Faroppa: “La Ley Forestal continúa siendo la política de Estado más clara que se ha mantenido”

EDICIÓN ESPECIAL - A 30 AÑOS DE LA LEY FORESTAL

Carlos Faroppa, presidente de la Sociedad de Productores Forestales


El rubro forestal superó con creces todas las expectativas que tuvieron los visionarios de la normativa en un inicio, pero hoy se plantea un nuevo desafío: mejorar la infraestructura del país.

 Por Anahí Acevedo | @PapovAnahi

– Se cumplen 30 años de creación de la Ley Forestal, que superó inversiones en el sector e hizo que varias empresas internacionales se radicaran en Uruguay. ¿Qué balance se puede hacer hoy del rubro?

– El origen de la Ley Forestal continúa siendo la política de Estado más clara que se ha mantenido, porque trascendió distintas administraciones y gobiernos de más de un partido político, y se ha mantenido en su plenitud, apenas con pequeñas modificaciones.

De más está decir que las metas iniciales eran menores y que, por lo tanto, las mismas se han superado. Hoy nos encontramos con un sector que es uno de los primeros rubros de exportación y que continúa creciendo. Además, realiza una contribución a lo que es el mercado interno y el mercado de combustibles fósiles, dado que también tenemos una cantidad de generación eléctrica y de calor por biomasa.

Es un rubro en el que se ha apostado mucho en inversión porque es de capital intensivo y demanda mucha tecnología. Si uno piensa en las cosechadoras, los frentes de cosecha, las maquinarias, los aserraderos, las plantas de celulosa, todas estas incorporaron las últimas tecnologías disponibles a nivel mundial. Igualmente, se trabaja mucho en capacitación, y eso se comprueba si se contempla lo que se está haciendo en la Universidad Tecnológica del Uruguay (UTEC) de Fray Bentos, en el Centro Universitario de Tacuarembó, de la Universidad de la República, por ejemplo.

Además, se han creado centros de investigación combinados, con participación del Instituto Nacional de Investigación Agropecuario (INIA) o el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), así como también la OSE y el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).

– ¿Cuáles son los desafíos que enfrenta el sector hoy?

– El seguir creciendo en productos y en calidad, con mayor innovación. Esto depende mucho de la mejora estructural de la infraestructura del país. Es ahí donde tenemos, quizá, una de las mayores limitaciones respecto al crecimiento del sector. Todo esto, más allá de unas restricciones ambientales que estamos teniendo por regulaciones en cuanto al uso de la tierra o de las plantaciones, donde también hay limitantes a las restricciones ambientales o imposiciones de la autoridad competente. Por otro lado, el desarrollo de carreteras y vías férreas es otro de los retos, porque el país y las empresas hicieron un esfuerzo importante en otra de las infraestructuras, que es la portuaria de salida.

– ¿Qué podría decir sobre estas últimas?

– En puertos tenemos un buen trabajo. El sistema fluvial, sobre el río Uruguay, es importante. Cuenta con muchas terminales. En el Puerto de Montevideo también hay un desarrollo, pero lo que hay que ver es que si bien habría que hacer algo especializado allí para el proyecto de la nueva planta de celulosa, lo más importante es cómo llegar, y esto incluye carreteras, puentes y vías de tren nuevas.

– ¿Cómo evalúa el estado actual de la infraestructura carretera?

– En general, tenemos muchas carencias. Se ven las limitaciones para poder seguir creciendo. Aunque se trabaja de forma conjunta con el Estado en algunos desarrollos o con los gobiernos locales o intendencias, en algunos casos está claro que la restricción grande para el desarrollo en sí, y en particular el agroindustrial, pasa por las carreteras nacionales, las secundarias, y la caminería departamental.

– ¿El estado actual de las rutas les provoca pérdidas a las empresas forestales?

– En realidad lo que hace es encarecer todos los costos de la cadena productiva. Nos quita competitividad porque tenemos costos más caros, internos, fletes, más costos; todo eso limita un poco la explotación del bosque, porque si este está más lejos, no se puede acceder tan fácil.

Esto sigue siendo así, por lo tanto, es un camino muy importante a realizar. Uruguay tiene varios puntos hoy, siendo un sector exportador, de los cuales es tomador de precios. En la medida en que haya costos internos que se dan por infraestructura, costos de energía y combustible, nos quita chances de ir a los mercados.

– Uno de los requisitos de la nueva planta de celulosa es la puesta en marcha del modo ferroviario para el traslado de troncos. ¿Qué expectativas hay al respecto?

– Nosotros sabemos lo que está en el convenio. Se debe invertir mucho sobre los trazados férreos que hay. Sí hubo algunas pequeñas modificaciones, llegando a la zona de influencia metropolitana pero, en definitiva, el tren es un modo de transporte que fue abandonado en los últimos 30 o 35 años. Hoy lo estamos requiriendo porque también el sistema productivo del país, por la vía de las leyes de promoción de inversiones, la Ley Forestal o la Ley de Zonas Francas, incrementó su producción.

Esto quiere decir que el sector privado respondió aumentando la producción. Hoy tenemos más granos, más carne, más lácteos y más madera. La respuesta es un mayor requerimiento en infraestructura que no avanzó en la medida en que sí lo hizo el sistema productivo.

– ¿La instalación del nuevo tren podría incidir en la mejora de la competitividad?

– Sí, específicamente, porque uno lo que podría instalar son trenes que vayan punto por punto, desde la planta industrial, como es el planteo de este proyecto, hasta una terminal específica portuaria. Entonces, uno carga en la planta y descarga en el depósito de la planta de terminal portuaria. Ahí los costos de manipulación y de fleteo son mucho menores. El sistema de gran porte permite, además, una gran cantidad de capacidad.

– Por otro lado, ¿cree que el sector forestal va a seguir creciendo o se va a mantener?

– Creo que va a seguir creciendo, pero no a las tasas que tuvo en un principio. Cuando nosotros plantamos un bosque, luego lo replantamos por nuevos árboles con mejoras genéticas, y en este sentido estamos creciendo a la tasa del 1.5% – 2% anualmente, lo que da un aumento importante del área. Si bien  tenemos restricciones en cuanto a infraestructura o algunas reglamentaciones territoriales o ambientales del gobierno, sigue creciendo.

– ¿Esas dificultades desalientan el desarrollo?

– Si uno observa, en realidad se mantiene, porque hay un conjunto de características que ayudan. Si eso fuera mejor, tendríamos un desarrollo mayor. El país tiene un buen comportamiento, estabilidad en lo contractual, un buen índice de trasparencia a nivel mundial. Eso ayuda a que el inversor sea optimista al venir. Lo que pasa es que hay que vencer las otras dificultades, que aunque otros países también las tienen, poseen sus virtudes, y las naciones compiten por la captación de capitales.

– ¿Cuáles considera que han sido los hitos del sector forestal en la última década en nuestro país?

– Llegar a los niveles de exportación que tenemos, poseer institutos de investigación desarrollados como los que hay hoy, o las inversiones industriales que se han realizado tanto en aserraderos de última tecnología como plantas de celulosa. Además, casi todo el sistema esté certificado por sistemas internacionales que les aportan sustentabilidad para poder trabajar globalmente.

Nuestro sector está encadenado hacia lo global y en ser uno de los principales rubros que, además de tener estándares ambientales muy altos, también contribuyen a las políticas de cambio climático fijadas en Paris, por el hecho de limitar y controlar las emisiones con equipamiento, cada vez más moderno. Eso es una contribución importante, porque se trata de un mecanismo de desarrollo limpio.