Bergara: “La inversión es el eslabón de la cadena que arrastra todo”

MARIO BERGARA, PRESIDENTE DEL BANCO CENTRAL DEL URUGUAY


Raro en conferencias de economía, Mario Bergara suele comenzar sus disertaciones con algún chiste, ya sea vinculado al club de sus amores, Peñarol, como algún otro más atrevido, incluso subido de todo. Eso también le ha generado algún dolor de cabeza, como cuando recientemente comparó a las calificadoras de riesgo crediticio con las esposas, diciendo que son “un mal necesario”. Pero más allá de la susceptibilidad de alguno, lo cierto es que el presidente del Banco Central del Uruguay (BCU) nunca abandona sus chistes. De todas maneras no se toma a la ligera la posición que ocupa en el gobierno, y al momento de brindar explicaciones sobre la evolución de la economía y de su accionar, suele hacerlo con seriedad y con pocas ironías. Sí intenta ser claro, con conceptos simples y con ejemplos que puede entender cualquier hijo de vecino, como la analogía entre los diferentes planos de la economía y un equilibrista que debe mantener platillos chinos, o los vientos que soplan en la economía.

Por Ricardo Delgado | @ricardo_dl y Adolfo Umpiérrez | @AdolfoUmpierrez

-En una conferencia reciente dijo que «los vientos que soplan ahora, en el pasado nos voltearon». ¿Son realmente los mismos vientos?

-No, no. Si pensás cual fue la dimensión y de dónde venía el shock que volteó la economía uruguaya en el año 2002, creo que en su dimensión ni se compara con lo que ha ocurrido en el mundo en 2008, 2011, u ahora. Si nosotros no hubiésemos estado mejor preparados en 2008 por hablar de la crisis financiera global, en 2011 cuando recrudecen los problemas en los mercados internacionales por el tema europeo, o incluso ahora con todos los cambios a nivel global y regional que tenemos -Argentina y Brasil que hace cinco años que no crecen y Brasil cayendo dos años seguidos más de un 3%-, son circunstancias que en otros momentos hubiesen tenido impactos mucho más devastadores, porque en el pasado los shocks que nos afectaron no tenían las  dimensiones que tenían las que hemos vivido en 2008, 2011, u ahora.

-¿Qué cambió en la economía que en esta oportunidad nos impidió zozobrar?

-Que se ha construido una plataforma que razonó en términos de administrar los riesgos de identificar vulnerabilidades y de fortalecer las normas y la institucionalidad. Eso a partir del aprendizaje que se hizo en las crisis previas, sobre todo la de 2002. Nosotros aprendimos, tomamos muchas lecciones, de la crisis del 2002 cuando no lo habíamos realizado en el 82. Quizás el hecho de que la crisis del 82 se haya hecho en un marco de dictadura militar llevó a considerar que esto era responsabilidad de las autoridades dictatoriales y no se tomaron de repente todas las lecciones necesarias. En 2002 en eso no podíamos echarle la culpa a nadie más.

-¿Qué fue lo que aprendimos?

-El sistema financiero que estuvo en el epicentro de los problemas del 2002 hoy es un mundo diferente. Hoy hay un sistema financiero funcionando con solidez, con solvencia, con liquidez, con una regulación sólida en las mejores prácticas y con una supervisión que asegura las reglas, tanto para bancos públicos como privados. Tenés una conducta en el funcionamiento de los bancos diferente,  tanto por la regulación como por el aprendizaje cultural que los propios bancos hicieron, y ahí pongo un énfasis importante en los bancos públicos. Las empresas y las familias hoy tienen una actitud diferente hacia el sistema financiero, son más cautas, han aprendido las lecciones. (…) Lo mismo en el terreno macroeconómico, la situación fiscal, monetaria, la estabilidad de precios, del manejo del riesgo cambiario.

Hoy hemos tenido movimientos muy importantes de los tipos de cambio en el mundo y en el Uruguay, que no son menores a los que hubo en períodos anteriores cuando se administraba el tipo de cambio y eran un foco de explosión. Era una olla a presión. Un país pequeño y abierto como Uruguay sujeto a shocks externos, no tiene la capacidad de sostener ad infinitum una regla cambiaria o una administración del tipo de cambio. A la larga, esas cosas explotan y ha sido la historia del Uruguay.

