Ministerio de Trabajo y ACDE suman esfuerzos para construir una cultura de trabajo 4.0

Educación > PROPONEN INICIATIVAS PARA REDUCIR Y ELIMINAR DESIGUALDADES LABORALES

La Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE) presentó ayer el documento «Aportes para construir la Cultura del Trabajo 4.0». El objetivo fundamental es profundizar en una Cultura del Trabajo, en consonancia con el desarrollo integral e integrador del Uruguay. En diálogo con CRÓNICAS, Fernando Rachetti, presidente de ACDE, dijo que la base del documento es «reducir y eliminar desigualdades y brechas, tanto en lo laboral, en lo educativo, por el tema de edad, temas de género, de colectivos».

La llamada «Cuarta Revolución Industrial» permite vislumbrar cambios radicales en el mercado laboral, algunos de los cuales ya comienzan a notarse. Muchos procesos repetitivos comienzan a sustituirse por máquinas y se recurre, por ejemplo, a la inteligencia artificial para procesos de manejo de datos e investigación. Existen nuevas modalidades de trabajo: a distancia, teletrabajo, por videoconferencia. Pero toda la inversión realizada en máquinas hace que queden afuera muchos trabajadores. «Esos trabajadores, si no los reciclamos, no sé que van a hacer, advirtió Rachetti.

Esta revolución exige otras capacidades, competencias, actitudes, hábitos, nuevas fórmulas contractuales y marcos legales para que empresarios y trabajadores puedan insertarse adecuadamente en este mundo en permanente cambio. Esta cuarta revolución industrial genera y demanda otra cultura del trabajo.

El documento «Aportes para construir la Cultura del Trabajo 4.0» propone estimular el aprendizaje constante y la creatividad en las organizaciones públicas y privadas, además de propiciar la escucha, el respeto al trabajo y estudio del otro, con prescindencia del lugar que ocupe. ACDE busca mejorar la estructura de oportunidades y accesibilidad al mercado de trabajo, en condiciones de trabajo decente de acuerdo a la OIT, con derechos y obligaciones.

El presidente del PIT-CNT, Fernando Pereira, estuvo presente durante la presentación del documento, y enfatizó en la necesidad de capacitación para los nuevos puestos de trabajo que traerá esta Cultura 4.0. Esta cultura traerá aparejados varios cambios en el mercado, que deberán procesarse en poco tiempo. «Pero si los sindicatos no lo procesan en poco tiempo, puede llegar a no representar a los trabajadores del futuro. Esta debería ser, entonces, la principal responsabilidad del movimiento obrero», dijo Pereira.

El dirigente del PIT-CNT, el ministro de Trabajo y Seguridad Social Ernesto Murro y el resto de los disertantes coincidieron en el valor fundamental de la educación en este nuevo panorama. «Lo que a mí me sorprende es por qué se esperan resultados formidables cuando se invierte paupérrimamente en la educación», señaló Pereira.

Rachetti, por su parte, dijo a CRÓNICAS que el trabajador no es un medio, sino un fin en sí mismo y, como tal, se le deben proporcionar los medios necesarios para educarse. el trabajador no es un medio. «Nosotros, como empresarios, también tenemos que darle la oportunidad a cada trabajador de ver cuál es, realmente, su vocación y para qué están preparados y qué quieren hacer», dijo.

El presidente de ACDE destacó el rol fundamental que juegan los empresarios en la cultura del trabajo, a quienes se los concibe de forma negativa. «El trabajador, y lo hemos visto ahora, está creando una cultura de desconfianza hacia el empresario», afirmó. Además, propuso complementar esfuerzos entre los sindicatos y los empresarios, para construir un país productivo, dejando de lado la ideología.

En Uruguay, según Rachetti, se cree que «todos los empresarios son piratas usurpadores». Pero para él, «el empresario es un buen trabajador», en cuanto que brinda oportunidades laborales, invierte, arriesga y también paga impuestos.

El documento explica que el empresario es un trabajador que pone en riesgo capital y el fruto de su trabajo en la empresa, con la función particular de crear y liderar la organización. Su relevancia y responsabilidad social vienen dadas por ser un rol clave del que dependen las otras fuentes de trabajo, los productos y o servicios generados por la organización, el valor que esa organización aporta a la sociedad, su información, trayectoria y confiabilidad. Correlativamente al salario justo para el trabajo, corresponde al empresario el lucro justo.

Para que la sociedad pueda tener los puestos de trabajo y los productos y o servicio que necesita se precisan empresarios suficientes en cantidad. Por ello, todos los agentes sociales han de impulsar y respaldar la vocación del empresario, su formación y su actividad. La cultura del trabajo que ACDE propone ha de ser congruente con esta concepción para una sociedad con desarrollo sustentable.

Sin embargo, el empresario solo no puede sostener la generación de valor que una empresa realiza en puestos de trabajo, bienes, servicios y valor a la comunidad. Empresario y trabajadores han de aunar esfuerzos y aportes para lograrlo y en la medida que su relación sea entendida como co-creadores obtendrán mejores resultados para el conjunto de los participantes en el ámbito del trabajo.

