Según José Busquets, la reforma jubilatoria cuenta con un modelo de implementación “a la chilena”

El cómo, el cuándo, el qué y el porqué de esta reforma

El asunto de las jubilaciones, uno de los puntos neurálgicos dentro de la agenda política del actual gobierno, fue votada y aprobada en el Senado de la República el 27 de diciembre de 2022. Pero sus aristas y sus planes de implementación siguen generando debate en el ámbito político del país. En ese contexto, CRÓNICAS dialogó con José Busquets, politólogo especializado en seguridad social, quien estableció los aspectos clave de esta reforma. 

Por Mateo Castells | @teocastells

La vejez y el retiro suscitan la idea de un descanso merecido, luego de que una persona otorgue la mayoría de su tiempo de vida al trabajo. Tiempo libre para el ocio, el disfrute al aire libre, los viajes y los hobbies redundan cuando luego de que, a lo largo de toda una vida, las obligaciones y responsabilidades laborales, con sus horarios y protocolos, hayan tocado incesantemente la puerta. Pero el aspecto que engloba todas estas ideas es la jubilación; y actualmente esta se encuentra en la mesa de todos los lugares del país.

La reforma ha tenido varias modificaciones respecto del proyecto inicial que llegó al Parlamento. Cuando el Frente Amplio (FA) gobernó en el período de sus tres mandatos, decidió armar un Grupo Académico Honorario (GACH) con especialistas nucleados en la Universidad de la República (Udelar) cuyo presidente fue José Busquets. Con esta iniciativa marcó los lineamientos y su postura en torno a este tema, pero no alcanzó a promover una reforma y actualmente se encuentran puntos en común y diferencias en cuanto al proceso actual.

El primer aspecto a tener en cuenta es cómo se implementa esta reforma. Existen distintos matices en comparación al proceso que había iniciado la izquierda en sus anteriores mandatos y lo que se observa es que el gobierno actual ensayó un tipo de diálogo distinto al que había implementado el FA. Aun así, en su afán reformista, mantuvo la importancia del conocimiento especializado, al igual que se hizo en tiempos de pandemia.

También, en ambos gobiernos se mantuvo la representación social como uno de los pilares fundamentales del proceso, escuchando y dialogando con empresarios, organizaciones sociales, trabajadores y jubilados, para, de esa forma, construir lo que entrará en vigor.

Pero el punto de quiebre se encuentra en el formato de la discusión. Anteriormente, para la reforma jubilatoria, las discusiones contaban con un formato tripartito y ampliado, en el que la convocatoria partidaria y social se construía a partir de la equidad. En el caso del actual gobierno, esta convocatoria, según entiende Busquets, cuenta con un modelo “a la chilena”, similar al que ensayó Michelle Bachelet. Este modelo buscó negociar “bis a bis”, reuniéndose y consultando a cada uno de los actores en particular.

Además, de los 15 miembros que integraron la comisión que trató la reforma, nueve eran oficialistas y los restantes se dividían equitativamente entre oposición y representantes sociales. Por lo que, en opinión del especialista consultado, la forma en cómo se piensa el diálogo y se aborda la discusión “dice mucho” del contenido del documento final y sus características.

Dos aspectos claves de la actual reforma

Una de las novedades que propone este nuevo documento es la creación del sistema previsional común. Esta implementación busca fomentar un proceso de bonificación del conjunto del sistema tributario y de jubilaciones, que históricamente estuvo fragmentado por cajas y servicios.

Esto, desde la óptica de Busquets, es una idea importante pero difícil de implementar, dado que compite contra la dinámica política y esto depende de la fuerza de los distintos actores que la impulsan. A su vez, esta implementación alimenta un cierto “corporativismo” que se encuentra en la mayoría de los modelos de seguridad social del mundo.

Por su parte, la implementación del suplemento solidario, que impone que a mayores niveles de necesidad, mayores serán los niveles de subsidio, surge a partir de un planteo liberal que busca generar condiciones mínimas para acceder al mercado. Esto implica que, por el nuevo sistema, los uruguayos tendrán jubilaciones mínimas mayores que las actuales a través de este suplemento.


Ampliación de la reforma estructural de los años 90

La reforma liberal que hizo el gobierno de Sanguinetti, con el apoyo del Partido Nacional y del Partido Independiente, se ve ampliada, dado que había un porcentaje de la cantidad de afiliados a las cajas que no entraban en el régimen de AFAP. 

Con la reforma actual se introduce un nuevo elemento, en el que se amplía la participación del sector privado en conjunto con el sistema, con la particularidad de que la propuesta inicial suponía dividir equitativamente entre el ámbito público y privado.