En los 60 teníamos tipo de cambio fijo hasta que reventó, en los 70 y principios de los 80 tuvimos la famosa tablita que también terminó reventando, en los 90 teníamos una banda cambiaria, que también terminó reventando. Todos mecanismos de administración del tipo de cambio que se tornaron insostenibles ante shocks externos. Hoy tenemos un marco de flexibilidad cambiaria que nos ha ayudado a acomodar la situación aun cuando hay movimientos bruscos del tipo de cambio.

También está la fortaleza que se ha dado en la administración de la deuda pública. Una cosa es tener una deuda totalmente dolarizada, de corto plazo, con condicionalidad, con tasas variables y otra cosa es tener una deuda menor en términos del ingreso, y además de largo plazo, en donde la combinación de monedas es mucho más equilibrada, donde no tiene esencialmente condicionamientos, mayoría de tasa fija. Ese manejo de la deuda implicó disminuir riesgos.

En el soporte de todo este proceso de crecimiento está por supuesto la inversión. Fruto de oportunidades de negocios, pero también las reformas plurales asociadas al mecanismo de promoción de inversiones. (…) Hubo una reforma institucional muy importante. El sistema de relaciones laborales, las políticas de inclusión social y todo un paquete de reformas en el terreno de las políticas sociales son parte de la reforma de esta plataforma que nos permite navegar con cierta serenidad en un mundo que es bastante más turbulento.

-Siempre habla de mantener en equilibrio los «platos chinos»… ¿Ha sido difícil el manejo de la política económica afrontando objetivos muchas veces contrapuestos?

-Los objetivos no son contrapuestos de manera estructural, porque que se perjudique uno de los objetivos termina perjudicando a los demás. A veces es una discusión de carácter muy instrumental de corto plazo el plantearse que pueda haber objetivos en conflicto. La estrategia de política que se ha seguido en estos años tiene esencialmente tres pilares. El primero es el balance de los objetivos. Hay múltiples objetivos que a veces en el corto plazo tienen cierto grado de conflicto pero que estructuralmente hay que resolverlos todos: estabilidad de precios, estabilidad financiera, competitividad, la sustentabilidad de las cuentas públicas, o sea, eso hay que verlo de manera integral. Uno no puede ser fundamentalista, porque de lo contrario se caen todos.

“En el pasado los shocks que nos afectaron no tenían las dimensiones que tenían los que hemos vivido en 2008, 2011, u ahora”

-¿Cuál ha sido el platillo más rebelde?

-Ha sido cambiante el asunto, y eso es lo que ha llevado a los distintos énfasis en política. A veces en la prensa dicen “el gobierno se olvida de esto y se enfoca en esto” y no es así, hay que ver las cosas de manera balanceada. Hoy, por ejemplo, uno siente que los aspectos del sector externo, de la competitividad en el terreno cambiario y los aspectos de la estabilidad financiera, son factores de tranquilidad y el foco principal hoy lo tienen los platitos de la inflación y la situación fiscal. En el pasado hubo variantes. A veces hubo que atender más las cuestiones cambiarias.

-Pero la inflación hace tiempo que viene trayendo problemas.

-La inflación, por cómo es nuestra inserción externa, por el precio de los commodities que subieron mucho, ahora también por el efecto de la apreciación cambiaria, y por una demanda doméstica muy firme que deriva de que la economía uruguaya creció en los últimos diez años a una tasa promedio de más del 5%; son todos factores que han generado presiones inflacionarias que han llevado la inflación a niveles un poco más altos de lo que todos queremos.

Ahora, si uno ve en perspectiva la historia inflacionaria del Uruguay, tuvimos medio siglo con inflaciones de dos y tres dígitos de manera ininterrumpida. El hecho de que tengamos una inflación un poco más alta de la que queremos no quiere decir que se perciba que la inflación está desanclada o fuera de control, ni mucho menos.

