Riesgos de la economía mundial se materializaron y afectarán el crecimiento, según el FMI

Uruguay > Recortó pronóstico de 2018, pero lo aumentó para 2019

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El organismo corrigió a la baja sus perspectivas de crecimiento mundial debido a que se han materializado algunos riesgos que se advertían meses atrás y entiende que aumentó la probabilidad de nuevos shocks negativos. A su vez, alerta que “en varias de las principales economías, el crecimiento se apoya en políticas que parecen insostenibles en el largo plazo”.

Luego de los turbulentos años posteriores a la crisis financiera de 2008, la economía mundial comenzó a recuperase y desde 2016 logró un crecimiento sostenido, que el FMI estima se mantenga este año y el próximo. Sin embargo, nuevas tensiones políticas y comerciales amenazan con socavar la recuperación, y así lo refleja el último informe Perspectivas de la Economía Mundial (WEO por sus siglas en inglés) del Fondo Monetario Internacional (FMI). En el documento, se señala que muchos de los riesgos que se advertían en informes anteriores se han materializado y amenazan con ralentizar el crecimiento mundial.

En un artículo de análisis de los datos del WEO, Maurice Obstfeld, director del Departamento de Estudios del FMI, pronostica que “se avecinan tormentas”. “El crecimiento es menos equilibrado de lo que se esperaba. No solo se han cumplido algunos de los riesgos a la baja identificados en los últimos informes WEO, sino que también ha aumentado la probabilidad de nuevos shocks negativos en nuestro pronóstico de crecimiento”, señala el funcionario, que advierte además que “en varias de las principales economías, el crecimiento se apoya en políticas que parecen insostenibles en el largo plazo”.

El FMI proyecta que la economía mundial crecerá 3,7% tanto este año como el próximo, lo que representa dos décimas de punto menos que en el pronóstico de abril.

Regiones

El informe WEO, estima que en Estados Unidos el ímpetu de la economía aún es vigoroso debido a un estímulo fiscal que continúa aumentando. Sin embargo, se revisó a la baja el pronóstico para 2019 debido a las medidas comerciales anunciadas, como los aranceles a las importaciones. Al otro lado del Atlántico, las proyecciones de crecimiento de la zona del euro y el Reino Unido fueron revisadas a la baja.

En las economías de mercados emergentes y en desarrollo, las perspectivas de crecimiento de muchos exportadores de energía se ven favorecidas por el alza de precios del petróleo, pero se ha revisado a la baja el crecimiento de Argentina, Brasil, Irán y Turquía, entre otros países, como resultado de factores nacionales específicos, la constricción de las condiciones financieras, las tensiones geopolíticas y el encarecimiento de la importación del petróleo. Asimismo, a raíz de las tensiones comerciales, se espera que China experimente un crecimiento más débil en 2019.

Pensando a mediano plazo, el FMI estima que una vez superados los próximos dos años, la mayoría de las economías avanzadas disminuirá a las tasas potenciales, muy por debajo de los promedios alcanzados previo a la crisis financiera.

En América Latina y el Caribe la recuperación continúa pero “a un ritmo más moderado de lo previsto”, y se espera un crecimiento de 1,2% (en abril estimaba una expansión del 1,6%) y de 2,2% en 2019 (desde un 2,6%).

Para Uruguay, el organismo redujo un punto porcentual su proyección de crecimiento para este año a 2%, aunque elevó levemente la estimación para 2019 de 3% a 3,2%. A su vez, prevé que la inflación cierre el año 7,9%, lo que implica un aumento respecto al 6,7% que proyectaba en abril.

Lejos del leve crecimiento de 0,4% que en abril proyectaba para Argentina, ahora está esperando una contracción de 2,6% del PIB durante 2018, lo que se explica en “los recientes problemas del mercado financiero, las altas tasas de interés reales y la consolidación fiscal más rápida”. Para el año próximo se espera una caída de la actividad de 1,6%. Además, prevé una inflación de 40,5% este año y de 20,2% el año próximo.

Para Brasil proyecta un crecimiento de 1,4% este año y de 2,4% el próximo, desde los pronósticos de 1,8% y 2,5% que había difundido en abril, respectivamente.

Capítulo aparte merece la situación de Venezuela, que continuará con su caída de actividad por quinto año consecutivo. “Luego de una contracción del 14% en 2017, se proyecta que el PIB real se reducirá en un 18% en 2018 y otro 5% en 2019, impulsado por la caída de la producción de petróleo y la inestabilidad política y social», señala el informe. Asimismo, proyecta que “la hiperinflación empeore” pasando de un estimado de entre 1,5 a 2,5 millones por ciento a 10 millones por ciento el año próximo.

