Más de mil efectivos militares viven en asentamientos irregulares

Tal como lo había adelantado el ministro de Defensa Nacional, Javier García, al asumir su cargo, la cartera que representa realizó un censo habitacional para conocer de primera mano la realidad de sus integrantes. 

La directora general de Servicios Sociales del Ministerio, Roxana Berois, conversó con CRÓNICAS acerca de los resultados del estudio y aseguró: “Algunos de los datos relevados dan cuenta de la enorme brecha existente entre este grupo y el resto de los funcionarios públicos”.

Por María Noel Durán | @MNoelDuran

Al asumir el cargo de ministro de Defensa, Javier García, decidió hacer un censo para conocer cómo viven quienes integran las Fuerzas Armadas (FF.AA.). ¿Qué datos se desprenden del estudio?

Si, efectivamente. Al asumir el 1º de marzo como ministro de Defensa Nacional, el Dr. Javier García anunció que una de las primeras tareas que se realizaría sería un censo habitacional.

El ministro tomó esta decisión con una mirada que denota su sensibilidad social y con los informes de transición recibidos de la anterior administración a la vista.

Allí consta que el último censo habitacional databa del año 2009 y las condiciones de vivienda del personal de las FF.AA. eran más que preocupantes ya en ese momento. Algunos datos, a modo de ejemplo, indicaban que uno de cada cuatro integrantes de las FF.AA. vivía en asentamientos y el 40% convivía en condiciones de hacinamiento.

Luego, comparando con los datos del 2019 que cada fuerza releva anualmente, es posible inferir que en esos 10 años no solo no se mejoró, sino que la situación habitacional sufrió un deterioro aún mayor. Por ejemplo, el hacinamiento registrado alcanzó al 50% de los hogares de los integrantes de las FF.AA.

Los resultados del censo que realizó el Servicio de Viviendas de las FF.AA. los estamos analizando aún, habida cuenta de que son del 29 de junio.

El censo abarcó al personal subalterno de las tres fuerzas: Ejército, Armada y Fuerza Aérea; en todo el país.

Destacamos que el personal subalterno representa el 90% de los integrantes de las FF.AA., el otro 10% son Oficiales.

El dato que más nos impacta es que tenemos más de 1.000 efectivos que viven ya sea en asentamientos irregulares y/o en zonas inundables.

Si consideramos que cada efectivo tiene detrás un núcleo familiar, la conmoción es incluso mayor; estamos hablando de más de 4.000 personas vinculadas al ámbito de este ministerio viviendo en un contexto de marginalidad.

Los números del censo dan evidencia y comprueban que existe un marcado déficit habitacional entre nuestros efectivos.

También conmueve el dato que refiere a necesidades básicas insatisfechas ya que expone que el 32% de los soldados presenta al menos una necesidad básica insatisfecha.

Algunos de estos datos relevados dan cuenta de la enorme brecha existente entre este grupo de funcionarios públicos y el resto de los funcionarios también dependientes del Estado.

Más del 18% de los soldados no cuenta con medios apropiados de calefacción, situación que nos interpela al día de hoy cuando se están registrando temperaturas bajo cero y sabemos que nuestros soldados pasan frio.

Como todos sabemos, en el primer año de un nuevo gobierno el presupuesto ya está todo comprometido por la administración anterior, o sea que este año estamos prácticamente atados de pies y manos.

A pesar de esto, hemos logrado redistribuir algunas partidas y en el mes de junio entregamos más de 20.000 canastas de alimentos de 14 kilogramos para apoyar a los soldados, cabos de segunda y cabos de primera, y estamos ahora mismo visualizando otras líneas para apoyar a nuestros soldados a mitigar el sufrimiento que viene de la mano con el frio del invierno.

Con estos datos como premisa, ¿cuáles serán las líneas de trabajo a desarrollar en materia de vivienda?

