Repercusiones de la pandemia en el transporte y la logística

Columnas- Confederación Empresarial del Uruguay

Para contener la propagación del virus, los países de todo el mundo han aplicado medidas restrictivas en los principales puntos de acceso a sus territorios por vía acuática, aérea y terrestre. La duración, cobertura y alcance geográfico de estas restricciones se han ido ampliando o reduciendo según la evolución de la pandemia. Dichos efectos incluyen la demora o cancelación de atraques de buques en puertos, la demora adicional para los camiones que transportan las mercancías desde los puertos hacia el interior de los países, y las demoras en el cruce de fronteras en el caso de las mercancías en tránsito hacia terceros países.

En América Latina y el Caribe, los controles adicionales al transporte para contener la propagación del covid-19 durante el primer trimestre de 2020 significaron una demora adicional media de 2,5 a 4 días en la llegada de los contenedores de importación a su destino final. Estas restricciones incluyeron también medidas sanitarias adicionales e inspecciones más rigurosas tanto de la carga y los equipos de transporte como del personal logístico que los opera, incrementado el tiempo y el costo de operación del comercio exterior. En algunos casos, se observaron embotellamientos logísticos adicionales, como resultado de la falta de personal o la ausencia de capacidad de almacenamiento tanto para carga seca como refrigerada, así como de la falta de equipos o incluso de contenedores vacíos en determinadas rutas debido a los desequilibrios comerciales existentes, que la crisis hizo más patente. Las nuevas regulaciones también afectaron los mecanismos institucionales existentes, dejando en evidencia la descoordinación entre jurisdicciones federales, provinciales y locales, que repercutió en la coherencia de las medidas adoptadas.

Las medidas adoptadas inicialmente estaban destinadas a abordar las preocupaciones más urgentes, como contener el virus mediante nuevas normativas sanitarias y fitosanitarias y garantizar la seguridad alimentaria y el abastecimiento nacional de productos esenciales. Sin embargo, en la mayoría de los países de la región, las medidas de control y cuarentena variaron según el modo de transporte, sin que se haya observado una estrategia logística nacional (mucho menos subregional) para hacer frente a la emergencia. Por ejemplo, en la mayoría de los países se adoptaron severas medidas dirigidas a los buques de cruceros. A algunos incluso se les negó el atraque en los puertos, por lo que quedaron varados en el mar durante varias semanas, sin que se considerara la situación de los tripulantes y pasajeros que se encontraban a bordo. Lo mismo ocurrió con el recambio de tripulación de los buques mercantes.

En el ámbito aéreo, se limitaron las operaciones de carga no esenciales, aunque no hubo grandes problemas con los tripulantes de cabina. En el caso del transporte terrestre internacional, las restricciones al tránsito debido al cierre total de fronteras o a la reducción de los horarios de atención de los servicios gubernamentales en los cruces de frontera, así como la restricción de los plazos de permanencia de conductores extranjeros en cada país, no se condijeron con el carácter de actividad esencial que se le dio al transporte de carga (OIT, 2020). Las demoras en el cruce terrestre de fronteras afectaron especialmente a los países sin litoral y zonas geográficas periféricas, trabando la pronta llegada de productos esenciales y equipamiento médico necesario para hacer frente a la pandemia.

En términos logísticos, el covid-19 representará un punto de inflexión para muchas cadenas de valor globales, ya sea porque algunos de sus proveedores han quedado fuera del mercado o debido a la relocalización de la fabricación de algunos de sus componentes. La resiliencia será, entonces, una de las principales preocupaciones logísticas, y se abrirán nuevas oportunidades para aquellos proveedores que sean capaces de brindar servicios diversificados, flexibles y de primera calidad (The Economist, 2020). Para aprovechar las ventajas potenciales que ofrece el nearshoring de algunos segmentos de las cadenas de valor globales en los que participan empresas estadounidenses, resulta fundamental garantizar servicios logísticos resilientes, eficientes y capaces de reorientar las cadenas de suministro en caso de que se produjeran nuevas crisis o cambios bruscos en la demanda, sean de origen pandémico o climático, o el resultado de cambios sociales o geopolíticos.

La OMC ha hecho un llamado a implementar una segunda fase de medidas tendientes a reparar las cadenas de suministro rotas y eliminar restricciones a la exportación para apoyar la recuperación económica (OMC, 2020). Junto con estas necesarias medidas, es fundamental que se lleven a cabo acciones coordinadas regionalmente que favorezcan una integración logística tanto de la infraestructura de transporte como de la tecnológica. Estas acciones deberían promover un comercio sin papeles y procesos logísticos que reduzcan el contacto físico entre operarios o con la propia mercadería, generando un comercio más seguro, fluido y competitivo.

Fuente: Cepal 2020 Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe

 

Hay fotos

CEDU y CEDU 2