También hay un tema, que las herramientas para el combate a la inflación en el contexto económico actual tienen dificultades para ser efectivas. En la jerga decimos que los mecanismos de trasmisión de las políticas antiinflacionarias, en particular la política monetaria, son mecanismos muy débiles. Todo el mundo percibe que el BCU hace su labor, en cuanto a tener una política monetaria contractiva en este contexto que es la única respuesta posible a una inflación alta, y bueno y que obviamente hay que mantener consistencia con otras políticas para que las presiones inflacionarias disminuyan.

-Volviendo a los tres pilares…

-El segundo pilar es la necesidad de la consistencia de políticas, monetaria, fiscal, de ingresos, financiera, la regulación, todo tiene que tener un sentido integral, verse de manera coherente y consistente para cumplir esos distintos objetivos. Creemos que en general el diseño ha sido adecuado.

Y el tercer pilar tiene que ver con mitigar las vulnerabilidades. Tener un enfoque de administración de riesgos de la política económica. Entender las vulnerabilidades, ver a que está expuesta la economía uruguaya que la podría hacer tambalear, y trabajar -aunque a veces haya que pagar costos en el corto plazo- para mitigar las vulnerabilidades y tener una mejor plataforma para sobrellevar momentos más complicados.

-Hay economistas que reclaman un rango meta “más creíble” para la inflación.

-Creo que ahí hay una incomprensión de la función del rango meta. El tema no es embocarle al rango, no es poner un rango de 0 a 10 o a 12 así siempre voy a estar en el rango. ¿Qué significaría la credibilidad en eso? ¿Qué señal de credibilidad puede ser que para embocarle al rango lo suba? No es ninguna señal. La señal del rango es que debe ser creíble que el BCU y las autoridades del gobierno trabajan para que la inflación converja a ese rango.

Si tenemos un rango más bajo y la inflación más alta, la credibilidad del esquema de la política tiene que, de alguna manera, transmitir la señal de que las autoridades están trabajando para que la inflación converja hacia el rango objetivo; ese es el rol. Hay que definir el rango objetivo con lo que pueden ser proyecciones de inflación.

La clave es que si uno está por debajo o por encima del rango objetivo, tenga una explicación conceptualmente válida para estar por debajo o por encima. Por ejemplo, nosotros estamos por encima hace un tiempo, y hay una explicación macroeconómicamente consistente: tenemos presiones inflacionarias del exterior, antes por precios internacionales, ahora por una depreciación del tipo de cambio fuerte; tenemos una demanda doméstica, que si bien ahora se ha estabilizado, está en niveles muy altos.

Son explicaciones que hacen que la inflación esté un poco alta y se esté haciendo difícil bajarla. Difícil sería explicar una inflación alta en contexto de recesión y crisis. Hay países que tienen la inflación notoriamente fuera de los rangos, y no están en una situación económica fortalecida, y afrontando los mismos shocks.

-En Uruguay la economía se desacelera, pero la inflación se aceleró aún más…

-Sí, pero hay factores circunstanciales, como temas climáticos o temas tributarios ad hoc, como los impuestos al cigarrillo, pero de todas maneras la inflación hoy está absorbiendo una muy alta depreciación cambiaria. Si el dólar en dos años pasa de $19 a $32, por más pequeño que pueda ser el pasaje de la depreciación cambiaria a los precios domésticos estábamos en niveles de 10% de inflación, pero con una depreciación nominal del año anterior del 35%.

“Quizás el hecho de que la crisis del 82 se haya hecho en un marco de dictadura militar llevó a considerar que esto era responsabilidad de las autoridades dictatoriales y no se tomaron de repente todas las lecciones necesarias. En 2002 en eso no podíamos echarle la culpa a nadie más”

-¿La política monetaria ha sido ineficaz, de poco impacto?

-La política monetaria tiene mecanismos de transmisión muy débiles. Más allá que uno defina como instrumento las tasas de interés o la cantidad de dinero, lo que se traduce en el mercado es cierta estructura de las tasas de interés, que se supone que tiene que evidenciar decisiones de consumo, de ahorro o de inversión. (…) Pero como mecanismo de transmisión es débil porque el crédito no es un factor relevante de las decisiones de consumo, en el Uruguay de hoy el crédito financia el 10% del consumo.

