lo que permitiría esperar que el consumo mantendría su ritmo expansivo”, destaca el informe. Por su parte, la mejora en el índice de Situación Económica del País (3,8 puntos) casi compensó el mayor pesimismo respecto a la Situación Personal (-4,3).

La recuperación del consumo privado habría vuelto a constituirse en motor de la demanda agregada y del propio PIB en 2017

La recuperación del índice de percepción sobre la Situación económica del país en enero revirtió parcialmente la caída que había mostrado en diciembre (-4,6 puntos), cuando este índice registró su mínimo desde que se computa (48,7), y por primera vez quedó en terreno pesimista, impulsado por el deterioro de las perspectivas para el país a 3 años, que también registraron su mínimo histórico al cierre del año. Este mayor pesimismo sería consistente con las mayores expectativas de inflación del consumidor, que se ubicaron en un nuevo máximo histórico en dicho mes, a pesar de que la inflación cerró, por primera vez en 7 años, dentro del rango objetivo fijado por el equipo económico (ver recuadro).

Confianza de 2017

“El año 2017 fue el tercer año consecutivo en que el consumidor uruguayo se ubicó en zona de ‘moderado pesimismo’ económico”, destaca el informe.

El año pasado la confianza del consumidor uruguayo permaneció en la zona de pesimismo, estancado en niveles registrados durante la segunda mitad del 2016, cuando se había recuperado de los bajos niveles alcanzados en la primera mitad de ese año. En el primer semestre de 2016 el ICC se había ubicado en “mínimos históricos”, recuerda el documento. Asimismo, se explica que la mayor “Predisposición a la Compra de bienes durables” fue lo que explicó el menor pesimismo de 2017, ya que la percepción más optimista sobre la “Situación Económica Personal” se neutralizó con el mayor pesimismo en materia de “Situación Económica del País”, en particular en materia de expectativas a futuro.

La predisposición a comprar aumento 7,9 puntos el año pasado, lo que “ya anunciaba la recuperación del consumo privado, que habría vuelto a constituirse en motor de la demanda agregada y del propio PIB en 2017”. Ello se debió a la mayor fortaleza del peso respecto al dólar, lo que además contribuyó a bajar la inflación y contribuyó a mantener el ritmo de recuperación del salario real, pese a la desaceleración del salario nominal, en un marco de mejora de la perspectiva regional.

Relacionada a esta mejora del contexto de crecimiento del salario real y la reactivación del consumo, mejoró la percepción sobre la situación económica personal (1,7 puntos), sobre todo en su visión sobre la situación actual.

Sin embargo, el deterioro de los indicadores de empleo y pérdida de competitividad afectaron negativamente las perspectivas, en particular a más largo plazo, en materia de Situación económica del País futura.

 


Otros indicadores de confianza

Al analizar los “otros indicadores de confianza económica”, se observa que las expectativas de inflación tuvieron una fuerte caída en enero de 11,8 puntos y la preferencia por los depósitos en moneda local aumentó en 5,4 puntos. Sin embargo, las expectativas de ingresos cayeron 9,2 puntos.

La contracción del índice de expectativas de inflación prácticamente revierte el salto de 12 puntos registrado en diciembre debido a los anuncios de aumentos de tarifas públicas y precios administrados y que lo llevaron a su nivel máximo en los más de diez años en que se computa (72,3, “importante pesimismo”). Así, pese a la reversión en enero, el índice quedó en zona de “atendible pesimismo” (60,5).

Por su parte, la contracción del índice que mide las expectativas de ingreso de la familia para los próximos 12 meses más que revierte la recuperación de los últimos 3 meses, para quedar en el menor nivel desde junio de 2016.