Murro afirmó que la cultura del trabajo es un tema que trasciende al gobierno y a este período de gobierno. Sin embargo, dijo que «Uruguay debe mejorar, profundizar su cultura del trabajo, su ética de trabajo, la calidad de su trabajo, la productividad como centro». Para ello es necesario mejorar las condiciones de trabajo, la sostenibilidad y sustentabilidad de las empresas.

Según detalla el documento, la cultura de trabajo a promover debiera considerar a las personas en su integralidad, siempre como un fin en sí mismo y no como medio. «No somos máquinas, somos personas que trabajamos, que tenemos sueños, sentimientos, historia y proyectos, que pertenecemos a un entorno familiar, social, cultural y económico; que necesitamos realizarnos en todas nuestras dimensiones», expone.

Para ello, es necesario generar las condiciones necesarias para que la persona se sienta valorada y reconocida en esa integralidad, y que pueda elegir el trabajo conforme a su vocación. Este desafío involucra a las organizaciones desde el ámbito educativo, las empresas e instituciones para generar herramientas que favorezcan tales elecciones.

Desde ACDE, se afirma que la mejora continua para lograr calidad es un deber ético para que la empresa sea sustentable, contribuya al bien común y promueva el desarrollo de sus integrantes.

El ministro Murro afirmó que, desde el ministerio, se están realizando acciones para enfrentar estas nuevas realidades laborales. Se han realizado esfuerzos para que el ministerio reúna a trabajadores y a empresarios. Esto, según el ministro, generó cambios sustanciales en el organismo. La subdirectora de Trabajo, por ejemplo, proviene del ámbito empresarial. «Es y seguirá siendo un gran aporte a la cultura del ministerio», dijo Murro.

Además, se creó, dentro de Inefop, un área de empresas, para realizar formación profesional, capacitación continua de trabajadores en actividad y empresarios. Se han firmado acuerdos, por ejemplo, con la Cámara de Turismo, para dar cursos a empresarios para formar pequeños emprendimientos turísticos en los 19 departamentos del país. Este año, se espera que Inefop duplique su número de personas capacitadas.

Sin embargo, el ministro advirtió que unos 20.000 trabajadores, que están por fuera de los programas de Inefop, hoy estudian y trabajan por sí mismos, y el ministerio debe buscar la manera de ayudarlos.

«Tenemos previsto, para el próximo 27 de julio, una jornada para trabajar de forma multipartita, con la participación de empresarios y trabajadores, además de los que ya lo vienen haciendo, desde la educación pública, desde el ministerio, desde el Inefop, para pensar un Sistema Nacional de Formación Profesional Continuo», anunció Murro.

A partir del 27 de julio, el ministerio pretende comenzar a transitar en el camino de las nuevas tecnologías, pero también la humanización y la formación profesional. Esto se realiza hoy, entre otras cosas, a través de la reglamentación de la Ley de Empleo Juvenil, que el mismo ministerio reconoce no haber logrado comunicar lo suficiente que existe un subsidio al salario para aumentar la plantilla con trabajadores jóvenes.

Murro señaló, además, la preocupación de que hoy existen miles de trabajadores con capacidades y aptitudes que son válidas, pero no están certificadas. Para ello, el ministerio está avanzando en un programa de certificación de competencias en Uruguay, con el apoyo de la OIT. Esto podría incluir un acuerdo de certificación laboral rioplatense, sobre el que se está dialogando con Argentina, para abarcar la realidad de la inmigración.


La cultura en la empresa

Según el documento presentado por ACDE, la cultura en la empresa se ha convertido en uno de los temas de negocio más importantes en el 2016. Los directivos y los líderes de recursos humanos reconocen que la cultura impacta en el comportamiento de los trabajadores, la innovación y el servicio al cliente. Según un estudio de Capital Humano de Deloitte, el 82% de los encuestados considera a la cultura como una ventaja competitiva.

La cultura puede determinar el éxito o el fracaso del negocio en tiempos de cambio: las fusiones, adquisiciones, crecimiento y ciclos en los productos, pueden ser exitosos o fracasar dependiendo de qué tan alineada esté la cultura a los objetivos y estrategia de la organización. Así como el empresario y el gerente general son responsables por la estrategia del negocio, también lo son por la cultura de la organización.

A ello se suma la responsabilidad de los líderes sindicales, quienes pueden favorecer o dificultar los cambios culturales que la empresa y sus integrantes necesitan. Para propiciar el cambio cultural se necesita de todos: empresarios y trabajadores, sindicatos y cámaras, gobierno y organizaciones educativas, aunando esfuerzos en pro de objetivos comunes. En resumen, los líderes deben entender que sus creencias y acciones son los principales impulsores de la cultura de su organización. En la “nueva organización”, los líderes deben promover el cambio cultural, reforzando los comportamientos necesarios. Antes de emprender una transformación cultural, hay que empezar por identificar las prácticas que hay que cambiar y usar todas las herramientas disponibles para medir la cultura y su alineación con las metas.