Martínez-Villar: una decisión que dejó enojos, un riesgo para octubre y nuevamente alguien inexperiente

Especialistas > ANALIZAN LA CONFORMACIÓN DE LA FÓRMULA FRENTEAMPLISTA

Después de cinco días de reuniones con dirigentes y de un manejo público de nombres de posibles candidatas a la Vicepresidencia por el Frente Amplio (FA), finalmente, y para sorpresa de muchos, el presidenciable Daniel Martínez tomó la decisión de cerrar la fórmula con Graciela Villar, una “desconocida”, como la definieron los analistas consultados por CRÓNICAS. ¿Afectará esto la elección de octubre? ¿Traerá problemas internos por no haber tenido en cuenta los pesos de cada sector?

Ni el MPP ni el Partido Comunista ni Asamblea Uruguay ocultaron su enojo. Tanto por el notorio proceso que llevó adelante Martínez como por su final designación, los distintos grupos frenteamplistas manifestaron sus reparos. Inclusive, la propia Carolina Cosse sostuvo a la prensa el pasado martes que se sintió “dolida” por haber quedado fuera de la fórmula. Aunque la exministra de Industria obtuvo 65.000 votos en la elección interna, el candidato electo la descartó y prefirió considerar otras opciones.

El mismo viernes de la presentación de Villar como postulante a vicepresidenta, el ministro de Economía, Danilo Astori, se mostró molesto con el procedimiento realizado por Martínez y opinó que hubiera preferido un mecanismo “más prolijo”. En Asamblea Uruguay no quedaron conformes con la decisión, ya que Villar había abandonado el sector tiempo atrás para acompañar la precandidatura de Mario Bergara.

Factor de riesgo

En palabras del politólogo Adolfo Garcé, lo sucedido con respecto a este tema “no fue lo ideal para el FA”. De hecho, dijo que hasta el momento los que mejor han cerrado la fórmula han sido los blancos, dado que la nominación de Beatriz Argimón fue realizada por Luis Lacalle Pou en la misma noche de la votación interna. De todas maneras, para el investigador, la fórmula frenteamplista no sería un componente decisivo en la elección nacional, aunque asegura que sí es un elemento más “en contra” del partido de gobierno.

“Como fórmula presidencial hay muchos reparos, es experimental y de resultado incierto, tanto en el plano electoral como en el plano de gobierno”, aseveró Garcé, y explicó que es también uno de los “factores de riesgo” que tiene el FA hacia los comicios de octubre.

Dijo, a la vez, que este suceso ya generó problemas a la interna de la fuerza política, pero las consecuencias todavía no se conocen y no se pueden anticipar.

Una dirigencia enojada

En línea con las apreciaciones de Astori, compartidas al mismo tiempo por muchos dirigentes, el politólogo Óscar Bottinelli expresó que el procedimiento del FA fue muy “desprolijo”, y agregó que dejó muchos enojos.

Como la candidata es “poco conocida”, todavía no se puede vaticinar su llegada a la gente. Igualmente, el director de Factum se animó a adelantar que la candidatura de Villar, al ser una mujer de militancia “muy frenteamplista de base”, sirvió para animar a los frenteamplistas desanimados, es decir, aquellos que no tienen dudas de que van a seguir votando al FA, pero que no tienen ningún entusiasmo. “A ese núcleo, que eran votos seguros, por lo menos les dio ánimo para salir a luchar; eso fue lo positivo”, aseguró. Sin embargo, señaló que es una incógnita que Villar pueda llegar a atraer a los desilusionados, que son los que se están por ir del FA y que deciden la elección. Si el FA lograra convencer a todos los desencantados, volvería a ganar, afirmó en ese sentido.

Acerca del malestar que todo lo ocurrido dejó en la dirigencia, Bottinelli fue enfático al decir que esta “se tiene que tragar los enojos, porque están todos en el mismo barco”. De todos modos asumió que el camino que eligió Martínez “no fue el mejor”, puesto que “algún día las cuentas se cobran, ya sea si llega a perder, o si es electo presidente y después tiene que buscar apoyos para gobernar”.

En ese aspecto, hizo hincapié en que el exintendente de Montevideo desoyó a Tabaré Vázquez y a Lucía Topolansky, que solicitaron la incorporación de Cosse como candidata a vicepresidenta, además de que “no representó en la fórmula a por lo menos la mitad del FA, que se expresó en un gran espacio que tiene un parentesco entre sí”, en referencia a quienes estuvieron detrás de Cosse y de Andrade. A su vez, Martínez “dejó malherido a Astori”, sentenció. En definitiva, “fue una forma de elección que generó a nivel de la dirigencia más heridos que aplausos”, aunque el experto no cree que esto vaya a afectar desde el punto de vista electoral.

Señal negativa

En el mismo sentido, el sociólogo y consultor político, Federico Irazabal, puntualizó que probablemente la designación de Villar no sea espanta votos, ya que en realidad es una persona que no tiene una imagen ni positiva ni negativa, porque es “prácticamente una desconocida”. Justamente, subrayó que lo que sí va a hacer falta va a ser mayor trabajo para instalarla y darla a conocer. “Después se verá si tiene capacidad para el ejercicio de la función de la Vicepresidencia, que no es menor. Eso sí puede ser una señal negativa en el sentido de que el FA otra vez experimenta con alguien inexperiente al frente de ese cargo”, añadió.

Asimismo, remarcó que Villar no hubiese sido la primera opción de la mayoría de los frenteamplistas para la composición de la fórmula. “Eso queda muy claro, ahora, de ahí a que haya gente que votó a Cosse y que diga que no va a votar a Martínez porque no la puso como candidata, hay una campaña por delante como para matizar esos descontentos y atemperar los ánimos”, concluyó.


Poca experiencia, un desafío a tener en cuenta

Graciela Villar fue edila de Montevideo durante 10 años y asumió la Presidencia de la Junta Departamental de ese departamento en el período 2017-2018. Ese órgano legislativo asegura una mayoría automática para el partido ganador de la elección municipal, en este caso, el FA. Es por esto que, para los analistas consultados, esa experiencia no sería comparable con el cargo de vicepresidente, sobre todo si se considera que en el quinquenio que viene, la necesidad de articular con los diversos partidos posiblemente será mayor.

Según Adolfo Garcé, la compañera de fórmula de Martínez es una persona que si bien tiene experiencia política, “no tiene actuaciones a nivel legislativo nacional”. Agregó que “algún trato con la oposición ha tenido, pero en otro nivel, en otro contexto institucional y político”.

Por su parte, Óscar Bottinelli cree que “no es trasladable” su paso por la Junta al cargo de vicepresidente, quien debe asumir también la Presidencia de la Asamblea General. “Las cualidades que se requieren, que las tiene Topolansky, son marcar la agenda parlamentaria, conducir la bancada mayoritaria y articular con la oposición. Eso se adquiere después de varias legislaturas en el Senado, ni siquiera en la Cámara de Diputados. Desde ese punto de vista es una candidata ajena a la vida parlamentaria”, esgrimió.

En la misma línea, Federico Irazabal argumentó que representará un desafío para Villar ocupar la Vicepresidencia, sobre todo al ser alguien cuya única experiencia en términos electivos y legislativos fue en la Junta Departamental de Montevideo. Entonces, al haber contado siempre con mayoría automática, “está acostumbrada a negociar en un contexto donde su propio partido es mayoría, por lo tanto es distinto el manejo ahí que en un escenario como el que parecen presentar las próximas elecciones parlamentarias, que va a ser de alta fragmentación”, puntualizó.