El aumento del consumo y de la demanda doméstica en el país tiene una explicación mucho más en la acumulación del aumento del ingreso en los hogares, derivado del crecimiento económico que del combustible que le pueda dar el crédito. (…) De todas maneras, la política monetaria tiene que ser contractiva, reconociendo la debilidad como mecanismo de transmisión, como elemento de señal de que las autoridades están trabajando en políticas contractivas.

Nosotros pensamos que un conjunto de políticas y un montón de procesos que generan lo que en la economía llamamos estabilizadores automáticos, van a ir llevando a la inflación hacia niveles más bajos y además los analistas en general todos coinciden en ver una inflación que gradualmente va a seguir bajando. Si no tuviéramos un ancla en el rango que tironee para abajo las expectativas, eso no pasaría.

Lo inflacionario ha sido un desafío, un platito difícil de domar, pero tratamos de entender esta situación en estos términos. El otro objetivo que el gobierno está apuntando ahora es el tema fiscal y el gobierno ha dado señales de procurar ir hacia un déficit fiscal menor en un proceso de discusión presupuestal, y en eso se está.

-El dólar tuvo una volatilidad importante, sobre todo el año pasado, ¿es esperable que continúe así?

-Desde la crisis financiera global del 2008 para acá, todos los indicadores de volatilidad de los mercados financieros se han multiplicado. Estamos en un mundo con grados de incertidumbre y volatilidad inusitados, y eso va a continuar, entre otros casos porque tenés economías importantes en el mundo que tienen desequilibrios, que no conforman procesos sólidos de crecimiento, que generan duda en materia de solvencia y manejo de deuda, con mercados financieros muy globalizados pero muy volátiles, con comportamiento de manada, con flujos de capitales que van y vienen con mucho más fluidez y facilidad que en el pasado.

Con magnitudes del sistema financiero nunca antes vista, hoy hay cuatro veces más de dólares circulando en el mercado, hay también un crecimiento importante de la cantidad de euros, de yenes, las políticas monetarias expansivas de Estados Unidos, de Europa de Japón han sido enormes lo que lleva a que los movimientos de la liquidez mundial se transformen en cosas de mucha mayor magnitud, y a su vez como hay mucha más globalización en la información y en los procesos hay mucho comportamiento de manada, todo el mundo va para el mismo lado, todo el mundo toma las mismas decisiones y eso lo que genera es una volatilidad enorme.

La emergencia de China, y la incorporación al mercado mundial, y al mercado financiero, también es otro factor que genera inestabilidad, porque también los chinos están aprendiendo a hacerlo, y ya tienen un volumen y una importancia que afecta. Se cae la bolsa de Shanghái y afecta toda la aversión al riesgo de los países emergentes.

Incluso, hay áreas enteras de la economía sin resolver, Europa no se recompone, Estados Unidos no termina de resolver y empezar a crecer de vuelta, el dólar se aceleró, tanto por las decisiones de la Reserva Federal como por un tema de expectativas, lo cual llevó a que la Fed enfriara su estrategia para no seguir sobrecalentando el dólar porque esto le estaba generando un problema de competitividad a Estados Unidos. A lo de Europa hay que agregarle a Grecia, el Brexit, Japón que no termina de salir.

-No se termina de salir de una que ya estamos en otra. ¿Qué tiene que pasar en el medio para que esto no continúe?

-No lo sé, pero que el mundo financiero, productivo y comercial, es mucho más volátil que hasta hace unos años es un dato de la realidad, y en esa volatilidad e incertidumbre hay que tener la posibilidad de manejarse; y creo que Uruguay ha hecho muchas reformas con una lógica de política económica que nos permite navegar mejor en este mar turbulento.

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-Hace unos meses que la tendencia del dólar era al alza. ¿Ahora sigue siendo a largo plazo la tendencia al alza?

