El sistema de AFP chileno: las particularidades de la cuna del ahorro individual privado

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Millones de chilenos se han manifestado en las calles de Santiago y otras ciudades del país trasandino para reclamar el fin del sistema de ahorro previsional privado, pionero en el mundo. A más de 30 años de implementado, las jubilaciones no conforman. Comisiones sobre el sueldo y la posibilidad de que el ahorrista elija los fondos de inversión son características propias de aquel sistema, que muchos buscan reformar. Las propuestas van desde una AFP estatal, hasta retornar al sistema solidario.

Por Adolfo Umpiérrez | @AdolfoUmpierrez

Mientras en Uruguay el BPS mostró pérdidas por US$ 440 millones durante 2016, del otro lado de la cordillera los chilenos se vuelcan a las calles para reclamar el fin del sistema previsional de ahorro individual, en total estado de pureza.

En 1980, el gobierno del dictador chileno Augusto Pinochet estableció, mediante el decreto de ley 3500, la posibilidad de comenzar a acumular ahorros en cuentas individuales que generaran rentabilidad, a fin de que cada trabajador procurara su propia jubilación a futuro. Así fueron inventadas las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). Era el principio de una ola que luego se expandiría por América Latina con resultados un tanto dispares: desde el sistema mixto conocido en Uruguay que incluye al Instituto de Previsión Social (BPS) y las AFAP, hasta el fallido paso a las AFP de Argentina.

En Chile, el rechazo a esta modalidad ha sumado a millones de trabajadores que se han manifestado en diferentes ciudades. «El sistema paga pensiones miserables. No llegan a la mitad del sueldo mínimo, que también es muy bajo. Nuestro mercado laboral se caracteriza por infravalorar el trabajo. Las pensiones nos dejan a un par de pesos de la pobreza, de acuerdo a los estándares que la miden», dijo Karol Morales, vocera del movimiento ‘No más AFP’, en declaraciones al servicio de noticias Sputnik. Morales propone, entre otras cosas, regresar al sistema solidario que únicamente conservaron los carabineros y pocos empleados públicos más, tras la reforma pinochetista.

¿Cómo funciona una AFP chilena?

Cuando un chileno empieza a trabajar debe escoger una AFP, en total son seis las empresas destinadas a esta tarea en el país trasandino: tres de capitales norteamericanos, una italiana, una de capitales colombianos y una de capitales nacionales. “Cuprum”, que pertenece al Principal Financial Group, “Habitat”, propiedad de Prudential Financial, “PlanVital” de la firma italiana Generali, “Provida”, perteneciente a la aseguradora multinacional Metlife, “Capital”, del grupo Sura y “Modelo” del chileno Andrés Navarro Haeussler, completan el mercado de AFP chileno.

Una vez afiliado el trabajador comienza a aportar de la siguiente manera: un 10% del sueldo nominal va destinado a la cuenta de la AFP, del mismo sueldo es descontada, a su vez, la comisión que cada AFP cobra, que hoy en día van de 0,41% a 1,54%, dependiendo de la entidad que administre los fondos. A ello hay que sumarle un adicional de 7% destinado a seguro de salud. Una particularidad propia de este sistema es que es el trabajador quién decide cómo se distribuyen sus fondos en distintas posibilidades de inversión. Una reforma del año 2002 impulsada por el entonces presidente, y actual precandidato, Ricardo Lagos, creó cinco fondos que cuentan con diferentes rentabilidades y los consiguientes riesgos.

Los trabajadores pueden decidir en qué porcentaje desean repartir sus fondos, porcentajes que son ajustables de acuerdo a las circunstancias del aportante y que se pueden modificar de manera indefinida. Los fondos están calificados de la “A” a la “E”, de más riesgoso al más conservador y están compuestos en mayor o menor medida por activos de renta fija y renta variable, de acuerdo a qué tan conservadores sean.

