El inicio de este mes de julio constituye el punto de partida de la decimoprimera ronda de los Consejos de Salarios en Uruguay, atendiendo al vencimiento de numerosos acuerdos colectivos ocurrido el pasado 30 de junio. Esta nueva ronda de los Consejos de Salarios implicará la conformación de más de 180 mesas de negociación por sector, y, junto con la Ley de Presupuesto, constituirá uno de los principales hechos políticos del primer año de gobierno de la nueva administración.
Por Gonzalo Zunino (*)
En diferentes declaraciones públicas, las autoridades del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) han adelantado los lineamientos para la negociación colectiva. El pasado jueves 26 de junio, el ministro Juan Castillo destacó que en la presente ronda de negociación se buscará “privilegiar a los sectores de la economía con ingresos más bajos”, aspecto asumido como compromiso por el Frente Amplio durante la campaña electoral. A su vez, Castillo adelantó que se planteará un escenario de incrementos diferenciados, posiblemente agrupados en tres franjas salariales.
Adicionalmente, en jornadas preparatorias para la ronda de Consejos de Salarios organizada por el MTSS, el subsecretario Hugo Barreto había mencionado la importancia que se asigna a la “calidad del empleo”, mencionando que se discutirían temas vinculados al empleo juvenil, no discriminación, sistema de cuidados y que se revisará la normativa nacional para la reducción del tiempo de trabajo. No obstante, las bases propuestas por el poder Ejecutivo para la negociación serán presentadas oficialmente en sesión del Consejo Superior Tripartito del sector privado, órgano de gobernanza de los Consejos de Salarios.
En este marco, resulta pertinente repasar el estado actual de los principales indicadores del mercado laboral y las proyecciones disponibles al momento de inicio de las negociaciones.
Los últimos datos del mercado laboral (correspondientes al mes de abril) mostraron una tasa de desempleo del 8%, con un panorama de estabilidad respecto al mes anterior y disminuyendo en 1 pp. en la comparación interanual. Por su parte, la tasa de actividad se ubicó en 64,6% y la tasa de empleo se situó en 59,5%, evidenciando aumentos interanuales de 0,2p.p y 0,5 pp. respectivamente. También en ambos casos se evidenciaron variaciones leves en relación al mes anterior, una vez que se dejan de lado los factores estacionales (ver Monitor Laboral de Cinve por más detalles).
Estos datos sugieren que se estaría asistiendo a un proceso de estabilización en los indicadores tanto de oferta como de demanda laboral, luego de un período de incremento en ambas variables observado en los últimos años. Dicha estabilización se estaría produciendo en niveles de empleo y oferta laboral históricamente elevados, al tiempo que el nivel de desempleo se ubica en valores promedio para la economía uruguaya en las últimas dos décadas.
Por su parte, en términos de calidad del empleo, los indicadores tradicionales también denotan un mercado laboral estable. La tasa de informalidad reportada por el INE para abril de 2025 fue de 22,3%, presentando un aumento de 1 pp. en términos interanuales y sin evidenciar cambios en términos mensuales. Asimismo, se estima que el porcentaje de personas ocupadas que se encontraron subempleadas en el mes de abril fue de 9,6%, lo que representa un aumento de 0,2 pp. con respecto al mismo mes del año anterior y prácticamente nulo en la comparación mensual (una vez corregidos los factores estacionales).
Finalmente, en materia salarial, los últimos datos disponibles señalan que el Índice de Salario Real (ISR) presentó en abril un incremento promedio interanual de 0,6%, con una caída de 0,4% para el salario real privado y un incremento de 0,8% para el sector público. De esta forma, el ISR reafirma un proceso de fuerte desaceleración que viene observando en los últimos meses. Si bien el salario real experimentó un crecimiento significativo durante 2023 y 2024 que permitió recuperar y sobrepasar levemente el nivel salarial de 2019, dicha dinámica expansiva se interrumpió en el presente 2025.
Cabe recordar que, más allá de que al cierre de la pasada administración se alcanzó el objetivo de recuperar el nivel de salario real del 2019, esto implica que este tipo de ingresos presentó una dinámica de estancamiento punta a punta en los últimos cinco años, habiendo además experimentado una contracción significativa entre 2020 y 2022.
Las proyecciones de Cinve para las principales variables del mercado laboral sugieren que se mantendría un escenario de relativa estabilidad en materia de empleo y desempleo tanto para 2025 como para 2026, en un contexto donde los salarios reales apenas se incrementarían en 2025 y posiblemente (aunque dependerá de los acuerdos que surjan de esta ronda de negociaciones) mostrarán un moderado crecimiento del orden del 1% para 2026. Estas proyecciones se configuran en un escenario donde se espera un crecimiento del PIB del orden del 2,7% para 2025 y de 2,2% para 2026. Esto es, un escenario de crecimiento para la economía, que apenas sería suficiente para estabilizar el nivel de empleo en un contexto de moderado crecimiento del salario real como el previsto.
En síntesis, la decimoprimera ronda de los Consejos de Salarios estará comenzando en un contexto donde los niveles de empleo y desempleo se ubican en niveles históricamente buenos, pero al mismo tiempo existe un quinquenio completo perdido en términos de crecimiento salarial. Por este motivo, es en el frente salarial es donde posiblemente exista mayor presión a la hora de las negociaciones, en un contexto donde el crecimiento previsto de la economía no resulta particularmente auspicioso. El desafío para las autoridades y todas las partes involucradas es, por lo tanto, procurar iniciar un nuevo proceso expansivo del salario real, pero al mismo tiempo teniendo presente que un crecimiento muy significativo del mismo podría generar impactos negativos en los indicadores de empleo, dada la dinámica proyectada para el conjunto de la actividad económica.
Por otro lado, partiendo de un escenario de empleo relativamente bueno, el contexto se configura adecuado para avanzar en discusiones asociadas a la calidad del empleo y desafíos existentes a mediano plazo, destacando la transición tecnológica y verde, el envejecimiento poblacional y crecientes necesidades de cuidados, la formación profesional continua en un contexto de fuerza laboral más adulta y longeva y una hoja de ruta para la reducción paulatina de la jornada laboral.
(*) Investigador del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve)