Lustemberg: “Debemos tener autocrítica ante conductas que nos alejan de la transparencia”

Cristina Lustemberg, diputada de PAR – Frente Amplio


Con el objetivo de fortalecer la cercanía del Frente Amplio (FA) con sus votantes, Cristina Lustemberg, exintegrante de la 711, creó un sector llamado Participar, Articular, Redoblar (PAR). La diputada, que en octubre renunció a la Subsecretaría del Ministerio de Salud Pública (MSP), dijo en entrevista con CRÓNICAS que “hoy tenemos una sociedad fragmentada y eso es indiscutible”, en línea con el planteo que hizo recientemente la Iglesia Católica. Por otro lado, opinó que los liceos públicos de gestión privada “son un apoyo a una construcción de ciudadanía”.

Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo

-Después de más de un año de haber abandonado la 711, creó un nuevo sector. ¿La idea es participar con una lista en 2019 o, llegado el momento, presentar un candidato?

-Nosotros decidimos en abril conformar un sector para agrupar frenteamplistas y ciudadanos que quieran proponer qué cosas tenemos que concretar en estos dos años que quedan de gobierno. Convocamos por las redes sociales y se anotaron más de 300 personas. Después hicimos una primera reunión y nos encontramos con frenteamplistas independientes, desencantados o que venían de otros sectores.

-¿Es un objetivo apuntar a los desencantados?

-No es el único, pero sí. La idea es buscar a los frenteamplistas que quieran discutir, conversar, defender los logros que hemos hecho hasta ahora, pero también hacer autocrítica y no conformarse con lo logrado. Lo que nos une son propuestas programáticas; no estamos pensando en lo electoral todavía, aunque sí pretendemos debatir por qué queremos alcanzar un cuarto gobierno.

Nos hemos incorporado en las áreas donde más experticia tenemos, que es en primera infancia, adolescencia, género, cultura, salud. Son temáticas en las que tenemos mayor experiencia desde la gestión y la construcción de políticas públicas.

A su vez, queremos aportar una mirada transformadora, que vuelvan las raíces históricas del FA de escuchar a la gente, que ha sido su gran fortaleza, y estamos tratando de conservar valores de unidad.

-¿Por qué percibe la necesidad de fortalecer la cercanía con la gente? ¿Se ha perdido?

-Cuando una fuerza política accede al gobierno, corre el riesgo de alejarse porque no es lo mismo ser oposición que estar en el gobierno. Si bien creo que el FA siempre ha escuchado [a la gente], es un principio esencial que no debe perder. En momentos donde el descreimiento del sistema político se acrecienta, tenemos que redoblar la apuesta de tener un contacto mucho más cercano con los ciudadanos, y tener autocrítica cuando tenemos conductas que nos alejan de la transparencia.

-¿Cree que el resto del FA es consciente de esa necesidad?

-El FA está haciendo una revalorización y escuchando a esos ciudadanos que nos han hecho notar que tal vez al estar en el gobierno, inmersos en un aparato burocrático, nos podemos alejar de sus necesidades.

La situación actual es muy diferente a los problemas que enfrentamos en el 2005, después de una crisis tan grave, y la fractura social que estamos viviendo, consecuentemente del deterioro económico y social que sufrimos en una etapa, hoy requiere un abordaje distinto. Por eso creemos que en el diseño de las políticas públicas tiene que haber una mirada de desarrollo y ciclo de vida.

-¿Dónde se debe poner el foco para mejorar en ese aspecto?

-Uruguay debe llevar adelante una política que aborde la exclusión y la infantilización de la pobreza concentrada –el 49% de la población se reproduce en los quintiles de mayores vulnerabilidades-. También tenemos desafíos vinculados al envejecimiento, la baja natalidad, la fecundidad adolescente. Y debemos priorizar la primera infancia, porque el lugar donde nace un niño no puede determinar sus posibilidades de alcanzar su máximo potencial.

El desafío más grande que tenemos es realizar una reforma educativa que mejore los estándares de calidad. Casi un tercio de los jóvenes son egresados de la educación media superior y eso nos debilita como país. Se están haciendo esfuerzos desde el sistema educativo, pero todavía falta mucho.

-Los liceos públicos de gestión privada están pensados para ese tipo de realidad que describe. ¿Cómo ve ese modelo?