“Esto hace que, si existe una crisis, como fue la de 2009, las rentabilidades van a caer y se puede perder dinero de los fondos”, explicó a CRÓNICAS, el ingeniero comercial chileno, Raúl Cáceres.

“Para un joven, cuando no tiene mucho dinero invertido es recomendable un fondo A, o un fondo B, cuando se es mayor, y el dinero en la cuenta es más, es recomendable invertir en un fondo D o E”, expresó Cáceres. Cada fondo está obligado a contar con un porcentaje de renta fija, para tener mayor seguridad. En el caso de un fondo “A”, los activos de renta fija pueden ir de un 20% a un 60%, mientras que en un fondo “E” podrá contar con un máximo del 5% de activos de renta variable.

Actualmente la edad de jubilación en Chile se encuentra en los 65 años. Una vez que se alcanza el mínimo la AFP estima una esperanza de vida de 20 años más, y en relación a ese cálculo comienza a pagar la jubilación, en caso que la jubilación no alcance el mínimo, entonces el Estado se hará cargo de brindar un beneficio al jubilado para alcanzarlo. La jubilación promedio estimada en enero de este año alcanza los $430 mil chilenos, aproximadamente unos $20.000 uruguayos, para aquellos trabajadores que cotizaron en el sistema entre 30 y 35 años. Como es de esperar cuantos menos años cotizados en el sistema tengan, menor es la jubilación promedio que alcanzan.

Según datos publicados a finales de 2016, el 55% de las jubilaciones pagadas en noviembre correspondieron a afiliados que cotizaron por menos de 20 años en el sistema, en estos casos el 15% de la pasividad es financiado por el Estado chileno a partir del pilar solidario.

Desde las AFP, en cambio, aseguran que “para aquellos pensionados que cotizaron para su jubilación durante 30 años y más, las estadísticas muestran que las pensiones tienen una correspondencia bastante adecuada respecto a estándares internacionales”.

La versión mejorada

Desde 1996 Uruguay ingresó en una reforma similar a la chilena, aunque con varias diferencias. El sistema previsional uruguayo no es totalmente privado sino que es compartido entre las AFAP y el BPS, además de que solamente quienes aportan a este instituto tienen la posibilidad de aportar regularmente a una AFAP. Otros trabajadores como los bancarios, los militares o los profesionales independientes cuentan con sus propias cajas, y solo pueden aportar a una AFAP si lo hacen como ahorro voluntario.

En noviembre de 2013 el Poder Ejecutivo reglamentó la ley que pondría a funcionar un sistema previsional un tanto más flexible que el original. Desde esa fecha, quien lo estime, previa entrevista para ser informado, puede solicitar la desafiliación de su AFAP y el regreso al régimen completo en BPS. En Chile, en cambio, el ahorro es obligatorio para todos los trabajadores a excepción de policías y militares.

En relación a las comisiones que cobran las administradoras, en Uruguay estas se descuentan sobre el dinero que ingresa a la cuenta de ahorro previsional, y no sobre el salario entero como ocurre del otro lado de la cordillera. A su vez, los uruguayos no pueden decidir en qué tipo de fondos deben ser invertidos sus ahorros, mientras que los chilenos pueden cambiar su dinero de destino cuantas veces quieran.

Sin importar cuál sea el mecanismo, la función de cualquier administradora de fondo es proporcionar a los trabajadores, la mejor jubilación posible. Allí es donde Uruguay parece tener la mayor ventaja. Aunque la jubilación media, actualmente, se encuentra debajo de los $20.000 uruguayos, cuando un trabajador que haya cotizado en una AFAP se jubila cuenta con dos ingresos, el proporcionado por el BPS, con su correspondiente tope, y el que le brindará la AFAP que no estará topeada y estará a cargo del Banco de Seguros del Estado, quien se hará cargo de la pasividad una vez que el jubilado supere la expectativa de vida calculada por el sistema.