Uruguay entre árboles: a 30 años de la Ley Forestal

EDICIÓN ESPECIAL

Foto: ImageOne

En 1987, el país vería nacer una de las leyes con el más fuerte impacto en su economía y producto bruto. Hoy, a 30 años de su implementación, la Ley Forestal ha logrado convertir al sector en el segundo complejo exportador del país, luego del cárnico. Empresas & Negocios habló con los principales actores del sector forestal sobre esta actividad que, coinciden, seguirá en crecimiento.

De los árboles se desprende, en la actualidad, el 17.5% de las exportaciones de bienes de Uruguay. En diálogo con Empresas & Negocios, Enzo Benech, viceministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, compartió datos que reflejan el crecimiento del sector en las últimas tres décadas. De 50.000 hectáreas cultivadas, los suelos uruguayos pasaron a 1.100.000 hectáreas; de exportar 15.000.000 de dólares, el país pasó a exportar 1.600 millones de dólares; y de 1.000 empleos formalizados, se pasó a 20.000.

El viceministro aseguró que la forestación aún tiene posibilidades de crecimiento, ya que en la actualidad está plantado alrededor del 25% de los suelos de prioridad forestal. Una de las claves de ese crecimiento está en la negociación de una nueva planta de celulosa, en donde ya hay un área forestada y se proyecta que haya alguna más.

El pasado miércoles, CPA Ferrere presentó los resultados de un estudio encargado por la Sociedad de Productores Forestales sobre la contribución de la cadena forestal a la economía uruguaya.

Previo a la presentación, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, dialogó con la prensa acerca de la importancia de la industria forestal en la actualidad del país. Mencionó, en principio, la naturaleza del país, que cuenta con pequeñas áreas, de entre un 4% y 5% de la superficie nacional, de busques nativos en las riveras de ríos y arroyos. Sin embargo, desde hace tres décadas, o incluso antes, Uruguay se ha «transformado en un país con bosques de producción, tanto para madera como para celulosa».

En el evento de presentación del informe disertó también Carlos Faroppa, presidente de la Sociedad de Productores Forestales, quien opinó que «la Ley Forestal ha sido el pilar fundamental para el desarrollo del sector». «El mantenimiento de las reglas de juego a lo largo del tiempo fue transformando la política forestal en lo que es hoy: un ejemplo de política de Estado en el tiempo», añadió. Finalmente, reconoció la innovación permanente del sector, mediante la incorporación de tecnología de última generación y el respeto por los aspectos sociales y ambientales.

Según el informe de CPA Ferrere, en el año 2000, el país extraía 3.5 millones de metros cúbicos de madera. En el año 2016, la cifra ascendió a 14.1 millones. Dada esta tendencia, los expertos aseguran que la extracción seguirá creciendo y podría superar los 25 millones de metros cúbicos a mediados de la próxima década.a-grafica-1

Otros datos que resultaron del estudio reflejaron que en 2016 la cadena forestal generó el 3.6% del PIB. El 65% del valor agregado se explica por contratistas, proveedores de insumos y efectos inducidos. De todos los sectores vinculados a la forestación, la cadena de la pulpa local explica dos tercios del valor agregado de la cadena forestal. Ese valor agregado, así como el empleo de la cadena, se generan por exportaciones -70% del valor generado se exporta-, empresas forestales, proveedores y contratistas.

Aguerre opinó que La Ley Forestal y el desarrollo de la forestación en Uruguay son un muy buen ejemplo de ordenamiento territorial. Esta ley, de hace 30 años, definió suelos de prioridad forestal, según un criterio político que no solo considera las condiciones biológicas, sino también la relación entre el cultivo y el suelo. «Eso está en permanente evolución, en primer lugar, porque tenemos una mejor cartografía hoy; y, en segundo lugar, porque tenemos una Ley de Ordenamiento Territorial que tiene como lógica evaluar el ordenamiento del territorio en los distintos tipos de producción».

Según el ministro, el valor de la ley radica, además, en que brinda autonomía a las intendencias departamentales. Algunas de ellas han manifestado dificultades en lo que refiere al ordenamiento territorial, pero, para Aguerre, «eso ha sido excepcional y no la norma general».

«Seguramente, el año próximo, (la forestación) va a ser el primer rubro de exportación, con  más de 20.000 empleos directos en zonas que, históricamente, eran las más deprimidas del territorio nacional», aseguró el ministro. «Y todo esto no ha generado otra cosa que crecimiento y desarrollo, porque desarrollo es crecimiento con distribución», añadió.

Al día de hoy, la cadena forestal genera 25.500 empleos e involucra a 1.750 empresas, según datos del BPS, de las que un 93% son micro y pequeñas empresas. Los proveedores y contratistas representan el 50% del empleo.

En el proceso productivo, el sector ha generado 14.500 empleos directamente vinculados, al año 2016. Si se toman en cuenta los proveedores de insumos, la cifra asciende a 20.000. El total se divide en: 5.000 empleos en silvicultura, 5.000 empleos en cosecha y transporte, 4.000 en el proceso de transformación industrial, y casi 700 en logística y exportación.

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El sector forestal ha sido, además, un enorme impulsor de inversiones de mediano y gran porte. Ha resultado uno de los motores de la economía nacional, por el carácter anticíclico de esas inversiones. Según Faroppa, «esto ha permitido que en procesos de recesión o situaciones económicas complejas del país aparecieran las inversiones de gran porte, que después fueron faros o atractivos a nivel internacional de desarrollo de nuevas inversiones de otras áreas; agrícolas, industriales y de construcción».

En materia tributaria, la cadena forestal genera impuestos por US$ 280 millones. El 80% de los mismos son generados en el proceso productivo forestal, ya sea en forma directa o través de los contratistas.

La actividad permite un mejor aprovechamiento del recurso tierra, si se tiene en cuenta que el impacto por hectárea es superior al de usos de alternativos de la tierra. CPA Ferrere estima que la contribución económica del sector aumentará en los próximos años, considerando que la extracción de 2016 es menor que la cosecha potencial asociada a las 800.000 hectáreas plantadas en la actualidad.

La capacidad instalada en la industria es del orden del 50% de la extracción potencial, por lo tanto, existe una gran oportunidad para generar valor agregado adicional, que implicaría más inversiones en la fase industrial que acompañen la expansión de la masa forestal.

El sector forestal se aproxima hoy a una nueva etapa. El gobierno y la empresa UPM están en plena negociación para instalar una tercera planta de celulosa en el país, medida que, según Aguerre, haría necesaria la plantación de entre 90.000 y 120.000 hectáreas más de las que ya están sembradas.

«En el futuro, a mí me gustaría soñar con un país con algo más de forestación, de forma desagregada, distribuida en el territorio, con una actividad que le signifique, a nivel micro, es decir, al empresario, una alternativa de diversificación», especuló el ministro.