Rafael Mendive: “Es inconmensurable el apoyo del Estado al pequeño empresario”

EN PANINI’S

Rafael Mendive, Director Nacional de Artesanías, Pequeñas y Medianas Empresas (Dinapyme) del Ministerio de Industria (MIEM)


Desde que el Frente Amplio alcanzó el gobierno, se crearon una cantidad de herramientas y programas de asistencia a los empresarios que antes no había o que tenían alcances mucho más limitados. Así lo dijo Mendive en entrevista con CRÓNICAS, aunque admitió que no toda empresa va a poder salvarse, dado que hay tecnologías que desaparecerán o serán sustituidas por otras. Se refirió también al costo del Estado y a la inclusión financiera, entre otros temas.


 El menú  El jerarca degustó ravioles de cordero braseado, masa de huevo y tomillo, salteado de echalotte, tomate caramelizado y menta fresca, que acompañó con agua mineral. Para extender la sobremesa, prefirió café.


Por Oscar Cestau | @OCestau y Magdalena Raffo | @MaleRaffo

-La situación económica que atraviesa el país y la crisis regional están afectando a las mipymes, en varios aspectos. A muchas les cuesta cerrar los números, según las gremiales empresariales. ¿Cómo evalúa este problema?

-El crecimiento del 2,5% no es el que quisiéramos, pero es crecimiento y espanta ciertos fantasmas que no son buenos para el país. Creo que existe un desempeño desigual de los sectores económicos; no en todos hay dificultades grandes, en algunos sí, pero hay otros que están muy bien. La obligación del MIEM y del gobierno es trabajar para la mejora de todos.

-¿A cuáles les va muy bien y cuáles son los que están peor?

-Los sectores vinculados a las industrias creativas y de tecnología e información están en crecimiento; su único desafío es conseguir más personal. Además, a algunas empresas vinculadas al diseño les ha ido muy bien, tanto en diseño inmobiliario como de proyectos de arquitectura o ingeniería, de Uruguay hacia el mundo.

-¿Y los sectores que no están tan bien?

-Son algunos vinculados al comercio, particularmente, en la zona de frontera. Hay cambios significativos en los hábitos de consumo, en las preferencias de los clientes por comprar en determinado ámbito –en grandes superficies o con otros atractivos-. Defender la pequeña empresa tiene un componente no solo económico, sino de fortalecer la democracia. O sea, podés tener a todo el mundo con empleo trabajando para grandes empresas extranjeras, pero en ese caso no creo que la democracia se fortalezca demasiado porque el poder económico estaría muy concentrado.

-¿Cuáles cree que serían las mejores soluciones para afrontar esa realidad de quienes no están en un buen momento?

-En primer lugar, reconocer las dificultades. En segundo lugar, una triple alianza entre academia, gobierno y empresa. Si esos tres factores trabajan en forma coordinada, no es que las dificultades no existan, pero va a haber más y mejores estrategias para solucionarlas en menor tiempo.

-¿En qué casos se da esto?

-Por ejemplo, el Centro de Extensionismo Industrial es un programa dirigido por la Cámara de Industrias (CIU), la Universidad de la República, la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE) y el MIEM. Allí se trabaja con algunos sectores priorizados de la industria, haciendo diagnósticos a empresas que quieran adaptarse a los cambios necesarios. Es un servicio totalmente gratuito que se brinda en todo el país, y se puede hacer con mucha calidad porque están unidos los tres sectores. Entonces, diversificar la matriz productiva, vincular la empresa cada vez más con la academia y generar políticas públicas en consenso con estos dos sectores, es lo que posibilita crecer.

-Sobre esa necesidad de adaptarse a los cambios, sucede también que muchas empresas enfrentan el desafío de la renovación tecnológica, que trae consigo la desaparición de muchos empleos. ¿Cómo se trabaja esto?

-Uruguay, en este período de gobierno, aprobó el Sistema de Transformación Productiva y Competitividad, donde hay un equipo dedicado al diseño de instrumentos para la digitalización y adecuación tecnológica de mipymes, lo que también se está trabajando desde la Cámara Nacional de Comercio y Servicios y la CIU, con fondos de Inefop. Además, prácticamente todos los institutos de investigación financiados por el Estado tienen herramientas para atender problemas tecnológicos de las empresas.

“El costo del Estado es elevado para todos los ciudadanos, no solo para los empresarios”.

Ya hay programas que brindan asistencia para procesar los cambios tecnológicos, como Progretec, que estudia distintos sectores de la actividad comercial o servicios, detecta sus desafíos tecnológicos y los cambios que van a ocurrir, y toma medidas de capacitación. Eso no quiere decir que toda empresa puede salvarse, porque hay tecnologías que desaparecen o que son sustituidas por otras.

La otra clave es la asociatividad entre varias empresas. El tamaño del mercado hace que en algunos rubros sea muy difícil competir solo, entonces necesariamente hay que generar instancias para que aquellos empresarios que quieran, logren asociarse para tener mayor músculo a la hora de salir a buscar mercados en el exterior o de animarse a la renovación.

-¿Cree que el Estado tiene una participación activa en el apoyo al pequeño empresario?

-Es inconmensurable el apoyo. En unos pocos años se ha creado una cantidad de herramientas y programas de asistencia técnica que antes no había o que tenían alcances mucho más limitados, eran más sectoriales.

-¿Se ha democratizado el apoyo?

-Se ha democratizado. Hay más instituciones estatales y nuevas agencias que se dedican a la asistencia de las mipymes, una mayor profesionalización de los servicios que las cámaras brindan a sus asociados, y un salto cualitativo en la relación empresa-Estado-academia. A eso se suman algunas herramientas de apoyo al financiamiento o a los primeros pasos empresariales que eran muy reclamadas, como Capital Semilla de ANDE. Es incomparable con lo que sucedía hace 15 años.

