Sanguinetti: “Sería útil que hubiera un ámbito de diálogo” entre todos los partidos de la coalición

Julio María Sanguinetti, expresidente, secretario general del Partido Colorado


El dos veces presidente de la República fue uno de los primeros en proponer la creación de una coalición de partidos opositores al Frente Amplio (FA) y hoy se muestra satisfecho con el resultado. De todas maneras, entiende que sería bueno conformar un espacio de diálogo donde participen los cinco miembros del bloque oficialista. Luego de su reciente despedida del Senado –que no sabe si será la última-, se abocará a mantener un clima de cooperación dentro del Partido Colorado (PC) y a tener un rol activo en la coalición de gobierno.

Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo

-Usted fue uno de los primeros dirigentes políticos en plantear la conformación de una coalición de partidos opositores al FA, que finalmente se concretó y que hoy gobierna. ¿Está satisfecho con el resultado?

-La coalición era un planteo imprescindible si buscábamos una alternativa al gobierno del FA. Nosotros lo planteamos en mayo del 2018 a Lacalle y Larrañaga, y a partir de allí tratamos de contribuir a generar una conciencia sobre el tema. El resultado electoral fue exitoso y el del gobierno, hasta hoy, también, o sea que creemos que fue un cambio necesario en la vida del país.

-“Hoy no hay un ámbito de coalición de gobierno donde podamos sentarnos todos los socios”, aseguró a CRÓNICAS el senador de Cabildo Abierto (CA), Guido Manini Ríos. ¿Sería necesario crearlo?

-La posibilidad de que hubiera un ámbito de diálogo la planteé en febrero, antes de que se instalara el Dr. Lacalle. Me parecía que era un mecanismo útil. Hasta el momento venimos funcionando sobre la base de la articulación a nivel ministerial, a nivel parlamentario y con entrevistas personales. Creo que sería útil que hubiera un ámbito de esa naturaleza.

-¿Le preocupan las diferencias que se han hecho públicas en la interna de la coalición?

-Me voy a preocupar mucho el día que no haya diferencias, porque cuando hay unanimidad es porque nadie está pensando. En la medida que haya gente que piense y tenga inquietudes, siempre va a haber diferencias; el tema es no perder de vista el objetivo central y no contradecirnos a nosotros mismos en el planteo general. Lo otro es la inevitable y deseable diversidad democrática.

-¿Qué piensa de que CA no haya asistido al homenaje en el Parlamento por los 100 años del Partido Comunista?

-Son actitudes personales que cada uno asume. El Poder Legislativo hizo un acto al que le llamó “homenaje” y eso le dio una connotación discutible. Yo le hubiera puesto “conmemoración” y simplemente hubiéramos recordado los 100 años de un partido y su sobrevivencia, porque siempre ha habido un conjunto de gente que lo ha votado.

Ideológicamente, es una curiosidad hoy a nivel mundial, porque ya los partidos comunistas que se siguen llamando a sí mismos así son muy pocos en el mundo occidental. Pero no tiene nada de extravagante celebrar eso, como celebramos a veces los aniversarios de nuestros partidos tradicionales, o podrían mañana celebrarse los 110 años del Partido Socialista.

-En declaraciones a Radio Carve, usted fue crítico con la actuación del gobierno durante las elecciones departamentales, por el nombramiento del excandidato blanco a intendente de Salto, Carlos Albisu, como presidente de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande. ¿La coalición se tendría que haber manejado de otra forma?

-Nuestra idea de la elección municipal era intentar hacer el mismo acuerdo en Montevideo, en Canelones y en el litoral. Desgraciadamente, no cuajó la idea y eso hizo que, aunque las fuerzas de la coalición podían haber ganado en Salto, no fuera así. Fue un error que cometió el Partido Nacional (PN) específicamente y sus consecuencias están a la vista.

-¿Por qué no cuajó esa idea en lo departamental, si se pudo hacer a nivel nacional?

-Porque a veces pesan más los intereses locales que los nacionales, porque hay gente que observa las cosas desde una mirada estrecha, o sea, ve el árbol desde la puerta de su casa y no ve el bosque más general. Nosotros hicimos lo que creímos del caso, pero ya es historia. Lo único que uno espera es que la lección se aprenda.

-¿Los resultados de las elecciones departamentales podrían haber sido mejores, entonces?

-Los resultados fueron, en términos generales, los más o menos esperables. En Rivera teníamos una muy buena chance que se concretó, en Salto teníamos una expectativa muy razonable que se frustró, y en el resto ocurrió lo que sucede normalmente, que es un cierto balotaje anticipado en mucha gente.

En algunos lugares hubo grupos colorados que más allá de la decisión del partido de postular a determinadas personas, hicieron acuerdos con candidatos blancos para tener opciones. Está claro que hubo lugares donde si no hubiera existido ese aporte colorado, el candidato nacionalista no habría ganado, por ejemplo, Rocha y Río Negro.

