En un evento con oradores internacionales que organizó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) con el objetivo de conmemorar el 2025 como Año Internacional de las Cooperativas, la ministra de Industria, Energía y Minería (MIEM), Fernanda Cardona, reafirmó el rol central que tienen para la cartera y aseguró que el Estado tiene que “tomar el timón” al actuar como un “arquitecto de desarrollo”, pero sin excluir al sector privado. Agregó que no deben ser “una alternativa, sino parte fundamental del modelo de desarrollo”.
En línea con la decisión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que declaró el 2025 como el Año Internacional de las Cooperativas, el pasado lunes 12 de mayo la Cepal y otros entes internacionales dedicados al cooperativismo organizaron un encuentro multinacional para conmemorarlo. Se realizó en la sede de Cepal en Santiago de Chile y participaron autoridades de las instituciones coordinadoras, integrantes de organismos internacionales y representantes de gobiernos de la región.
En el amplio abanico de más de 20 oradores internacionales se encontraban el ministro de Economía, Fomento y Turismo de Chile, Nicolás Grau Veloso; la viceministra de Desarrollo de Micro, Pequeña y Mediana Empresa del Ministerio de Economía de Guatemala, Elizabeth Ugalde Miranda; y miembros directivos de alianzas y agrupaciones de cooperativas, entre otros. La ministra de Industria, Fernanda Cardona, participó del evento y aprovechó su intervención para reafirmar el compromiso de su cartera con las cooperativas del país.
En el preludio de su participación, enmarcada en la etapa de apertura del evento, Cardona dijo que Uruguay “vuelve, como país, a formar parte de ámbitos de discusión internacional” como integrante de un “sur diverso”, que tiene la certeza de que “el desarrollo se construye con soberanía, responsabilidad social y democracia, o no se construye”.
En relación a la temática central del evento, la titular del MIEM reafirmó que las cooperativas “no son una nota al pie en la economía”, sino “células de desarrollo” y “una demostración diaria de que otra forma de producir es posible: con democracia, con arraigo territorial y con reinversión del excedente”, ya que ofrecen “estabilidad con sentido” frente a la volatilidad de los mercados.
“Las cooperativas democratizan la economía desde hace décadas y no necesitan permiso, necesitan prioridad estratégica”, planteó, y añadió que desde el MIEM están “convencidos de que se debe trabajar para que el cooperativismo no sea solo una alternativa, sino una parte fundamental del nuevo modelo de desarrollo”.
Entre la gestión pública y el sector privado
La ministra también se refirió al rol del Estado en el modelo cooperativista y dijo que “cuando el Estado está presente, legisla, financia, forma, promueve y cuida”, y es posible “construir modelos que redistribuyen poder económico”. En esta línea, hizo énfasis en que el Estado no debe ser “un espectador”, sino “un arquitecto de desarrollo para impulsar este tipo de políticas”.
En cuanto al sector privado, Cardona aclaró que lo anterior “no significa excluir el mercado”, sino “asumir el timón de la gestión pública y ser un arquitecto del desarrollo”.
“Si hablamos de soberanía productiva, transición energética, descarbonización y transformación digital, pero quien diseña y se beneficia primero no es nuestro pueblo, seguramente la respuesta no sirva y estemos financiando desigualdad con dinero público”, destacó.
Por último, dijo que “privatizar lo público sería socializar la fragilidad” y que “cada vez que el Estado se retira de un sector estratégico, no aparecen soluciones, sino más incertidumbres”. Según Cardona, el ámbito público y el privado deben trabajar en conjunto en pos del interés colectivo.
Triple impacto y la estrategia de la cartera
La titular del MIEM explicó que el diseño y estrategia de políticas de la cartera se pensó desde un triple impacto: productivo, social y ambiental. En ese sentido, dijo que “una política del siglo XXI no puede mirar solo la productividad, tiene que mirar también la inclusión, la resiliencia y la sostenibilidad”.
Al margen del ámbito público y el sector privado, la ministra evaluó que las cooperativas son un actor clave que suele ser ignorado, y que “representan el compromiso de la gente consigo misma”. Agregó que “necesitan confianza, trabajo colectivo y decisión de quedarse donde nacieron, en su territorio y con sus particularidades”. Adicionalmente, listó como necesidades de las cooperativas el apoyo estratégico de las instituciones, la elaboración de marcos legales modernos y el acceso al crédito accesible.
En línea con lo anterior, añadió que el cooperativismo posee “lo que tantos modelos tecnocráticos no tienen: legitimidad social, participación directa y vocación de permanencia”, y que son instituciones que no solamente hay que visibilizar, sino también integrarlas a la planificación productiva de un país.
De esta forma, destacó el rol de Inacoop y lo catalogó como “una herramienta estratégica para impulsar soberanía desde abajo, que conecta territorio con política pública y teje redes productivas, no solo clientes”, además de “participar en redes regionales, promover encadenamientos y ser una voz clara” sobre la materia en la región.