Andrade: “El déficit fiscal importa, es elevado, pero tampoco podemos transformarlo en un fetiche”

ECONOMÍA | ESPECIAL PRECANDIDATOS

Óscar Andrade, precandidato por el Frente Amplio


Que paguen más los que tienen más. Ese es uno de los énfasis que pone el sindicalista en sus propuestas. De hecho, opina que parte de la solución del déficit, está en que contribuya más quien esté en mejores condiciones. A la vez, plantea revisar las exoneraciones fiscales.

Por Oscar Cestau | @OCestau y Magdalena Raffo | @MaleRaffo

¿Cómo analiza la situación fiscal del país? El gobierno se había fijado una meta, pero no se ha llegado.

Hay que tratar de no dar el debate descontextualizado. A Uruguay le tocó la peor situación económica posible para enfrentar: un descenso del precio de los principales productos de exportación, una caída de las inversiones extranjeras en América Latina, un colapso de la economía argentina y brasileña. Los resultados fiscales no pueden hacerse omitiendo estos tres componentes. A mí lo que me genera curiosidad es que los mismos sectores políticos que en la crisis del 2001-2002 todo lo explicaban por Argentina, ahora cuando se habla de la situación fiscal uruguaya se omite que tenemos una Argentina y un Brasil en colapso, y que en esas circunstancias, sostener un crecimiento moderado es una hazaña.

¿Y cómo se atiende el déficit?

Con crecimiento económico, abatiendo la evasión fiscal. Hoy tenemos una evasión del Impuesto a la Renta de la Actividad Empresarial dolorosísima, que está cerca del 40%. Hay privilegios que hay que revisar, como el tema de la Caja Militar, los aportes a la seguridad social de los grandes productores, que no puede ser que sigan sosteniendo el esquema de no aportar por los trabajadores que tienen, sino por la cantidad de hectáreas, y que el nivel de contribución sea extraordinariamente más bajo que el de industria y comercio. Hay que actualizar el catastro rural. Creo que parte de la solución del déficit tiene que ver con que pueda contribuir más al aporte global quien esté en mejores condiciones. El programa del Frente Amplio (FA) habla de incorporar una contribución de las grandes herencias, y de incrementar los impuestos directos en materia de Impuesto al Patrimonio. Tenemos una tasa no imponible de este último en el medio rural que es de un millón y medio de dólares casi, parece exagerado. Simultáneamente que tenés que bajar el déficit, tenés que atender algunas demandas en materia de inversión en vivienda que están en el programa, entonces hay que mirarlo en ese contexto. El déficit fiscal importa, es elevado, pero tampoco podemos transformarlo en un fetiche, porque hay que mirar el conjunto, es decir, es un déficit en una economía en crecimiento, y parte del mismo tuvo que ver con haber atendido demandas sociales en un momento donde en la región hay niveles de incremento de la pobreza que preocupan.

El FA dice que en sus administraciones de gobierno creó 300.000 puestos de trabajo, pero hoy el dato que resalta es que se han perdido 50.000. ¿Qué ideas tiene para fomentar el empleo?

Lo que no es discutible, porque es un dato objetivo, es que nunca hubo tanta gente trabajando como en los gobiernos del FA. Una estrategia de puestos de trabajo de calidad tiene que tener varios aspectos. Primero, un Sistema Integrado de Formación Profesional que articule UTU, Inefop, UTEC y UdelaR. Segundo, el compromiso programático de incrementar la inversión en investigación más desarrollo. Tercero, un sistema de compras públicas que atienda al desarrollo productivo, y cuarto, generar fondos para este tipo de desarrollos. En 2018 se fundaron 190 cooperativas, donde hoy tenemos 50.000 trabajadores. Hay apuestas a hacer en el sentido de economía social, de transformación productiva. Ahora, como el tema del trabajo tiene que tener una respuesta inmediata, hay que tomar de carácter urgente la propuesta de duplicar la inversión en vivienda, donde estamos hablando de miles de puestos de trabajo directos o indirectos.

Hay que atender el tema del trabajo escapando a la tentación de la salida sobre la base de la desregulación. También habría que colocar en debate el pensamiento único de que el mercado todo resuelve. Cuando atravesamos situaciones parecidas en el 2008, en medio de la crisis financiera global, lejos de reducir la inversión, la incrementamos; fuimos contra el ciclo de la economía y el resultado fue diferente a cuando el país tomó medidas de la ortodoxia. En algún momento Lacalle nos va a explicar dónde está el shock de austeridad, de qué está hablando, yo espero ansioso. Recortar las partidas de prensa hay que hacerlo, pero es simbólico; desde el punto de vista de las cuentas generales no va a mover la aguja. ¿Cuáles son las medidas que mueven la aguja? ¿Ahora sí va a acompañar una medida más importante de reforma de la Caja Militar? Bienvenido, capaz que firmamos ya un acuerdo.

Daniel Martínez también ha hablado a favor de la austeridad.

