En diálogo con CRÓNICAS, Gustavo Grecco, presidente del Sindicato Médico del Uruguay, hizo una actualización del estado del sistema de salud frente al Covid-19. Además, expresó que las medidas impulsadas por el gobierno de retomar las clases en escuelas rurales, y de reanudar la construcción, “han sido controversiales” ya que “empujan a salir”. Grecco exhortó, así, a mantener el aislamiento social para seguir combatiendo al virus.
– A poco más de un mes de los primeros casos de coronavirus en el país, ¿cómo ha evolucionado el sistema de salud en la lucha contra esta nueva enfermedad?
– El sistema de salud se adaptó. Comenzó a recibir la información que venía del mundo, se empezaron a tomar decisiones a nivel de la autoridad sanitaria del gobierno central. Cada una de las instituciones de asistencia médica fue generando acciones que permitirían tener capacidad de respuesta para los pacientes portadores del Covid-19.
El conjunto de acciones de la restricción a la movilidad, el aislamiento social, el “quédate en casa” -que ahora ya no es tan efectivo como lo fue en su momento-, nos ha permitido dar una adecuada respuesta a los pacientes que hasta ahora tenemos.
Lo decimos con propiedad; cada uno de los pacientes que hemos asistido ha sido con la mejor de nuestras capacidades en un escenario tan complejo como es esta enfermedad nueva que desconocíamos hasta hace unas semanas.
La duda es qué va a pasar en las próximas semanas, porque se ha logrado acotar la circulación del virus a determinados estratos sociales, pero obviamente está circulando libremente entre la población y tememos que, cuando llegue a los sectores socioeconómicos más vulnerables, la capacidad de respuesta del sistema realmente sea puesta a prueba, y ahí tengamos el pico de tensión.
– En la semana del 20 de marzo, usted afirmó a CRÓNICAS que el sistema de salud estaba (en ese momento) en condiciones de abatir a este virus “en la medida que se adapte y genere el espacio necesario e imprescindible para asistir a estos pacientes que van a empezar a llegar”. ¿Esto se dio así?
– Eso fue así, y se pudo asistir.
De hecho, cuando ingresamos a diario la capacidad de medicina intensiva (que ha sido el cuello de botella en otros países), lo monitoreamos y mantenemos un 60% de las camas de terapia intensiva libres.
Eso no es producto de la gestión solamente de la medicina intensiva; toda la gestión asistencial se ha restringido, se han diferido cirugías, hay menos siniestros de tránsito. Realmente hay todo un contexto que permite que esto ocurra.
Eso que dijimos hace unas semanas, y que en ese momento era incierto, ahora lo podemos corroborar. Si de algo podemos estar orgullosos todos los uruguayos y particularmente el sector de la salud es que estamos dando la respuesta adecuada.
– En esa edición también hablaba de una falta de recursos en el personal de la salud. ¿Se pudieron conseguir?
– Ha habido acciones a nivel del Ministerio de Salud Pública (MSP), se están haciendo gestiones para poder asegurar al personal sanitario todos los insumos para bioprotección imprescindibles, que para nosotros es clave, porque de eso depende que no nos enfermemos y que no contagiemos.
– ¿Está de acuerdo con el plan “on/off” planteado por el director general de la Salud, Miguel Asqueta?
– Yo no voy a opinar de lo que dijo Asqueta, que en definitiva es la opinión de un jerarca que hasta el propio secretario de Presidencia manifestó que era una opinión técnica más en el conjunto de las opiniones sobre las cuales se toman las decisiones.
Lo que sí dijimos en nuestro planteo a las autoridades el día 20 de marzo, cuando hablábamos de cuarentena obligatoria, hablábamos de la vuelta de la cuarentena. Y lo hacíamos con un criterio selectivo, planificado, muy bien pensado, paulatino, por ramas de actividad, estratégicamente definido, cuidando a los sectores más vulnerables o que de ser expuestos al virus pueden sufrir consecuencias más graves, y contra una firme política de testeo (ver recuadro).
De modo que los conceptos que el Dr. Asqueta menciona necesitan esa contrapartida de planificación. Abrir la canilla, ver qué pasa, y cerrar tiene que ser con una planificación muy fuerte, con una visión global de todo el gobierno -no solo de lo sanitario-.
– En su opinión, ¿es momento de empezar a reabrir el país y reactivar la economía, o se corre algún riesgo?
– Todavía esto no está en el punto en el cual sepamos si realmente lo podemos controlar. Si bien está circulando en la sociedad, no llegó a los sectores más vulnerables, no llegó a aquellos sectores donde el aislamiento es imposible.
Tenemos brotes en determinados sectores, pero no tenemos un flujo de pacientes que provengan de los sectores socioeconómicos más débiles como para tener realmente el pulso de que nuestro sistema de salud y nuestra organización pueda dar respuesta digna a todos por igual.
– ¿Qué se debe hacer para transitar este camino que queda?
– Mantener el aislamiento social es clave, para lograr aplanar esa curva que tanto buscábamos en las semanas previas cuando planteamos medidas más enérgicas.
Creo que las señales del gobierno tienen que ser muy enérgicas en no bajar los brazos y, en ese sentido, las señales han sido controversiales porque todo esto empuja y anima a salir. Las escuelas, la construcción, todo esto anima a salir.
Pasar la prueba
– Ha habido polémica en las redes sociales al respecto de que no se analiza a posibles contagiados para guardar los test para más adelante. ¿Es cierto esto?
– El testeo es un problema en sí mismo. Afrontar la pandemia de la mejor manera requiere no solamente testeo, sino que una política de testeo.
¿A qué me refiero? Está bien, el gobierno hizo un enorme esfuerzo para ampliar la capacidad de testeo diario a ese número mágico de mil, que parece que si no llegamos a mil estamos haciendo las cosas mal. En realidad, el número es una consecuencia de la política sanitaria y no el objetivo de la política sanitaria.
Racionalizar ese recurso finito requiere una política muy específica. Por eso se flexibilizó el criterio para que haya más test. Ahora, la política de testeo debería priorizarse en determinados grupos de riesgo: personal de la salud, bomberos, policías, esto está contemplado en la ordenanza del MSP de la vigilancia epidemiológica.
Por otro lado, referido a los que mencionaba el doctor Asqueta en la entrevista en El Observador que tanto dio para hablar: si vamos a comenzar a abrir la canilla, debería hacerse con una estricta política de testeo para saber que quienes retoman la actividad plena interactuando con el resto de la sociedad no sean portadores asintomáticos.
Ahí deberíamos, antes de abrir la canilla, realizar testeos estratégicamente dirigidos.