-¿Cómo vivió su reciente despedida del Senado junto con el también expresidente, José Mujica?

-Desde antes de la elección había planteado la idea de no estar mucho en el Senado, de modo que para mí era un trámite esperado. Se dio la circunstancia casual de que mi colega Mujica anunció que también se iba antes del Presupuesto, y se terminó haciendo un acto que inspiró la señora vicepresidenta (Beatriz Argimón) y que pretendió ser –y creo que lo fue- una ritualidad republicana, de valor pedagógico.

A la gente hay que mostrarle que la democracia es eso: constante debate, incluso apasionado, pero también espacios civilizados de concordia y respeto. Tuvo una gran repercusión en Uruguay y en países vecinos, especialmente en Argentina, desde el ángulo de la convivencia republicana en la diversidad. Se dio la casualidad, a su vez, de que éramos los dos muy paradigmáticos de nuestros propios orígenes.

-¿Esa fue su despedida definitiva del Parlamento?

-En la vida nunca hay que decir que nada es definitivo; salvo la muerte, todo lo demás siempre es transitorio. Pero no es mi vocación. Fui obligado a ser candidato en la última elección y adelanté que me iba a ir, cosa que me criticó más de un correligionario. Era una presencia simbólica porque no tenía vocación legislativa, ya es una etapa que está en el pasado.

-¿Qué rol va a jugar de cara al futuro dentro del PC?

-Estoy en la Secretaría General del partido por tercera vez en mi vida. Siento la responsabilidad de mantener una actividad institucional relevante, un clima de colaboración dentro del partido y, por lo tanto, tener un rol activo en el funcionamiento de la coalición de gobierno.

Al mismo tiempo, nunca dejé de hacer periodismo. Había dejado El País de acá, La Nación de Buenos Aires, y volví a los dos; no retorné a otros escenarios porque no se me ha dado. Mi tarea está por allí: periodismo, difusión de ideas, debate doctrinario y vida partidaria.

-¿Cómo quedó el PC después de la salida del excanciller Ernesto Talvi, que era uno de sus líderes?

-Fue un accidente político de los que desgraciadamente a veces ocurren en la vida política, pero el partido representa una tendencia histórica consustanciada con un modo de pensar y vivir que está más allá de las personas.

El PC es el republicanismo laico, es una concepción social democrática liberal del Estado, de seguridad social de promoción personal, de una política exterior activamente democrática, y esas características lo han perfilado siempre. De ahí han nacido matices a lo largo de la historia con el PN y, aunque hoy nos puedan unir los principios filosóficos de la democracia liberal, seguimos teniendo sensibilidades distintas frente a diversos temas.

“Sin claros liderazgos a la vista, es natural que se plantee la posibilidad del retorno de Talvi”, afirmó a CRÓNICAS el dirigente de Ciudadanos y ministro de Ambiente, Adrián Peña. ¿Ve posible su regreso a la política?

-Tengo que tomar en serio las declaraciones de Talvi.

-¿Sería positivo para el PC que eso sucediera?

-Tengo que atenerme a los hechos, que dicen que él decidió abandonar la vida política por considerar que no era lo suyo y tengo que respetar esa decisión.

-¿Usted se ve liderando el sector Batllistas en el futuro?

-Una cosa son liderazgos y otra cosa son candidaturas. En Uruguay no hemos terminado una elección y ya estamos pensando en quién puede ser candidato, pero basta mirar la historia reciente para advertir que la vida política corre muy rápido, más que nunca.

¿Quién era hace un año y medio Manini? Un mando militar. ¿Quién era Novick en aquel momento? Una estrella. ¿Quién era Sartori poco después? Otra estrella nueva en el firmamento. ¿Quién era Talvi hace tres meses? El ministro más popular. ¿Quién era Salinas? Un médico conocido solo en su medio. Esto le está mostrando cómo la vida política genera ascensos y descensos rápidos, de modo que hoy estar pensando en candidatos es un error.

A partir de allí, los liderazgos son, normalmente, colectivos. Hay momentos en los cuales son más personales, otros menos, y cada uno los va ejerciendo a su manera, según las circunstancias. El PC hoy tiene un liderazgo institucional y luego, con el correr del gobierno, irán emergiendo nuevamente los liderazgos políticos que tienen que organizarse con vistas a las candidaturas y al futuro.

-¿Cree que su hijo Julio Luis tiene proyección a futuro?

-Estoy mil por mil en contra de mencionar a nadie y de hablar de las posibilidades de nadie.

-¿Cómo ve el papel que están jugando los sindicatos en este contexto, donde han salido a reivindicar derechos en el marco de la ley de urgente consideración (LUC) o la discusión presupuestal?

-Los sindicatos se están equivocando en salir con ese referéndum en rechazo a la LUC. Es una ley popular que los pone en frente y en contra de la policía y del orden público, para empezar, lo cual me parece que no los instala en lo que son las necesidades de la gente, especialmente de los trabajadores, que son los primeros que precisan orden público. Y la LUC es fundamentalmente eso, es darle posibilidades de mejor acción a la fuerza pública.

