Expertos apuntan a la necesidad de mayores políticas públicas frente a la actual revolución digital

Inclusión Financiera > HA PERMITIDO LA INCORPORACIÓN DE LA TECNOLOGÍA EN LAS EMPRESAS Y EL DESARROLLO DE COMPAÑÍAS DE SOFTWARE

Marcelo Montado, vicepresidente de la Cámara de la Economía Digital del Uruguay (CEDU) y Leonardo Loureiro, presidente de la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI), señalaron los principales desafíos y oportunidades de las tecnologías digitales para el desarrollo empresarial y apuntaron a la necesidad de la generación de políticas públicas y sensibilización por parte del Estado.

El Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), en conjunto con el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA), realizó un encuentro denominado “La transformación productiva en la era digital: una oportunidad para las mipymes de América Latina y el Caribe”. La ocasión, que tuvo lugar los días 29 y 30 de abril, reunió a diversos expertos de esta área con el fin de compartir experiencias regionales en cuanto a la instauración de una agenda digital para la transformación productiva, con énfasis en las mipymes.

En este marco, Marcelo Montado, por CEDU, hizo hincapié en que la humanidad está participando de la transformación más grande desde la Revolución Agrícola, lo que tendrá derrames no sólo en la metodología de trabajo, sino también en la educación. En esta línea, el gran reto se encuentra dentro de las políticas públicas y la cultura de las empresas, confirmó.

Montado sostuvo que las principales dificultades que tienen las compañías a nivel tecnológico no se encuentran en el acceso de las herramientas digitales, sino en la asimilación a nivel cultural. “Las empresas que están más encumbradas son las que tienen más riesgo de fracasar”, añadió.

Para Latinoamérica, las tecnologías y su disposición -que brinda la posibilidad de generar transformaciones que van más allá de las fronteras a nivel de servicios- es una oportunidad pensar en una dimensión mundial dentro de las empresas pequeñas, comentó Montado. No obstante, y mientras la tecnología necesaria ya está disponible, hizo énfasis en la necesidad de trabajar en políticas públicas desde el sector privado y el Estado.

“Naturalmente, en una transformación de este tipo, van a haber perdedores. El Estado tendrá que asimilar este tema y brindar soluciones. Tenemos que darnos cuenta de que este sistema tan enorme requiere de innovación en aspectos vinculados al marco legal”, sostuvo.

Agregó que estos últimos no sólo deben ser habilitantes, sino también que tienen que promover el desarrollo de nuevos modelos de negocio. “Es un punto esencial que los gobiernos y los organismos trabajen en la sensibilización de las pymes para hacerlos entender de la enorme oportunidad”, enfatizó.

En tanto, Leonardo Loureiro, de la CUTI, se refirió a las oportunidades que representa para el sector la Ley de Inclusión Financiera. La factura electrónica, dijo, no sólo ha servido para desarrollar soluciones para las empresas, sino que ha incorporado tecnología en las pymes. Agregó que dentro de la CUTI varias empresas proveedoras de este tipo de soluciones están siendo incorporadas en las instituciones del país.

Sin embargo, señaló que se debe trabajar en la unión de estas tecnologías para que su incorporación mejore la productividad y se realice no por obligación, sino porque mejora los modelos de negocios y permite un mayor desarrollo.

Para ello, comentó la necesidad de la formación de recursos humanos, y recordó que en nuestro país se está capacitando a personas a través de cursos totalmente online. “Tenemos las mejores infraestructuras del mundo”, mencionó. En este sentido, puso como ejemplo que hay empresas de software en Bella Unión, así como también en Salto, donde 250 personas trabajan para el sector tecnológico –cuatro de ellas sólo para Estados Unidos- y un centro de desarrollo en Paysandú donde se trabaja para Centroamérica y Argentina. En Guichón, aseguró, hay una empresa de estas características que tiene su par en Haití.

“Aquellas personas que quieren desarrollarse lo pueden hacer en este sector o ayudando a las empresas de todo el país a incorporar las tecnologías, pero si no hay recursos humanos formados para incorporar esto, eso no va a llegar a todo el país, sino solo a Montevideo por la accesibilidad de la educación”, expresó Loureiro.

Finalmente, opinó sobre el proyecto b-IT que brinda CUTI de la mano con el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop), dirigidos a brindar cursos de programación a personas que tengan un mínimo de formación de cuarto año de bachillerato. Respecto a este, dijo que el promedio de edad de los alumnos es de 33 años y que el curso tiene el nivel más bajo de deserción de todos los programas online de América Latina. Comentó, asimismo, que los alumnos están formados en otras disciplinas.