-Sin embargo, el costo del Estado es muy elevado según los propios empresarios, que muchas veces no lo pueden sostener.

-El costo del Estado tiene que ver con otra pregunta, que es cuánto cuesta el Estado y qué servicios brinda. Cualquier gobernante tiene el deber de gastar mejor y con eficiencia, pero me gustaría desenmascarar ciertos discursos. En los países nórdicos, que muchas veces se ponen como ejemplo, lo que paga el ciudadano por impuestos es superior a lo que paga acá. ¿Cuál es la diferencia? Que recibe servicios de gran calidad.

El Hospital Maciel, por ejemplo, se acaba de mejorar. El otro día leí una cosa que parecía de otro país: que los almacenes del Maciel están regidos por la metodología de trabajo de logística de Toyota. ¿Está bien que la sociedad gaste en eso? Depende de lo que los ciudadanos opinen. Seguramente hay quienes dicen que no, porque tienen su seguro privado y piensan que los que nacieron pobres y enfermos se tienen que arreglar entre ellos. Es una forma de pensar. No es la mía ni la de la fuerza política que logró el apoyo de la ciudadanía en las elecciones pasadas.

“Gastemos mejor” lo decimos todos, el problema es en qué gastar. ¿Es bueno haber creado la UTEC? ¿Es bueno que hoy el 50% o más de los estudiantes universitarios que se gradúan sean la primera generación de universitarios en su familia? ¿Es posible hacer eso sin gastar plata? Es imposible. También están los que dicen que acá se alimentan vagos. Vagos siempre hay, lo mejor sería que no hubiera. Ahora, ¿tú podés sancionar a un niño de cinco años, decirle que no coma, que no vaya al CAIF, porque el padre es vago? Son opciones.

-¿Usted no cree que haya un costo elevado del Estado para los empresarios?

-Es elevado para todos los ciudadanos, no solo para los empresarios. No es que ellos son los únicos que pagan impuestos altos, una cantidad de asalariados también. Es más, el mayor impuesto lo paga todo el mundo, que es el IVA. Cuanta más eficiencia le pongamos a los gastos del Estado, estaremos brindando mejores servicios y eventualmente bajando los costos. En la medida que logremos aumentar la inclusión financiera y que acotemos el informalismo, habrá más recaudación.

-Justamente, la inclusión financiera también tuvo su impacto para muchas mipymes, sobre todo en el Interior. ¿Cree que el problema ha tenido la debida atención por parte del gobierno?

-Sí. Vallcorba ha ido a cada centro comercial que lo ha llamado. Se han hecho gestiones con los emisores de tarjetas, con los bancos; hace poco se bajó nuevamente [el arancel]. Hay dos temas que no se pueden mezclar. Una cosa es lo que cobra el banco y otra es la venta en negro, porque la campaña contra la inclusión financiera tiene gente que legítimamente opina que es un costo muy elevado, pero tiene también a aquel que está acostumbrado a no aportar, y eso es una forma de delincuencia.


Hacia un emprendedurismo más flexible

-¿El emprendedurismo es una buena vía para mitigar la pérdida de puestos de trabajo? ¿El uruguayo es emprendedor?

-Todo lo que vemos en la calle es producto de gente que emprendió. Hay un carnicero que un día se decidió a poner una carnicería, un verdulero, alguien que tiene una mueblería. Uruguay es un país de emprendedores como casi todos los países del mundo. El uruguayo es emprendedor; siempre ha habido gente que ha asumido riesgos.

-De todas formas, en nuestro país quien decide crear una empresa debe establecer una Sociedad Anónima, lo que lleva un extenso plazo, y contar con $100.000 para formarla. Ante esto, los emprendedores piden flexibilización. ¿Es de recibo ese reclamo?

-Por supuesto. En Europa, por ejemplo, nació la Sociedad por Acciones Simplificada (SAS), y el primer país que la aplicó con éxito en América Latina fue Colombia. En Uruguay, en la Comisión de Ciencia y Tecnología hubo dos parlamentarios de distintos partidos que presentaron iniciativas (el nacionalista Rodrigo Goñi y el frenteamplista Walter de León), que luego se fusionaron en un proyecto de ley de apoyo al emprendedurismo. La SAS va a ser una herramienta que no solo van a usar los emprendedores. En Colombia, por ejemplo, casi el 98% de las mipymes que se crean recurren a esa figura.

-¿Esa herramienta va a implicar una flexibilización con respecto a lo que sucede hoy?

-Sí. Las principales ventajas son la disminución del costo; la posibilidad de hacerla en línea; la no necesidad de servicios profesionales específicos; la adecuación entre el modelo societario, la situación real de la empresa y la emisión de acciones de acuerdo a la situación real; y la posibilidad de hacer reuniones de Directorio virtuales.


El Partido Nacional y la atención a los pequeños empresarios

-Desde algunos sectores del Partido Nacional se plantea que el gobierno no atiende realmente las necesidades de los pequeños empresarios, y que tras un eventual triunfo de esa fuerza política, ellos lo harían. ¿Qué piensa usted?

-Que no pueden decir otra cosa. Antes tuvieron la oportunidad de hacerlo. Yo sé lo que estamos haciendo nosotros, no sé lo que ellos serán capaces de hacer en el futuro. Cada partido político expresa las aspiraciones de toda la sociedad, pero poniendo énfasis en determinados sectores. En nuestro caso, priorizamos a los más humildes, a los más desfavorecidos, a los pequeños propietarios, a las pequeñas empresas, a las mujeres, a los niños en situaciones vulnerables. ¿Eso quiere decir que no queremos traer grandes inversiones? No, las hemos traído. Y ojalá que haya gente que gane mucho dinero.