Expertos evaluaron positivamente el uso de la tasa de interés de política monetaria

Rumbo > Estiman que constituye una “fuerte señal indicativa al mercado”

Foto: BCU

El Banco Central del Uruguay (BCU) resolvió modificar el instrumento de referencia de la política monetaria para pasar del control del dinero en circulación al manejo de la tasa de interés. La decisión tiene sus pros (más transparente y comprensible) y sus contras (alta dolarización de la economía y susceptibilidad al descreimiento), pero en términos generales “es buena y saludable”, ya que se trata de una “fuerte señal indicativa del mercado” según analizaron, en diálogo con CRÓNICAS, los expertos Agustín Iturralde y Pablo Moya.

El Comité de Política Monetaria (Copom) del BCU resolvió el pasado 4 de setiembre modificar el instrumento de referencia de la política, buscando dejar de lado el control sobre los agregados monetarios –regular el dinero en circulación- para volver a utilizar una tasa de interés de referencia o tasa de política monetaria, que sirva como guía al mercado.

La utilización de la tasa interés básicamente apunta a incidir sobre el nivel de actividad económica, de inversión, y sobre el sistema de precios, a través del canal de crédito. Elevar la tasa encarece el crédito, vuelve más atractivo el ahorro y desincentiva la inversión. Esto genera un efecto contractivo sobre el nivel de actividad y, en consecuencia, menos presiones al alza sobre los precios de la economía (inflación).

De forma opuesta, bajar la tasa de interés abarata el crédito, estimula la inversión volcando más capital a la economía y, en consecuencia, genera estímulos a la actividad económica.

En su última reunión el 24 de setiembre, el Copom realizó una valoración positiva de las primeras semanas del cambio de instrumento y resolvió mantener la tasa de colocaciones a un día (T1D) en el entorno del 4,5% anual anunciado como valor de la Tasa de Política Monetaria.

En diálogo con CRÓNICAS, los economistas Agustín Iturralde y Pablo Moya valoraron positivamente la implementación de esta herramienta.

“Es bueno y saludable en un país como el nuestro -que pretende normalizar un poco la inflación y con un BCU tan claro en esos objetivos- abandonar los agregados monetarios e ir hacia las tasas de interés”, manifestó el director ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED). De la misma forma, el socio de la consultora Oikos opinó que se trata de una “fuerte señal indicativa del mercado” de cuál es la referencia que tiene el ente financiero nacional para fijar la cantidad de dinero, ya que con el control del dinero en circulación “era más difuso y no visualmente tan indicativo”.

“Entonces, se cambia de un manejo de cantidad a un manejo de precio en una lógica de que el precio es mucho más visible por los agentes que la cantidad”, añadió Moya.

El camino es la recompensa

A entender de Iturralde, el impacto de esta modificación en la política monetaria “tiene más valor en el camino hacia donde queremos ir”. Explicó que si el BCU logra encauzar los objetivos de inflación hacia dentro del rango establecido -y con eso lograr una desdolarización gradual de la economía- de a poco se tendrá una mayor capacidad de política monetaria y una economía menos dolarizada. “Las tasas de interés son un instrumento mucho más transparente”, consignó el experto, agregando que es justamente esa cualidad la mayor fortaleza del instrumento.

Moya, por su parte, afirmó que la solidez de las tasas de interés recae en que son muy comprensibles. “Cualquiera sin conocimiento económico necesario puede fijarse a cuánto están tranzando la tasa interbancaria en el mercado y ver si realmente se va a esa tasa o próximo a ella”, evaluó el economista.

En cuanto a las debilidades, los expertos mencionaron que la alta dolarización deja poco lugar al movimiento y un consiguiente impacto de las tasas de interés, lo que la hace susceptible al descreimiento. “Si uno pone un precio indicativo de referencia (de tasas de interés) y después para su propio financiamiento convalida tasas muy por arriba, pierde referencia”, ejemplificó Moya.

De esta manera, ambos coincidieron en que la intención del BCU de utilizar las tasas de interés como instrumento de política monetaria es la opción correcta para la coyuntura actual que atraviesa el país.

Sube y baja

Respecto a la trayectoria de la tasa en el corto plazo, el último informe del Copom es claro: “La actividad económica muestra incipientes signos de recuperación, pero que no parece que se puedan dar por consolidados en lo que queda del año, fundamentalmente por incertidumbres que provienen del contexto internacional, tanto por la situación de la región como por rebrotes del Covid-19 ocurridos en varias zonas, lo que lleva a evaluar como necesario continuar con una política monetaria que acompañe la situación, comprometida con asegurar la liquidez”.

No obstante, la intención de la entidad es ir hacia a una instancia contractiva de la política monetaria de forma paulatina, para generar una presión a la baja en la inflación. Esto dependerá del aumento en el ritmo de actividad y en función de la trayectoria esperada de los precios y expectativas para el horizonte de política, según el comunicado del Banco.

Ambos economistas consultados coincidieron en que esta medida de aumentar las tasas una vez la crisis del Covid-19 aliviane es una medida acertada.

“Hoy en día hay que priorizar la reactivación y también la política monetaria tiene que estar alineada con la fiscal”, indicó Agustín Iturralde

“Hoy en día hay que priorizar la reactivación y también la política monetaria tiene que estar alineada con la fiscal, eso es muy importante (…) si queremos en 2021 tener una baja significativa del déficit, también es importante que esté alineado ese objetivo fiscal con el instrumento monetario”, sopesó Iturralde. A su vez, Moya evaluó que esta decisión del BCU de permitir una mayor laxitud es “acertada y realista” en este contexto.