Específicamente, en materia de política de vivienda hemos planteado un programa al que llamamos “Programa de vivienda digna para el personal del MDN”, que desarrollaremos en los próximos años y cuyo objetivo fundamental es cumplir con el mandato constitucional de asegurar el acceso a una vivienda digna y decorosa para todos los integrantes de las FF.AA. en todo el territorio nacional. La población objetivo será, por lo tanto, la que a través del censo hemos constatado que requiere una rápida respuesta.

Las líneas de acción básicamente son tres. La construcción de viviendas propiedad del Ministerio de Defensa Nacional (MDN) y con usufructo temporal para resolver las situaciones de crisis habitacional de aquellas personas que viven en asentamientos irregulares y zonas inundables. Potenciar la línea, que ya se venía trabajando, que consiste en entregar una canasta de materiales con subsidio del 100% para aquellas personas que cuentan con terreno propio. En este sentido, la Dirección cuenta con el equipo de profesionales para guiar y supervisar la autoconstrucción. La canasta máxima a la que se logra acceder posibilita la construcción de un monoambiente con baño y cocina, quedando abierta la posibilidad de ampliación a futuro futura. Finalmente, explorar la posibilidad de participación de actores privados a través de fideicomisos u otros mecanismos para financiar las obras en terrenos del MDN.

También en la asunción, García afirmó que la “situación económica y social de los efectivos es preocupante”. ¿Percibió esta realidad desde su rol? 

Si, coincido con las expresiones del ministro. La situación económica y social de nuestros efectivos es preocupante.

Es más que una percepción. Todos los días recibo llamadas y correos electrónicos dando cuenta de situaciones críticas que tienen a nuestros efectivos como protagonistas.

Emplearemos los próximos cinco años en ocuparnos de cambiar esa triste realidad.

En el 90% de los hogares militares, el único ingreso es el salario del soldado. Si pensamos en un hogar de cuatro integrantes que “sobreviven” con ingresos nominales promedio de $23.000, inferimos fácilmente el nivel de pobreza de nuestros efectivos.

El soldado es soldado 24/7; me refiero a que está al servicio los siete días de la semana y las 24 horas del día. Esto también aporta otro dato que hace a la dinámica familiar y a la dificultad  de alcanzar estabilidad laboral en otros ámbitos. 

Las  políticas sociales que estamos diseñando son integrales y van más allá de las mejoras salariales que puedan lograrse; deben aportar herramientas para minimizar aquellas condiciones estructurales que impiden alcanzar el bienestar.

Para eso pensamos en promover la valiosa herramienta y el poder de la educación. El nivel de educación de los efectivos de las FF.AA. no llega a  los nueve años, es decir que no tienen el ciclo básico aprobado.

Por otro lado, la salud de la familia militar está garantizada por las prestaciones que otorga la Dirección Nacional de Sanidad. También aquí es necesario impulsar acciones con el objetivo de mejorar el acceso en el Interior del país, incorporar la atención domiciliaria y un servicio para atender integralmente el consumo problemático y el abuso de drogas.


Vocación de servicio

“La gestión actual ha dado y seguirá dando muestras de la necesidad de incorporar en la conciencia colectiva que la Defensa Nacional está al servicio de la sociedad y que sus integrantes tienen la vocación de servir y de contribuir con la comunidad de la que forman parte”, aseguró Berois.

En referencia a la coyuntura de la pandemia, la directora general de Servicios Sociales del Ministerio reflexionó: “Basta mirar las acciones que se vienen desarrollando en este especial momento histórico en que nos toca gobernar. Las FF.AA. desplegadas en las fronteras y controlando el ingreso a través de ellas, recibiendo en sus instalaciones a las personas en situación de calle y garantizando una cama, un baño caliente y abrigo, cocinando y asegurando un plato de comida a quienes más lo necesitan. Todas estas acciones son evidencia del espíritu de cooperación y sacrificio que distingue a sus integrantes”.