Montevideo Investments Conference presenta las potencias y desafíos de un mundo imparable

Las potencialidades del negocio de la bioinformática, la data science y los desafíos en ciberseguridad son algunos de los temas que se abordarán en la segunda edición del encuentro Montevideo Investments Conference, organizado por MOR Investments, a realizarse el próximo martes 30 de junio de manera online. Tres destacados expertos internacionales participarán de la instancia: Avi Kasztan, Martín Akerman y Sahi Novik. Dos de los especialistas, en diálogo con Empresas & Negocios, explicaron de qué tratan sus materias y cómo se aplican a los contextos actuales.


Martín Akerman

De visión futurista a realidad

Actualmente, producir una droga para enfermedades terminales o genéticas cuesta unos US$ 2.6 billones cada una y, además, de todas las producidas solo el 10% llega a los pacientes. Esto puede denotar que el funcionamiento del sistema tiene aspectos a mejorar. Uno de los problemas, según especialistas como Martin Akerman, es la necesidad de buscar nuevos targets. Estos son, los lugares de las células donde las drogas se pegan para luego funcionar.

Para paliar -en parte- este problema es preciso contar con prácticas y elementos innovadores, entre ellos, una herramienta útil es la bioinformática. Por ejemplo, la firma Envisagenics, cofundada por Akerman, se encarga de identificar a través de algoritmos, mejores targets para enfermedades que hoy no tienen cura.

Entonces, la bioinformática es la aplicación de algoritmos y análisis de datos computacionales a la biología, es decir, la unión entre las ciencias de la computación y las biológicas. Es una rama que ha crecido en gran manera, fundamentalmente en los últimos 20 años. Es posible aplicarla a las ciencias básicas como el estudio de la evolución de las especies, la biología molecular, la ecología. Pero también sirve para aplicarlo en el desarrollo de drogas, de métodos de diagnóstico médico, y tiene aplicación, además, en áreas de agricultura.

La compañía Envisagenics, como se dijo, aplica algoritmos de inteligencia artificial a grandes cantidades de datos biológicos para encontrar y desarrollar nuevas drogas para el tratamiento del cáncer, por ejemplo. “Tomamos datos de pacientes que pueden tener cáncer de mamas y de pulmón, y analizamos estos datos con los algoritmos, buscando oportunidades terapéuticas”, lo describió su cofundador,Akerman.

El entrevistado-empresario y emprendedor argentino-, el próximo 30 de junio disertará sobre las posibilidades de combinar el data science con la bioinformática en una charla titulada “¿Cómo construir una compañía farmacéutica en la nube?”. En ese sentido, Akerman indicó que es necesario imaginar, planear y poner en práctica el futuro de la industria farmacéutica, ya que existen vastos elementos que facilitan esto.

El especialistaal ser consultado en cuanto a qué quiere decir “hacer una farmacia en la nube”, explicó que, en el caso de su empresa, el hecho requiere la utilización de algoritmos de inteligencia artificial para analizar grandes cantidades de datos y seleccionar targets. Luego, los datos deben validarse, ya que al final hay que hacer un experimento, “no solo quedarse en la computadora. Eso también puede hacerse en la nube”, dijo.

“Nosotros somos un tipo de startup que está en Nueva York, hay otros que tienen laboratorios robóticos que también se manejan por la nube; entonces, hacemos el análisis de datos, encontramos los targets y colaboramos con un laboratorio robótico que está en San Diego manejando los robots a distancia”, relató.

Akerman indicó que la nube permite generar redes de colaboraciones de una compañía experta en análisis de datos, otra dedicada a la robótica y otra en experimentos clínicos; todas en distintos puntos del mundo pero trabajando en conjunto.

Nuevos desafíos, nuevas premisas

La premisa de la bioinformática en los últimos años viene siendo la velocidad, ya que se necesita desarrollar y testear drogas muy rápidamente porque cuanto más se tarda se hace más caro y más tardan los pacientes en ser tratados, aseguró Akerman. En esa línea, el Covid-19 presenta una oportunidad única para poner esa velocidad en práctica.

“Antes del Covid-19 ya existían algoritmos para diseñar mejores vacunas o mejores drogas, cifras que miran las estructuras de los anticuerpos, métodos de reutilización de drogas -esto último se está haciendo ahora para tratar el virus-. Existen métodos de seguimiento de la pandemia, de diagnósticos basados en el ADN para predecir enfermedades, métodos para proyectar cuánto se demorará la vacuna; todo eso tiene que ver con la bioinformática”, añadió el especialista.

Subrayó que el Covid-19 también está influenciando en una forma indirecta, ya que el aislamiento físico no les permite ir al laboratorio, a las farmacéuticas se les es complicado trabajar, y en todo este caso las compañías que quedaron más productivas son las que tienen un gran componente de bioinformática.

“Nuestra productividad no bajó, sino que todo lo contrario. Estamos consiguiendo progresar. A lo mejor, todo lo que se veía como muy futurista, se hizo realidad”, analizó.


Repaso histórico

A medida que la tecnología se fue desarrollando hasta llegar a la era de la informática y procesos de digitalización que abarcan las áreas menos pensadas, era de esperar que en el vínculo computadoras-algoritmos-medicina, la bioinformática fuera a existir. Hace 30 años atrás los datos eran muy pequeños y estaban desperdigados, las computadoras eran muy primitivas y no había posibilidad de resolver problemas importantes con ellas. “pero sí existían grupos de matemáticos, científicos, biólogos, que con una visión futurista entendieron que algo iba a pasar, y esa visión empezó a crecer”, sostuvo Akerman al respecto.

