Exportadores lamentaron los “daños” generados por el paro en el Puerto de Montevideo

Teresa Aishemberg > “Los perjuicios económicos y sobre todo a la imagen frente a nuestros clientes en el exterior son enormes” 

Foto: Pixabay

Desde la Unión de Exportadores del Uruguay (UEU) creen que la medida agravó aún más la situación que ya se venía arrastrando por la pandemia y la “crisis de los contenedores” que afectó a la producción y al empleo de toda la cadena vinculada al comercio exterior. “Nosotros venimos construyendo desde hace mucho tiempo una imagen de proveedor confiable para el mundo y el hecho de no poder cumplir con los plazos y compromisos puede tener efectos negativos importantes”, manifestó a CRÓNICAS Teresa Aishemberg, gerenta general de la UEU.

Por Ariana Vezoli | @ArianaVezoli

El lunes 27 de setiembre trabajadores del Sindicato Único Portuario y Ramas Afines (Supra) comenzaron un paro  de 72 horas en sus actividades.

La Terminal Cuenca del Plata (TCP), propiedad mayoritaria de la empresa belga Katoen Natie y en una porción minoritaria del Estado uruguayo, y Montecon (que desempeña actividades de operación y logística portuaria en muelles públicos), sufrieron un abrupto corte en su actividad que suspendió la carga y descarga de contenedores por lo que se  vieron afectados los exportadores, importadores y empresas que tienen que ver con toda la cadena del comercio exterior en general.

Los trabajadores de Katoen Natie comenzaron la huelga en las primeras horas de la mañana del lunes 27, y se le sumaron los de Montecon al atardecer. Dentro de las manifestaciones, el martes 28 tuvo lugar una movilización muy concurrida de los trabajadores hasta la Torre Ejecutiva donde se hicieron sentir con cánticos y tambores.

El sindicato argumenta que la razón del paro es la solicitud de 13 jornales asegurados para todos los trabajadores, la contratación de personal en peores de condiciones de trabajo, el rechazo de Katoen Natie a firmar un convenio colectivo tras haberse vencido el actual, y lo que entienden es el rechazo de la empresa belga a la negociación bipartita.

Desde Katoen Natie han propuesto un aumento de la partida extraordinaria, pero el sindicato no aceptó.

Por otra parte, los trabajadores también aprovecharon para manifestarse en contra del acuerdo que contrajo el gobierno con Katoen Natie bajo la suposición de que esto implicaría una reducción en la actividad de la empresa Montecon y se perderían puestos de trabajo. Desde el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) afirman que se está negociando la posibilidad de que Katoen Natie pueda absorber a estos trabajadores, pero aún no hay acuerdo.

“Daños y perjuicios”

Desde el gobierno y el ámbito empresarial, se cuestionó con dureza la decisión de paralizar las actividades del puerto considerando la actual situación económica y los problemas logísticos que se están enfrentando a nivel internacional.

El secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, calificó la decisión como “un golpe al hígado de la economía” en declaraciones a Telemundo y agregó que “Uruguay no puede darse el lujo de perder días de exportaciones en el puerto, sobre todo con el conflicto que hay vinculado a la falta de contenedores”.

El propio presidente, Luis Lacalle Pou, manifestó en rueda de prensa que “hay que dialogar, hay que comprender los reclamos, pero no se puede trancar el país”.

Por su parte, una de las gremiales más preocupadas por la medida fue la UEU. CRÓNICAS dialogó con Teresa Aishemberg sobre las consecuencias de paralizar la actividad del Puerto de Montevideo durante 72 horas y sobre la situación actual en el mercado internacional.
Sobre esto último, manifestó que la presente coyuntura se relaciona con la avasallante salida al mercado que tuvieron Estados Unidos y China después de la pandemia. “Absorbieron la mayoría de la flota marítima de carga que hay en el mundo, por eso el aumento de tarifas y fletes, y por eso la escasez”, argumentó.

Por otra parte, comentó que desde la gremial se están evaluando los números de los daños, basados en buques que no pararon en Montevideo, algunos que se fueron sin finalizar la carga y en contenedores que no pudieron embarcarse.

