Precandidatos en busca de un acuerdo de reforma educativa debaten sobre EDUY21

Mucho se ha hablado en esta campaña electoral acerca de la posibilidad de realizar acuerdos entre los diversos partidos de cara a octubre. El próximo domingo se definirán los candidatos a presidente, y será tiempo de buscar esos consensos. Uno de los temas que más preocupa a todos los postulantes consultados por CRÓNICAS es la educación, y quien plantea una propuesta clara de reforma en ese sentido es EDUY21. Pero, ¿estarían dispuestos a poner en práctica sus planteos?

Por Oscar Cestau | @OCestau y Magdalena Raffo | @MaleRaffo

Este espacio de la sociedad civil que aboga por el cambio educativo y sin color partidario llamado EDUY21, se plantea seis pilares para lograr un acuerdo interpartidario, según dijo a CRÓNICAS Renato Opertti, su fundador y representante.

El primero consiste en elaborar un anteproyecto de Ley de Educación, para dotar de responsabilidad e iniciativa política al Ministerio de Educación y Cultura (MEC), así como de capacidad rectora al Codicen con dos brazos ejecutores –educación básica y media superior-.

Segundo, crear un marco curricular nacional de tres a 18 años, sustentado en renovadas formas de educar y de aprender, con un enfoque que integre conocimientos y competencias, personalice la educación, flexibilice contenidos y unifique la evaluación entre primaria y media.

Tercero, un nuevo estatuto docente que favorezca la excelencia y la dignificación de la carrera docente, mejorando las condiciones de trabajo de los educadores y creando una estructura profesional radicada en el centro educativo.

Como cuarto punto, se plantea la creación de un estatuto de centros educativos, a fin de dotar a los mismos de márgenes de autonomía con contrapartidas, y un conjunto de apoyos desde los niveles centrales para que puedan desarrollar su proyecto de centro alineado al marco curricular.

Además, proyectan un sistema universitario de formación docente, con el objetivo de promover diversidad de prestatarios y múltiples ofertas de grados y posgrados, regulados por agencias independientes, así como jerarquizar el desarrollo profesional, con énfasis en la formación de servicio y la gestión directiva de los centros educativos.

Finalmente, proponen revisar la organización y el funcionamiento del sistema educativo, y disponer de un marco presupuestal acorde al cambio propuesto y sustentado en el diseño, seguimiento y evaluación de objetivos, metas e impactos.

Búsqueda de acuerdos

Con el propósito de lograr consensos en ese aspecto entre los distintos partidos políticos, Pablo Mieres, líder del Partido Independiente (PI), mantuvo en las últimas semanas encuentros con Daniel Martínez y Mario Bergara del Frente Amplio (FA), Luis Lacalle Pou y Jorge Larrañaga del Partido Nacional, y Julio María Sanguinetti y Ernesto Talvi del Partido Colorado.

Por lo pronto, espera retomar las conversaciones con los candidatos electos después de los comicios del próximo domingo, para proponerles trabajar en una propuesta con la colaboración de los técnicos asesores de cada uno, confirmó el senador a este medio.

Si bien el PI adhiere a EDUY21 y espera que ella sea la base de un gran acuerdo de transformación, Mieres entiende que no todos los partidos coinciden totalmente con sus planteos. Sin embargo, destacó que hay consenso en cuanto a la necesidad de una reforma educativa y de que se haga a través de un entendimiento entre las diversas colectividades políticas.

Dado que no todos avalan la iniciativa en su totalidad, el deseo del legislador es ingresar en la profundidad de los temas con cada candidato, y poder instalar un ámbito de trabajo con técnicos para elaborar un documento.

“La ventaja que tiene EDUY21 es que dice algo bien concreto sobre las cosas que hay que hacer, quizás no del todo aterrizado, pero tiene definiciones de fondo sobre los temas principales de la educación”, explicó, y agregó que si no es posible llevar adelante lo que la organización propone, entonces “la cuestión es qué contenidos concretos formarían parte de un acuerdo significativo y sustantivo”. El principal objetivo es tener la garantía de que en marzo del 2020 se comenzará a implementar una reforma.