Relató que el asunto se aceleró mucho cuando ocurrieron algunos cambios en el mundo. Una de las mayores novedades fue la secuenciación del genoma humano. En el año 2003 se publicó por primera vez la secuencia de ADN y resultó que una persona tiene una cantidad inmensa de material. “Esa información es muy tentadora analizarla y buscar qué se puede aprender sobre ella, cómo estamos hechos, cómo crecemos, cómo nos desarrollamos y qué hay en el ADN. Ese fue el gran salto”, indicó.

Luego, en 2007 -interesante porque además fue cuando surgieron los primeros teléfonos inteligentes- también se inventaron las máquinas llamadas secuenciadores de próxima generación, que permiten hacer muchos genomas en un tiempo muy corto y con un presupuesto menor. El primer genoma humano costó casi US$100 millones y demoró cinco años, pero hoy en día sale US$1.000 y tarda un par de horas.

Por otro lado, las computadoras mejoraron, aparecieron mejores procesadores, el cloud y las posibilidades de crear supercomputadoras. Entonces, con una cantidad de datos y maquinas fuertes, finalmente los algoritmos que estuvieron dando vueltas durante décadas se volvieron muy útiles, llegando hoy a toda una industria.


Avi Kasztan

Seguros y educados

La ciberseguridad es la forma de defensa en un mundo donde todo está conectado a través de las redes y los ataques a los sistemas son un objetivo constante. La pregunta es: ¿Cómo hacen las organizaciones y los individuos para defenderse o evitar esos ataques?

“En este tiempo, un antivirus es cerca de nada”, dijo a Empresas & Negocios, Avi Kasztan, fundador deSixgill, empresa tecnológica especializada en ciberseguridad. Es que los ataques son cada vez más complejos, y cuando existe la motivación se encuentra la forma para reforzarlos, creando desafíos para empresas de sistemas anti-ataques. “Los atacantes están a la vanguardia de los desafíos creando oportunidades”, indicó el entrevistado.

“A veces las personas no son conscientes, no entienden que pueden ser atacadas y muchos se preguntan ‘¿quién me va a atacar a mí que soy una persona normal?’. Pero se ataca para conseguir otras cosas, como robo de identidades. Todo eso tiene un precio; si se roba una identidad se puede vender en el mercado negro. El axioma es que la motivación siempre existe así como medios de ataque”, informó el especialista.

Para Kasztan, la ciberseguridad es importante para todo el mundo. Considera que en las personas individuales, gran parte de los ataques se dan por un tema de falta de educación en la materia y el no ser conscientes de las cosas que se pueden hacer. “El dicho dice: ‘cuando algo suena demasiado bueno para ser cierto, probablemente lo es’, no es solo un refrán. Es preciso tener un poco de sentido común y no caer en engaños que se presentan en la red”, reflexionó.

Pero no todo depende del sentido común. “Hay un problema que, si incluso los sistemas de educación fueran efectivos, igualmente existiría el desafío, esto es: estar a ritmo con las nuevas amenazas”, explicó el especialista. Añadió que se trata de un asunto que debe tomarse en serio desde las escuelas. “Los peligros son reales, grandes y directos. Siempre hay señales, a veces uno elige no verlas, conscientemente o no, pero las señales existen previamente. Considero que es una formación que falta hoy en día”, alertó.

En Sixgill, la firma de ciberseguridad que lidera el entrevistado, se creó un sistema de inteligencia automatizado. Ellos trabajan para dos grupos: uno integrado por gobiernos y agencias de inteligencia, ejércitos y policía internacional; y otro para el campo privado, donde trabajan con bancos, telecomunicaciones y compañías de seguro. En este último grupo han notado un incremento en los ataques, así como los dirigidos a servicios médicos de hospitales con el asunto de la pandemia. “El daño que se puede causar es impresionante, más de lo que las personas promedio estiman”, informó Kasztan.

El problema de la dark web

El sistema de Sixgill hace el monitoreo automatizado y análisis de una zona llamadadark web. Es una zona oculta dentro de internet en la que toda la información que pasa es anónima o encriptada y representa el 95% de internet. Ocurre que eso crea una plataforma que permite a la gente hablar y experimentar cosas que en la “vida normal” no haría. “Entonces se genera una inteligencia colectiva en un campo donde antes no existía. Eso crea un desafío tecnológico y ataques un tanto inesperados”, explicó el entrevistado.

En su charla del próximo 30 de junio, Kasztan abordará el asunto de la dark web, los desafíos que trajo a las empresas de ciberseguridad y cómo afecta al mundo. También presentará qué es lo que se puede hacer con ella, y hacia dónde dirigirse en ese sentido.


Perfiles

Ackerman es de Cipolletti, Rio Negro, Argentina. Es doctor en Biología Computacional del Instituto Tecnológico Technion de Haifa (Israel) y post doctorado del Laboratorio Cold Spring Harbor (CSHL) de Estados Unidos. Como miembro de CSHL, formó parte del laboratorio del científico uruguayo Adrián Krainer, que desarrolló Spinraza, el fármaco terapéutico para tratar la atrofia muscular espinal. El software desarrollado por Akerman en CSHL constituye el núcleo de la tecnología patentada de Envisagenics.

Kasztan es uruguayo, fundador de la empresa tecnológica especializada en ciberseguridad, Sixgill. Este ejecutivoahondará en los desafíos que presenta la dark web. Kasztan cuenta con más de 20 años de experiencia empresarial y de liderazgo en la industria de tecnología y seguridad de redes. También dirigió proyectos tecnológicos de vanguardia y asesora a varios gobiernos y empresas de Fortune 500, con oficinas en Israel, Estados Unidos y Japón.