-Sí, porque la economía americana va a tener que seguir fortaleciéndose, las tasas de interés en Estados Unidos quizá no vuelvan a los niveles anteriores a la crisis, pero van a seguir subiendo, estructuralmente uno debería pensar que el dólar va a seguir fortaleciéndose. No va a ser una cosa lineal y rápida, está siendo gradual y con mucha volatilidad. Si me decís que voy a comprar dólares y que los voy a necesitar dentro de un mes, te digo que no sé. Pero si vas a comprar dólares y los vas a usar dentro de cinco años, y… el dólar va a fortalecerse.

-¿Se le dio un golpe “casi mortal” al secreto bancario?

-Es la minimización del secreto bancario. Creo que todo el proceso que se ha dado hasta ahora y lo que está planteado hacer ahora va a llevar a la minimización del secreto bancario. Que era una vaca sagrada que ya no da leche, era un pilar fundamental en el enfoque del “Uruguay Plaza Financiera” de los 80. Esa estrategia siempre fue discutible, lo que buscaba ese enfoque era ofrecer un paraguas de opacidad pensando en la región, y sobre todo en Argentina como parte de la estrategia de desarrollo en Uruguay, y hace años que esa no es la visión de desarrollo.

Nosotros sabemos que el paradigma del desarrollo está en insertarse en el mundo, ya no en la región, y no en base a opacidad, sino a base de transparencia, pero además una transparencia que es demandada a nivel global, desde la crisis financiera global. Hoy hay una demanda de transparencia a nivel global en la información tributaria y bancaria porque los países desarrollados para afrontar las crisis financieras tuvieron que volcar sumas enormes de dinero en los mercados para tapar los agujeros, y esas sumas enormes de dinero, a la larga, la tienen que pagar los contribuyentes.

Ahí se inicia este foro de coordinación en la OCDE del proceso hacia la transparencia que año a año ha ido elevando los requerimientos y ahora está en el marco multilateral de intercambio automático de información tributaria en el cual Uruguay ya se comprometió a acceder a partir de 2018. En ese proceso se sigue en el camino de aliviar el rol del secreto bancario, al punto tal que hoy está planteado que los organismos de fiscalización tributaria tengan acceso a información bancaria de residentes y no residentes.

Una vez que uno hace eso, lo que va quedando del secreto bancario es marginal. Lo cual no es un problema mayor, porque hace unos años uno podía discutir si tocar el secreto bancario podía ser beneficioso o no en la medida que los capitales se pudieran ir. Pero hoy, esto es un marco de coordinación global y van a estar casi todos los países del mundo, y los que no estén integrados van a ser visualizados como parias en el mundo, y esos capitales que quieran mantener lógicas de secreto bancario no van a tener a dónde ir, no van a tener dónde esconderse.

“Lo de Sarkozy fue una ordinariez en su momento, y el gobierno reaccionó en el tono adecuado manifestando la ignorancia que había atrás de esa referencia”

-¿Cómo se vivió en el gobierno cuando el entonces presidente francés, Nicolás Sarkozy, dijo aquello de que Uruguay era un paraíso fiscal?

-Yo me acuerdo de dos procesos, uno de cuando nos pusieron en una lista negra de paraísos fiscales, y allí había un problema de información que se resolvió en 24 horas. Pero de todas maneras nos pasaron a una lista gris, y después vino todo el proceso de cuando Uruguay hizo muy bien los deberes en esa materia y está fuera de toda lista de seguimiento.

Lo de Sarkozy fue una ordinariez en su momento, y el gobierno reaccionó en el tono adecuado manifestando la ignorancia que había atrás de esa referencia, y creo que el propio seguimiento y evaluación del foro global de transparencia de la OCDE es una respuesta clara a una afirmación que no estaba basada en la realidad.

-¿Dónde va a estar Uruguay en los próximos 35 años?

-No sé si 35 años, el horizonte es difícil de medir. Nosotros vemos con optimismo el hecho de que sentimos que hemos construido una plataforma que nos permite navegar mejor en el mundo actual, donde se ha fortalecido la inversión, donde esos sellos de credibilidad y reputación que nacen en la fortaleza institucional en la fortaleza del sistema político, en el complimiento del contrato, de la fortaleza jurídica, que nace también en lo social y que obviamente se refuerza con la estabilidad macroeconómica y financiera y que ampliamente en el terreno microeconómico  ha generado una plataforma para multiplicar los procesos de inversión, que ojalá podamos superar las tasas de inversión que tenemos hoy que son el doble de lo que había años atrás.

