“La forma lo es todo”

La cultura es la suma de creencias, valores y costumbres que sirven para regular el comportamiento de los miembros de una sociedad en particular (Comportamiento del Consumidor – 10ed. Schiffman, L. & LazarKanuk, L., Pearson Educ., México 2010).

Por Alejandro Weinstein (*)

La cultura es una poderosa fuerza que regula el comportamiento humano y que, por ende, deviene en la idiosincrasia de una sociedad. En este contexto, las creencias parten de un gran número de afirmaciones mentales, o variables tales como “pienso que…”, las cuales reflejan el conocimiento y la valoración que cada individuo posee en relación a alguna cosa. 

Los valores, si bien son expresiones que cada persona atribuye según sus creencias, se caracterizan por dos aspectos:

  1. Son relativamente pocos en cuanto a número.
  2. Sirven como guía para un comportamiento culturalmente apropiado.

Son, en sí mismos, de una naturaleza duradera y a la vez difícil de cambiar, ya que son ampliamente aceptados por los miembros de una sociedad. 

Las costumbres, en cambio, constituyen modos abiertos de comportamiento cuyas formas son aprobadas y aceptadas en situaciones pacíficas. 

Por lo tanto, así como las creencias y valores constituyen una guía para el comportamiento, las costumbres refieren simplemente a formas usuales y aceptables de proceder. 

La cultura es un concepto que integra, en gran medida, todo lo que influye en los procesos de pensamiento y comportamiento del individuo, siempre y cuando se satisfagan sus necesidades. 

En estos tiempos, muchas formas de comportamiento están cambiando y por consiguiente adquiriendo un sentido cultural distinto. Por ejemplo, sustituimos el abrazo o el beso por el saludo con el codo o el puño, lo que equivale a una forma externa diferente de expresar el mismo sentimiento o emoción. 

Asimismo, surge y se afianza, a partir de una necesidad, el teletrabajo, del que podemos apreciar sus ventajas pero saber que no está exento de inconvenientes. Coincidimos en que esta nueva forma de trabajo es simplemente un mecanismo de supervivencia en lo laboral, y que la misma requiere una organización que se adapte a la nueva situación.

Cabe preguntar: ¿Cómo? Y más aún si partimos de la base en que en muchos sentidos se van a generar nuevos comportamientos que habrá que aprender e integrar. Otra reflexión interesante es cuestionarse hasta dónde llega el teletrabajo. En este sentido, hay investigadores que señalan que el mismo es una oportunidad para complementar el trabajo presencial. Los mismos investigadores apuntan a que no todo puede ser solo teletrabajo y que es necesario crear una nueva cultura de trabajo. 

El gran desafío radica en que, si bien el comportamiento en el trabajo y para con el trabajo está cambiando, se llegó a éste como consecuencia de la nueva normalidad y que urge adaptarnos e integrar la forma, que en definitiva lo es todo.

(*) Director de CIM & ASOCIADOS