“La ventaja que tiene EDUY21 es que dice algo bien concreto sobre las cosas que hay que hacer, quizás no del todo aterrizado, pero tiene definiciones de fondo sobre los temas principales de la educación”.
Pablo Mieres

Mieres se mostró confiado en que tiene que ocurrir algún cambio educativo en el próximo tiempo, y aseguró que el PI va a remar con mucha fuerza por ese fin, ya que la situación en esta materia es “trágica” y “no da para más”. Finalmente, sostuvo que a futuro se buscará incorporar al debate a los docentes, que son imprescindibles en el proceso de transformación, a diferencia de los dirigentes sindicales, que “han puesto el palo en la rueda a cualquier cambio”.

Más coincidencias

Otro de los precandidatos más proclives a avanzar en un acuerdo basado en la propuesta de EDUY21 es Lacalle Pou, quien recordó que esas coincidencias se encuentran incluso en su programa de gobierno, y que la organización está integrada por miembros de su sector, entre ellos, su asesor Pablo da Silveira. “Se ha generado una fuerza importante desde la sociedad civil, eso habla muy bien de muchos actores técnicos y con ideologías diferentes que se juntaron a decir ‘esto no va más’”, reflexionó el nacionalista.

Dentro del mismo partido, Enrique Antía asegura que la iniciativa de EDUY21 es la base de su plan educativo. “Es, justamente, un área donde ya se dio en forma natural una concertación con especialistas de todos los partidos, y es donde Uruguay tiene que hacer un esfuerzo inmenso en ponerse de acuerdo para cambiar la educación para los próximos 20 años”, señaló. El intendente de Maldonado ve con buenos ojos la idea de avanzar en la mejora de la gestión, la autonomía de los directores, la mayor inversión en la primera infancia, la profesionalización de los profesores, entre otras medidas. “Hay que generar una verdadera política de Estado porque de lo contrario el avance tecnológico nos va a dejar fuera de concurso. Si no formamos a nuestra gente, más de la mitad de los uruguayos van a volver a la pala y a la escoba”, advirtió.

En la misma línea, el colorado José Amorín, explicó que EDUY21 “tiene como mérito enorme que se juntaron técnicos de todos los partidos políticos”, y añadió que “ese puede ser un camino a seguir en un acuerdo imprescindible en materia de educación”.

Acuerdo con matices

Sanguinetti encuentra consenso con la mayoría de los aspectos de la propuesta, pero cree que habría que rediscutir algunos. Por ejemplo, en cuanto a la acción más preceptiva del MEC, tiene dudas, y enfatiza que lo fundamental es tener un Codicen que sintonice con los planes del gobierno. “Naturalmente, el MEC es el nexo, pero no debe ser el conductor”, explica. “Además, en la discusión que inevitablemente vamos a tener, este es un factor de irritación y que no es decisivo, porque usted puede tener el mejor ministro de Educación con la idea más clara, pero si después en la ejecución no tiene un Codicen claro y firme, difícilmente va a llevar adelante las cosas”, agrega. Con EDUY21 coincide en que hay que tratar de regenerar una comunidad educativa, la cual pasa por la estabilidad en los directores y profesores.

“Usted puede tener el mejor ministro de Educación con la idea más clara, pero si después en la ejecución no tiene un Codicen claro y firme, difícilmente va a llevar adelante las cosas”.
Julio María Sanguinetti

El blanco Juan Sartori, por su parte, comparte algunas ideas de la organización, pero pone el énfasis en la importancia de que la educación prepare a los estudiantes para los empleos del mañana. “Los planes de estudio están un poco desactualizados, a veces impregnados de ideología, y no están repensados para darles los instrumentos a los niños para poder defenderse en el mercado laboral que se viene. La educación siempre fue un orgullo del Uruguay, y hoy en muchos rankings estamos muy abajo”, comentó.

En tanto, Ernesto Talvi concuerda con el objetivo de EDUY21 de transformar el sistema de educación, y dijo tener una gran afinidad en cuanto al contenido de sus planteos, aunque con matices. “La forma en la que funcionan y se organizan los centros educativos, las propuestas curriculares y pedagógicas, la evaluación de la gestión del sistema y de los aprendizajes y la carrera docente, van a requerir cambios fundamentales”, indicó. Uno de los proyectos del colorado es implementar una red de 136 liceos públicos modelo, pero esto no implica una reforma integral del sistema, sino que está diseñado para atender una emergencia social.