La inversión es el eslabón de la cadena que arrastra todo lo que hay atrás, es lo que permite producir más, generar más ingresos, tener más salarios, pasividades, rentas, ingresos de todo tipo es lo que permite incrementar los niveles de bienestar, reducir la pobreza, y con buenas políticas asociadas, también disminuir las inequidades.

Creo que ha habido aprendizajes en el Uruguay, se han hecho cosas y quedan cosas por hacer que son cruciales para que este proceso se consolide. Ni que hablar que el tema del proceso educativo es una cuestión pendiente en general más allá que se haya avanzado en aspectos como el Plan Ceibal o las tecnicaturas.

Creo que todos somos conscientes de que necesitamos un sistema educativo apropiado para las demandas culturales y laborales de la actualidad, pero creo que hay una plataforma que ya da resultados y que nos permite ser optimistas en el futuro en materia económica. Obviamente, aspiraría a disminuir la brecha que tiene Uruguay con países más desarrollados y también en la lógica de impulsar una inserción más plena de Uruguay en el terreno comercial, financiero, político y cultural en materia internacional.

-¿Se puede pensar en un Uruguay ingresando a la OCDE?

-Sí, de hecho Uruguay ya ha incrementado su participación en la OCDE. Ya somos miembros participantes del comité de asuntos fiscales, del centro de desarrollo de OCDE y un camino hacia la integración a la OCDE, que sería otro sello de credibilidad es algo que no debería demorar demasiado.

“La inversión es el eslabón de la cadena que arrastra todo lo que hay atrás. Es lo que permite producir más, generar más ingresos, tener más salarios, pasividades, rentas, ingresos de todo tipo; es lo que permite incrementar los niveles de bienestar, reducir la pobreza, y con buenas políticas asociadas, también disminuir las inequidades”

-Si bien dentro del gobierno tiene un rol mucho más técnico que otras personas, ¿consideraría ser tenido en cuenta para un cargo electivo?

-Yo me considero un privilegiado en estos últimos 15 años. Comencé en el gobierno de Batlle siendo director de la URSEC, del 2005 a la fecha siempre estuve en lugares de relevancia del equipo económico, considero que he tenido responsabilidades y soy un privilegiado. He sido viceministro, presidente del BCU, ministro de Economía.

Mi intención en los próximos años es estar donde haya que estar, pero seguir contribuyendo en lo posible a este proceso que describía recién. Obviamente uno tiene, por su formación, por sus vínculos, por su rol, los resultados que ha tenido, oportunidades de salida al exterior, pero son cosas que, tanto por estas razones como por otras de índole familiar, están fuera de mi consideración.

Hay planteamientos que recibo por opciones profesionalmente muy interesantes y sin duda mucho mejor remuneradas, pero no están en mis opciones en este momento. Quiero seguir en Uruguay y entiendo que, así como he tenido privilegios de influencia en el terreno de la política económica, en el futuro puedo pensar que lo puedo seguir teniendo tanto en el terreno de la política económica como en la política en general.

-¿Candidato a presidente?

-Son cosas que la vida dirá. Hay procesos políticos que tienen que analizarse. Porque uno no puede tener la aspiración de estar en tal o cual lugar independientemente de las circunstancias, uno pretende  estar en un lugar, pero siempre sobre la base de que sea un mecanismo de contribución. Por eso, insisto, en que mi perspectiva es estar en Uruguay, seguir tratando de contribuir en el proceso de política económica y en el proceso político y la vida dirá en base a procesos políticos que se den en el país o en el marco del Frente Amplio, que rol podré tener en el futuro. Pero no es algo que me quite el sueño, pero sí tengo una opción de continuar desde ese punto de vista.

-¿Qué titular sueña con leer algún día en la prensa?

-Que hemos erradicado la pobreza.