-¿Está bien encaminado el gobierno en materia de seguridad?

-El ministro Larrañaga es responsable, jugado; no es escapista, como hemos sufrido en los últimos años; no se esconde ante las realidades. Cuando tiene que reconocer algún error de sus funcionarios lo hace, cuando tiene que defenderlos, también.

La policía hoy tiene una actitud y un talante de activa presencia en la lucha contra el delito. Fueron muy buenas las propuestas que se plantearon en la ley, para darle a la policía herramientas legales y un ánimo imprescindible para el enfrentamiento de un delito que en Uruguay, en los últimos años, ha cambiado su naturaleza, porque es un delito más cruel, vinculado al narcotráfico internacional, diferente al tradicional –si cabe la palabra-.

-El FA ha advertido que dada la incertidumbre económica actual, las proyecciones en el Presupuesto Nacional no son realistas. ¿Qué piensa usted al respecto?

-El FA por un lado dice que hay que gastar más, que el Presupuesto es magro, que hay que gastar el doble o el triple, y por otro lado dice que las proyecciones son demasiado optimistas, y que en consecuencia vamos a tener menos dinero. Es ininteligible, nadie puede entender esa actitud.

-Pero ¿cree que son realistas esas proyecciones?

-Yo no soy economista. Como político le digo que visualizo un par de años muy malos en el mundo y nosotros no somos una isla en él. Tenemos por delante dos años duros, difíciles. Confiamos en que, pasada esta situación y superadas sus mayores repercusiones económicas y sociales, el mundo se reencamine en un clima de crecimiento y que nosotros estemos preparados para subirnos a él. Es decir, si ahora hacemos insensateces, en el momento en que esto se revierta, nos vamos a quedar en el andén y el ferrocarril va a pasar.

Tenemos que hacer lo necesario para estar prontos cuando se empiece a reactivar la economía, y no descontrolarla de un modo tal que en ese momento no seamos creíbles para la inversión. Solo vamos a poder revertir la situación de desempleo si el país vuelve a crecer, y para que crezca tiene que haber inversión, tanto extranjera como local.

-El pasado lunes, el Comité Ejecutivo Nacional del PC recibió un informe del vicepresidente de AFE, Gustavo Osta, donde alertó por las demoras de la obra del Ferrocarril Central. ¿Preocupa esta situación?

-Estamos todos preocupados por eso. UPM hizo una de las inversiones más grandes en la historia del país. Como pioneros en la política forestal, que a partir de 1985 generó todo este desarrollo, deseamos que todo lo vinculado a eso logre los mayores de los éxitos.

Hemos cuestionado el modo en el que se negoció el contrato, pero el mismo es del Estado y por ende hay que cumplirlo. Lamentablemente, ha habido un error técnico, porque la consultora que realizó el estudio preliminar imaginó que debían hacerse 200 expropiaciones, pero son 1.000 las necesarias. De ahí la demora.

-¿Eso lo contrató UPM?

-No, UPM recomendó a una empresa finlandesa y el Estado la contrató, por lo cual el que asumió la responsabilidad del contrato fue el Estado.


“El populismo de Trump llegó hasta este triste espectáculo de impugnar la elección”

-¿Afecta a Uruguay la elección de Estados Unidos, con Biden presidente?

-Hay que mirar en términos mundiales. El presidente Trump era un típico mandatario populista, ubicado más allá de la institucionalidad, apelando a las emociones y a los prejuicios de la gente, no ateniéndose a los códigos internacionales de respeto a la soberanía y a los comportamientos internos de la vida política de cada país.

En ese sentido, no tengo dudas de que el presidente electo va a representar un retorno a la normalidad en los relacionamientos políticos. Uno desea que esto nos permita tener una competencia Estados Unidos-China razonablemente llevada dentro de los términos de un comercio libre.

El Partido Republicano históricamente ha sido mucho más afín a la libertad económica y comercial que el Partido Demócrata. Siempre hemos dicho que con este último teníamos más coincidencias políticas y menos coincidencias comerciales, y a la inversa con los republicanos. Sin embargo, Trump fue una anomalía, porque es un republicano proteccionista, y de un modo primitivo, disruptivo, sin mucha maduración previa.

Por lo tanto, uno piensa que Estados Unidos puede llegar a transitar a una situación de mayor estabilidad y seguridad, sin la inestabilidad producto de los arrebatos de un presidente muy atenido al Twitter.

Más allá del ruido, no es que Trump haya cambiado las esencias de los Estados Unidos, porque él era populista, pero el sistema no lo es, porque la institucionalidad norteamericana es muy fuerte –el Parlamento, la Justicia, las Fuerzas Armadas, los medios de comunicación-. Entonces, el populismo de Trump llegó hasta donde llega hoy, que es a este triste espectáculo de estar impugnando la elección.