Perspectivas de desarrollo de emprendimientos cooperativos de perfil tecnológico son auspiciosas

Se busca > QUE ESTE MODELO DE TRABAJO SE UTILICE EN NUEVOS RUBROS

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La tradición indica que la forma de trabajo cooperativo está restringida a ciertos sectores, pero el Ministerio de Industria (MIEM) busca romper con eso en el entendido de que puede ser un motor de innovación. Para lograrlo, promueve que emprendimientos tecnológicos utilicen esta modalidad asociativa para desarrollarse, según dijo a CRÓNICAS el viceministro de Industria, Guillermo Moncecchi.

Uno de los programas que más impulsó Moncecchi a nivel personal en el MIEM durante la actual administración fue Incubacoop, la incubadora de emprendimientos cooperativos de perfil tecnológico.

En el período anterior la cartera ya había trabajado con cooperativas, y tenía una visión clara de apoyo hacia ellas desde el punto de vista productivo.

Al comenzar la gestión actual, el subsecretario de Industria accedió a un informe que daba cuenta de las áreas de oportunidad existentes para desarrollar esta modalidad de trabajo, de modo tal que se pudiera utilizar como una forma de producir, sin estar restringida a ciertos rubros.

“Cuando vimos ese relevamiento, entendimos que había sectores que casualmente eran los más innovadores, donde había espacio para crecer” usando el modelo de la cooperativa, recordó Moncecchi en conversación con CRÓNICAS.

Fue así que crearon una incubadora de cooperativas con el fin de integrarlas al ecosistema emprendedor, productivo e innovador de Uruguay, sectores que por lo general no recurren a este tipo de modelos asociativos para funcionar.

En los llamados valoraban especialmente la innovación, lo cual finalmente dio sus frutos: “Se generó un ecosistema muy interesante, se presentaron varias cooperativas innovadoras. Hace poco egresaron las primeras y todo parece indicar que eso va a seguir andando”, dijo el jerarca.

La siguiente instancia que planea llevar adelante el Ministerio es crear una especie de fundación en torno al programa que existe hoy, donde participen incubadoras. Esto se debe a que el proyecto tuvo gran receptividad por parte de importantes actores del sector, entre ellas, el Instituto Nacional de Cooperativismo (Inacoop) y la Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas (Cudecoop). La idea a futuro –pensando en el próximo período de gobierno- es que la iniciativa quede institucionalizada y de esa manera pueda recibir fondos para avanzar.

Valor agregado

Consultado sobre las fortalezas que el formato cooperativo aporta al emprendedor, Moncecchi remarcó que hay una cantidad de valores de solidaridad, de colaboración y de apoyo –no solo en el beneficio económico-, lo que caracteriza a este modelo, que puede favorecer que se genere un ecosistema que dé resultados. “Hay gente que quizás se organiza mejor en una cooperativa que en una empresa, por el aporte de capital o por otros motivos”, ejemplificó.


Un camino a explorar

Si bien desde el MIEM se avanzó en este programa y se logró un desarrollo en la creación de emprendimientos cooperativos con base tecnológica, todavía hay un desafío importante para evaluar la experiencia. De todas maneras, las perspectivas son auspiciosas, destacó Moncecchi.

“Hay un tema de convencimiento, hay un tema cultural y de comunicación que hay que profundizar, pero se ha avanzado mucho. Incubacoop ha funcionado porque ha mostrado una cantidad de ejemplos positivos, con mucha gente joven de diferentes y novedosos sectores, pero también haciendo nuevas técnicas o subempresas en áreas como la agricultura”, señaló.

El jerarca está convencido de que las cooperativas pueden ser motor de innovación en Uruguay, y lo expresó con un ejemplo: “Conaprole es una cooperativa, es la principal exportadora de Uruguay y es una de las empresas que apuesta fuerte a la innovación”.