Todos vamos a decir que estamos a favor de la austeridad, el tema es dónde tenemos voluntad política para meter el cuchillo. Es muy cómodo plantear un incremento impositivo, [pero] Uruguay no está en condiciones políticas y sociales de tener más impuestos sobre los trabajadores, y tampoco hay margen en la pequeña y mediana producción. Ahora, que quien tiene renta extraordinaria no puede aportar más, que alguien me explique cuál es el motivo religioso de eso. Si tenés una renta extraordinaria este año, capaz que en vez de aportar un ‘7’, podés aportar un ‘9’, porque te fue recontra bien. Si el motivo religioso es “no toquen nada, porque si tocás algo huyen”, entonces no hubiéramos instalado Consejos de Salarios, libertades sindicales ni mejora del salario mínimo. No podemos tener una actitud que niegue la posibilidad de avances en justicia social en ningún terreno. ¿Cómo avanza la justicia social? Cuando mejorás los salarios, incrementás la inversión pública social o lográs en materia de tributos mayor justicia y equidad. Yo no me niego a ninguna de las tres áreas; lo dice el programa del FA, que habla de que los impuestos directos pesen más que los indirectos. Me parece que no podemos perder de vista lo que fue la construcción política colectiva de nuestras iniciativas.

“Que alguien me explique cuál es el motivo religioso de que no puede aportar más quien tiene renta extraordinaria”.

No hay dos opiniones en lo importante que es acceder a nuevos mercados, conseguir nuevos lugares para colocar la producción uruguaya. Ahora, ¿cuál es el camino?

Los problemas de Uruguay son de naturaleza productiva, más que comercial, y el problema que tenemos es que en el mundo se discute todo menos el libre comercio. Cuando fuimos a la ronda de la OMC a tratar de plantear nuestros intereses ofensivos que tenían que ver con los subsidios agrícolas y demás, nos tiraron al costado. Primero hay que desmitificar que hay quienes quieren comerciar y quienes no; todo el mundo quiere, el tema es que vos querés hacerlo y también tener políticas públicas para desarrollarte. Si cuando lográs un acuerdo comercial tenés que conceder soberanía o no podés potenciar tu industria, ahí no estás discutiendo el comercio. El problema es que los formatos de acuerdos comerciales están regidos por esta lógica que ni siquiera imponen los países solamente, sino grandes conglomerados. Dos tercios del comercio mundial están dominados por grandes transnacionales, ese es el mundo en el que nos toca vivir. Está claro que nuestra estrategia, que era negociar apoyados en la inserción regional, es muy difícil de aplicar hoy, porque tenés un Mercosur que va en otra dirección. Yo sigo creyendo que las soluciones van a pasar en algún momento por la integración latinoamericana, mientras tanto tenés que tratar de ir a acuerdos comerciales para poder vender tu producción. Nadie está en la postura de “no me interesa vender”, eso es un absurdo, pero sí digo que no me interesa quedarme sin herramientas públicas para el desarrollo, y muchas veces los acuerdos comerciales implican eso.

¿Hay posibilidades de mejorar el gasto público?

Hay cosas en las que sí. Yo nombraba la Caja Militar, que es el primer lugar que deberíamos atender desde el punto de vista de la inversión pública social. Después, hay temas en los que hay que dar señales. Por ejemplo, el último estudio del que tengo referencia acerca de las exoneraciones impositivas, con encuestas a los empresarios que vinieron a invertir, daba cuenta de que más del 60% no invertía acá por la exoneración, sino por otras cosas, como la estabilidad económica, la reglas claras de juego. Ahí tenemos que revisar; yo creo que hay que mantener las exoneraciones cuando son imprescindibles, pero es bastante a lo que renunciamos en términos fiscales. Esto lo dice el programa del FA, que habla de revisar las exoneraciones tributarias y sostenerlas en caso de que sean imprescindibles.

El mundo hoy vive una discusión sobre la redistribución de la riqueza. ¿Está conforme con la forma en que ha trabajado ese tema el FA?

Somos campeones de la B, o sea, América Latina es el peor lugar. Este es un debate a escala de humanidad. El 71% de la población en el planeta accede al 3% de la riqueza; estamos complicados. En un mundo donde se multiplica la riqueza y el cambio científico-tecnológico generó un aumento colosal de la productividad, hay 20 mil niños que mueren por día de hambre. Estamos interpelados como modelo civilizatorio. Además, América Latina incorporó en los últimos tres años dos millones más de hambrientos y retrocedió lo que venía avanzando. El FA ha hecho mucho en el sentido del incremento de la inversión pública social. Creo que hay que hacer más, y para eso no alcanza solamente con administrar, sino que hay que tener una conciencia política y social de que es necesario más. No se gana desde el escritorio esa batalla de más justicia social.

La tecnología ha generado importantes transformaciones en el mundo del trabajo rápidamente. ¿Qué ideas tiene para esos cambios que se vienen?

No es la primera revolución científico-tecnológica de los últimos 200 años y cada una generó la perspectiva de que parecía que se terminaba el mundo, y en realidad no sucedió. Lo que pasó fue que desaparecieron algunos trabajos y aparecieron otros. El cambio científico-tecnológico puesto al servicio de la humanidad sería una cosa maravillosa, el problema es que está al servicio de las corporaciones. Nuestra estrategia en el campo popular tiene que ser generar un reparto social justo del trabajo y la riqueza. ¿Cómo se entiende que la industria farmacéutica genere investigaciones, no en base a las necesidades de la humanidad, sino al marketing y al lucro? Esa perspectiva ética es la que hay que combatir. Llegar al nivel de un punto del producto de investigación más desarrollo es un elemento central.


PERFIL

Edad: 44 años.

Profesión: Albañil, carpintero y montajista, y fui panadero también.

¿Con quién vive? Solo.

¿Cuáles son sus hobbies? Fútbol, jugar y mirar.

En el 2019 espera… mucha confianza en el pueblo uruguayo, que es muy inteligente, y creo que va a ser un “Maracanazo”.