Jorge Larrañaga, a su vez, afirmó que posiblemente tomaría en consideración los planteos de EDUY21. “Con algunos estamos de acuerdo, otros habrá que analizarlos, pero forman parte de un paquete de medidas que puede servir para la construcción de una política educativa. Que el 50% de los niños que cursan tercer año de escuela, que tienen ocho años, no tengan comprensión lectora, es una de las más graves desigualdades que ha construido la izquierda progresista, que de progresista tiene muy poco cuando los resultados de una política educativa terminan en este desastre”, lamentó.

Lo que dice el FA

Los precandidatos frenteamplistas no especifican que partirían de la propuesta de EDUY21 para un acuerdo en materia educativa, pero tampoco descartan la posibilidad de tomar ciertos planteos y objetivos.

Según la opinión de Daniel Martínez, es relevante que en este asunto todas las voces sean escuchadas. Su propuesta educativa está enmarcada en el programa del FA y este concibe a la educación como una responsabilidad compartida por el Estado, familias, medios de comunicación e instituciones diversas en los procesos de trasmisión y creación de cultura. El ingeniero apuntó que se deberá buscar la forma de acordar entre los distintos partidos sobre el futuro de la educación, antes de la votación de octubre. “Hay metas a las que aspira EDUY21, como la mejora en la culminación de los ciclos y de los aprendizajes, a las que también aspiramos todos. En otros aspectos no concuerdo, y en otros hay que profundizar. En síntesis, la discusión no es sobre sí o no a su iniciativa; el desafío es generar un acuerdo amplio que involucre las diferentes miradas, con herramientas orientadas a los actores que estudian, trabajan o gestionan en el campo de la educación, que son sus verdaderos protagonistas”, puntualizó.

“Hay metas a las que aspira EDUY21, como la mejora en la culminación de los ciclos y de los aprendizajes, a las que también aspiramos todos”.
Daniel Martínez

Carolina Cosse, en sintonía con Martínez, opinó que en EDUY21 tienen planteos interesantes, así como una parte del diagnóstico que está “muy bien”, y no descartaría concretar alguna de sus iniciativas. “Es algo a tener en cuenta, [aunque] no es lo único”, aseveró.

“Alguna pista de lo que hay que hacer con la educación tenemos. Hay cosas que no están manejadas en EDUY21, como el tema de la discapacidad, el sistema integrado de formación profesional, las políticas para la investigación más desarrollo”, expresó Óscar Andrade. Añadió que no se puede separar la docencia de la investigación, por lo que hace falta un debate en ese sentido, en el entendido de que “si un profesor de biología, por ejemplo, no está investigando sobre los desafíos actuales de la biología, no sabés sobre qué está educando, más que nada en secundaria, [porque] la universidad esto lo tiene más o menos resuelto”.

Por otro lado, para Mario Bergara, en el tema educativo hay muchas versiones de propuestas y todas tienen sentido, porque no hay grandes diferencias sustanciales entre los distintos enfoques. “No sería demasiado complicado conformar una hoja de ruta”, aseguró. El economista hizo énfasis en la necesidad de una reforma debido a que en los liceos hay una estructura curricular del siglo XIX, pero al mismo tiempo está el siglo XXI, es decir, “hay estudiantes haciendo robots que ganan premios a nivel internacional”, y en esa línea se debería avanzar. “Hoy los contenidos van quedando obsoletos cada vez más rápido, entonces lo que el sistema educativo tiene que generar son capacidades técnicas, de adaptación, de aprender sistemáticamente”, afirmó. Por último, criticó que el FA no pudo afrontar la reforma que había prometido porque faltó la conjunción de visión, objetivos claros, discusión abierta, liderazgo del proceso político del cambio, y metodología de procesar la transformación con la sociedad y los agentes relevantes.

La antítesis

El único precandidato de los partidos con representación parlamentaria que se manifestó en forma totalmente contraria a la propuesta en cuestión, fue Gonzalo Abella, de Unidad Popular. “Somos la antítesis de EDUY21, porque con el pretexto de que la sociedad civil tiene que incidir en la educación, la pone al servicio de las trasnacionales y niega lo más importante de nuestra tradición educativa, que es la construcción, desde los docentes, de una propuesta popular”. ¿Por qué al servicio de las trasnacionales? Porque, en definitiva, “los prepara para el trabajo” que las mismas ofrecen. De hecho, concluyó que está “absolutamente en contra de EDUY21, que es un siniestro plan de sometimiento y de esclavitud”.