Saldos comerciales dependen más de las fuerzas económicas que de los aranceles, concluye el FMI

Hace mal > Aún así, suba de aranceles tiene efectos “especialmente perjudiciales”

En las últimas dos décadas, la mayor parte de la variación de los saldos comerciales se debe a factores maroeconómicos de los países y no a la política de aranceles, según un análisis realizado por el FMI. No obstante, se advierte que ello no implica que los aranceles no tengan importancia, sino que por el contrario podrían “ser especialmente perjudiciales para el producto, el empleo y la productividad”.

En materia comercial el mundo está convulsionado y en esta guerra, una de las principales armas utilizadas han sido los aumentos –o amenaza de aumento- de aranceles. Los tributos que pagan las exportaciones por ingresar a un país, constituyen un factor relevante para los flujos comerciales.

Sin embargo, un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI) concluye que los aranceles no son tan importantes para definir si un país tendrá un saldo comercial favorable o negativo, sino que ello depende mayormente de “las fuerzas económicas”.

De acuerdo a la investigación del organismo, en las últimas dos décadas, la mayor parte de la variación de los saldos comerciales bilaterales -la diferencia entre el valor de las exportaciones y las importaciones entre dos países- es atribuible a factores macroeconómicos. “Se trata de factores como la política fiscal, cuestiones demográficas y una demanda interna floja, pero también cabe incluir las políticas cambiarias y las políticas internas del lado de la oferta, como los subsidios a empresas estatales o a sectores exportadores”, detalla el FMI en su blog Diálogo A Fondo.

Por el contrario, se constata que la variación de los aranceles influye en muy menor grado sobre los saldos comerciales.

El organismo multilateral realizó una cuantificación de los factores que determinan las variaciones de los saldos comerciales, analizando la incidencia de los factores macroeconómicos y los aranceles, así como la forma en la que los países organizan su producción (composición sectorial y demanda).

Según se observó, las condiciones macroeconómicas juegan un papel importante. A modo de ejemplo, menciona que aproximadamente un 20% de la variación de la balanza comercial entre Estados Unidos y Alemania entre 1995 y 2015 es atribuible a factores macroeconómicos, y a esos mismos factores se les puede atribuir más del 95% de la variación de la balanza comercial entre Estados Unidos y China.

“La variación de los aranceles bilaterales ejerce una función menor porque estos ya son bajos en muchos países, y porque las reducciones arancelarias recíprocas generan efectos compensatorios en los saldos comerciales bilaterales”, señala el FMI.

En esa línea, y teniendo en cuenta la coyuntura actual, sostiene que “imponer aranceles bilaterales a un socio comercial tampoco sirve para resolver los desequilibrios comerciales agregados (es decir, la suma de los saldos comerciales bilaterales de un país con todos sus socios comerciales), porque los consumidores sencillamente trasladarán su demanda a otros socios comerciales sobre los que no pesen aranceles”.

Especialmente perjudiciales

Sin embargo, el organismo advierte que las conclusiones de la investigación no significan que los aranceles no tengan importancia. Por el contrario, subraya que “los aumentos de los aranceles pueden ser especialmente perjudiciales para el producto, el empleo y la productividad”. En la misma línea, y considerando el carácter integrado del sistema comercial mundial actual, se alerta que “un aumento acusado de los aranceles también afectaría a otros países, y crearía efectos secundarios que se transmitirían de un país a otro, perjudicando la economía mundial”.

“Por lo tanto, las autoridades económicas deben seguir fomentando un comercio libre y justo, eliminando los aranceles aplicados últimamente e intensificando los esfuerzos encaminados a reducir las barreras actuales al comercio. Deben evitar políticas que distorsionen la economía, como las que llevan a los gobiernos a estimular la economía con gasto adicional cuando la demanda ya es sólida o a subsidiar fuertemente a los sectores exportadores, lo cual da lugar a desequilibrios excesivos y posiblemente insostenibles”, concluye el artículo.