-Uruguay tiene que sumar todas las fortalezas. Yo creo en un Estado fuerte, que sea garante de los derechos, pero también en la construcción ciudadana. La fuerza política tiene que discutir cómo vincular el Estado con la sociedad civil y el nivel empresarial. Ese modelo lo veo como un apoyo a una construcción de ciudadanía, como una apuesta muy fuerte, pero también creo en una educación pública de calidad.

Por otro lado, creo en una alianza fuerte entre el Estado y el ámbito privado, y no veo con malos ojos, por ejemplo, el desarrollo de centros educativos para niños que ha hecho el sindicato de la bebida.

-Mencionó que estamos viviendo una fractura social. Hace poco la Iglesia advirtió sobre el crecimiento de este fenómeno a través de un documento, planteo que fue rechazado públicamente por el prosecretario de Presidencia, Juan Andrés Roballo. ¿Qué piensa al respecto?

“Tenía una cercanía con Sendic de muchos años y creía en un colectivo de personas con una proyección del Uruguay hacia el 2030, pero algunas circunstancias hicieron que me fuera”.

-El documento hace aportes para visualizar la realidad. Hoy tenemos una sociedad fragmentada y eso es indiscutible. Uruguay tiene tres inequidades, que son los desafíos más grandes que tenemos por delante. Una de ellas es intergeneracional, porque la pobreza está concentrada en los hogares donde hay niños y jóvenes. Otra es de género, es decir, las mujeres accedemos a pocos lugares de poder; solo un 20% lidera los consejos directivos de las empresas, y muchas de las políticas estamos en estos lugares –incluida yo- porque hay una Ley de Cuotas. Y la otra es territorial: en la franja costera de Montevideo tenemos indicadores de mortalidad infantil y bienestar casi como en los países más desarrollados, lo que es totalmente distinto a las zonas de mayor vulnerabilidad.

Este es un Estado laico, yo soy atea, pero tengo mucho respeto por miradas de cualquier construcción de la ciudadanía, entonces creo que el documento tiene mucho para aportar, sobre todo cuando se refiere a que esto es una responsabilidad de todos.

-También habló sobre este tema el presidente del FA, Javier Miranda, quien dijo a radio Sarandí que hay una fragmentación que es inaceptable después de 13 años de gobierno. ¿Comparte?

-Yo escuché con detenimiento la entrevista al Dr. Miranda, y creo que hace mención a que no puede ser aceptable que con una fuerza política de izquierda en el gobierno tengamos esta fragmentación social. Pero es el único partido que ha abordado en los últimos años estos problemas de forma estructural. Sí es cierto que no podemos conformarnos con lo hecho.


Decepcionada de la 711

-¿Qué la llevó a renunciar a la Subsecretaría del MSP, en octubre del año pasado?

-Entendí que una etapa que asumí con mucha responsabilidad –por lo cual estoy muy agradecida con el presidente de la República-, había cumplido un ciclo. Yo he trabajado mucho en temas de salud infantil, embarazo adolescente, en construir objetivos sanitarios nacionales, que es un área donde también hay brechas, pero decidí apostar por la actividad política y asumir esta banca de forma independiente.

-¿No incidieron los problemas e irregularidades que había en ASSE (Administración de los Servicios de Salud del Estado)?

-Fue un cúmulo de cosas. Quizás yo tengo propuestas más críticas para mejorar en algunos ámbitos, y por eso decidí que tenía que estar en el lugar donde sintiera que más tenía para aportar, sobre todo teniendo una responsabilidad pública y con los ciudadanos.

-Como decía, asumió la banca como frenteamplista independiente porque en ese momento ya no pertenecía a la 711. ¿Qué le dejó su pasaje por el sector de Raúl Sendic?

-Yo en la 711 aprendí a militar dentro de un sector del FA. Tuve afinidad en sus inicios y después fui alejándome de algunas áreas vinculadas al funcionamiento del grupo que hicieron que tomara esa decisión. Tenía una cercanía con Sendic de hacía muchos años y también creía en un colectivo de personas con una proyección del Uruguay hacia el 2030, pero luego hubo una serie de circunstancias que hicieron que me fuera.

-¿La decepcionó el sector?

-Sí, claro, de lo contrario hubiera seguido allí. Hubo algunas cosas del funcionamiento que hicieron que me alejara, más algunas situaciones, pero prefiero no profundizar en esto.