Más explícitamente, se perdieron la llegada de insumos para la producción local y muchas cargas no consiguieron lugar en buques que traían contenedores vacíos, algo que no abunda actualmente y que “estábamos procurando por todos los medios posibles para poder exportar”, confesó Aishemberg.

La gerenta general aseguró que esta problemática complica la situación de todos los exportadores, pero, aún más, la de aquellos que comercializan cargas perecederas. “Hay capacidad limitada de almacenar en lugares de acopio, por lo que se ven en dificultades”, alegó. Algunos exportadores permanecen a la espera de otro buque con espacio en el Puerto de Montevideo mientras que otros buscan salir al mercado por otros puertos de la región.

Dominó de consecuencias

“Afecta a la producción y al empleo. Los perjuicios económicos y, sobre todo, a la imagen frente a nuestros clientes en el exterior son enormes”, refirió la entrevistada.

La pérdida de trabajo y de mercado es algo que suele suceder cuando se detiene la actividad cualquiera sea la razón. En este dominó de consecuencias, caen sin quererlo las empresas que brindan servicios conexos, los transportistas, los proveedores de las empresas exportadoras, las tercerizadas y un etcétera muy largo. Es decir, miles de trabajos en todo el país sienten el “vuelto” de la situación. “Estamos todos de una forma u otra vinculados al comercio exterior. Desde el empleo o desde lo que consumimos diariamente”, explicó la representante empresarial.

Los exportadores vienen experimentando dificultad para cumplir en tiempo y forma con los clientes y preocupa que se corte la cadena de proveedores. Aunque no deja de ser una problemática mundial, este paro afecta la imagen ya que los compradores “van afinando” dónde pueden encontrar logística más cercana y confiable.

Además, si se pone en escena el hecho de que Uruguay está buscando contraer un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China preocupa la imagen que pueda proyectar ante este “desafío” local.

Por último, al consultarle por las medidas adoptadas por las gremiales, Aishemberg dejó muy en claro la opinión que mantiene la UEU: “El mensaje que hemos dado es que las partes se encuentren -gobierno, sindicato, empresa- y que defendamos todo nuestro trabajo. Tienen derecho a defenderse por mejores situaciones de trabajo siempre y cuando no afecte el derecho de los demás” afirmó.


“Queremos conversar con la terminal para que sigan bajando las tarifas”

Consultada por los costos de la terminal portuaria -que vienen en aumento-, Aishemberg manifestó: “Hace años que venimos queriendo transparentar lo que se está cobrando al exportador. En el gobierno anterior estuvimos analizando los costos comunes a todos los exportadores, identificamos que el costo de las terminales representa el 40% del costo logístico y que algunos conceptos en el pasado aumentaron más de 300% en dólares en pocos años. Estos aumentos no siguieron ningún criterio de IPC, dólar o salarios”.

Por este camino, desde la UEU entienden que la renovación de la concesión a TCP es una oportunidad para bajar las tarifas, compromiso que mantienen en falta desde hace varias décadas.

La tarifa portuaria básica de TCP antes de la rebaja (sin contar el costo de la agencia) era de US$ 376. Con estos números, Uruguay quedaba cinco veces más caro que el promedio de puertos cercanos como el de San Antonio de Chile (US$ 88) y el de Rio Grande do Sul (US$ 65). A partir del acuerdo, se aplica una rebaja del 26% pero aún queda 3,7 veces más caro (US$ 286).

En sintonía con esto, la tarifa que se cobra por seguros en el puerto, en 2013 costaba US$ 26,5 pero en 2018 ya había ascendido a US$ 115 por contenedor. En este caso, TCP ofrece una rebaja particular del 12%, y con la rebaja acumulada (12% + 26%) se cierra finalmente en US$ 85 agregados a los costos operativos.

“Nosotros queremos conversar con la terminal para que siga bajando las tarifas en el tiempo que nosotros necesitamos, que es ahora”, señaló Aishemberg.