Riesgos

El informe asegura que muchos de los riesgos que se advertían el abril se han pronunciado o se han materializado parcialmente, como las crecientes barreras comerciales y la reversión de los flujos de capital dirigidos a economías de mercados emergentes con fundamentos más débiles y mayor riesgo político. Se advierte que si bien las condiciones de los mercados financieros siguen siendo acomodaticias en las economías avanzadas, podrían desmejorar rápidamente si, por ejemplo, las tensiones comerciales y la incertidumbre en torno a las políticas se intensificaran.

“Para preservar y ampliar la expansión mundial, sigue siendo esencial evitar las reacciones proteccionistas al cambio estructural y encontrar soluciones concertadas que promuevan el crecimiento ininterrumpido del comercio internacional de bienes y servicios”, agrega el informe WEO.

Entre los impactos que tendría la intensificación de las tensiones comerciales, se mencionan el incremento de la incertidumbre política, un menor optimismo de las empresas y los mercados financieros, volatilidad en los mercados financieros y ralentizar la inversión y el comercio internacional. Asimismo, el aumento de las barreras comerciales trastornaría las cadenas internacionales de suministro y frenaría la difusión de nuevas tecnologías, reduciendo en última instancia el bienestar y la productividad internacional. También implicaría un encarecimiento de los bienes de consumo transables, perjudicando desproporcionadamente a los hogares de bajos ingresos.

El informe hace un llamado a “promover la cooperación” internacional, asegurando que “los países deben colaborar para superar los retos que trascienden las fronteras nacionales”. “Deben cooperar para reducir más los costos comerciales y resolver desavenencias sin levantar barreras distorsivas. La cooperación también es esencial para llevar a término el programa de reforma de las regulaciones financieras, afianzar la tributación internacional, potenciar la ciberseguridad, luchar contra la corrupción, y abordar y mitigar el cambio climático”, sugiere el organismo.


FMI elogió el manejo de la deuda de Uruguay

La gestión de la deuda por parte de las autoridades uruguayas ha contribuido a minimizar los costos y a reducir los riesgos, según destacó el FMI en un capítulo de su informe Monitor Fiscal. Allí, el organismo explica que “pocos gobiernos saben cuánto poseen” o cómo usan sus activos “en pro del bienestar público”. “Saber lo que tiene un gobierno y cómo aprovechar mejor sus activos es importante, porque permite incrementar el ingreso fiscal en aproximadamente 3% del PIB por año y reducir los riesgos, todo a la vez”, señala.

El patrimonio público sobre 31 países analizados en el informe, muestra un valor de activos que se sitúa en US$ 101 billones, lo que equivale al 219% del PIB. Estos incluyen infraestructura pública (carreteras, puentes, saneamiento, etc.) y el dinero que los gobiernos tienen en el banco, sus inversiones financieras y lo que les deben personas físicas y jurídicas. Las reservas naturales aún no extraídas también son activos, así como las empresas estatales.

Del otro lado, los pasivos totales representan aproximadamente 198% del PIB, y menos de la mitad de esta cifra corresponde a la deuda pública del gobierno general. Una parte importante del resto corresponde a los compromisos por pensiones de los funcionarios públicos, pero son pocos los países que las registran de esa manera. Otra parte está formada por la deuda contraída por las sociedades públicas.

En términos generales, el estudio muestra que los activos del sector público pueden servir de amortiguador para que los gobiernos con un patrimonio público abultado capeen las recesiones más fácilmente que los países donde la riqueza pública es menor.

Para referirse a una buena administración de los ingresos y el gasto, el FMI destacó a cuatro países: Australia, Nueva Zelanda, el Reino Unido y Uruguay.

El organismo, subraya que Uruguay introdujo “un enfoque de hoja de balance para la gestión de la deuda”, lo que le permite a las autoridades locales lograr “ahorros de costos”. El objetivo es “minimizar los costos esperados del servicio de la deuda y el costo de oportunidad de mantener activos líquidos, sujetos a un nivel aceptable de riesgo, a mediano y largo plazo», explica el FMI.

El informe subraya que se identificó la exposición neta al pasivo en moneda extranjera y la presencia de “cuellos de botella” en el mercado de valores. “En respuesta, las autoridades desarrollaron aún más el mercado de deuda interna y promovieron el desarrollo de productos de gestión de riesgo, que con el tiempo mejorarán la capacidad del administrador de la deuda para igualar las características de los activos y pasivos financieros del sector público», destacó el organismo.