El Programa Voluntario de Reestructuración de Deudas permitió cancelar o refinanciar casi 300.000 deudas y benefició a más de 200.000 personas entre julio y noviembre de 2024. La directora ejecutiva de ABPU, Bárbara Mainzer, lo calificó como una experiencia “sin precedentes”. Aunque logró reducir los casos críticos, advirtió que persisten factores estructurales que alimentan la morosidad, como los ingresos bajos e inestables, la falta de información y la escasa educación financiera.
El Programa Voluntario de Reestructuración de Deudas impulsado por la Asociación de Bancos Privados del Uruguay (ABPU) y la Asociación Nacional de Empresas Administradoras de Crédito (Aneac) que se llevó a cabo entre julio y noviembre de 2024, permitió cancelar o reestructurar casi 300.000 deudas y benefició a más de 200.000 personas.
Según explicó a CRÓNICAS la directora ejecutiva de ABPU, Bárbara Mainzer, se trató de una experiencia “sin precedentes” que logró brindar alivio financiero a una porción significativa de la población con deudas en situación crítica.
“Fue un programa muy positivo. La mayor parte del sistema financiero se sumó para dar una solución a los deudores”, sostuvo Mainzer. Muchas personas llegaron a reestructurar hasta cuatro deudas, con plazos de hasta 48 cuotas y condiciones inéditas: sin multas, recargos ni intereses. “Ni siquiera se aplicó ajuste por inflación”, subrayó.
Aunque el número de personas en categoría 5 de la central de riesgos, es decir, con incumplimientos severos, cayó significativamente tras el programa, la directora de la ABPU afirmó que desde este mes nuevos deudores ingresaron a esa misma categoría. “Por un lado, se resolvió la situación de muchas personas, pero, por otro, ingresaron nuevas. Hoy estamos en números similares a los anteriores al programa”, explicó.
Las claves detrás del endeudamiento
El programa de reestructuración dejó al descubierto la existencia de mitos, en particular el del vínculo entre tasas de interés elevadas y la morosidad, es decir, el incumplimiento en el pago de una deuda. “Hubo una refinanciación con tasa cero y, aun así, la mayor parte de la gente que podía refinanciar, no lo hizo. Eso muestra que las causas del sobreendeudamiento no son las tasas elevadas”, afirmó Mainzer.
Otro elemento clave que mencionó refiere a la morosidad fuera del sistema bancario. “En los bancos es baja, pero en las compañías de crédito al consumo llega a niveles de entre 30% y 50% en algunos casos. Si una empresa tiene 30% de morosidad, necesita cobrar un 43% de interés solo para recuperar el capital. Y eso sin contar impuestos, fondeo o ganancia”, detalló. En ese sentido, reiteró que tasas de interés altas no siempre reflejan la necesidad de cubrir riesgos operativos y financieros en contextos de alta morosidad.
En la misma línea, la entrevistada sostuvo que hay tres principales causas por las que se genera esta problemática: “La primera es un problema en el mercado laboral, de ingresos bajos e inestables. Luego, la falta de información; si pudiéramos identificar mejor a las personas con buen historial de pago, se podría segmentar. Y, por último, la educación financiera, que sigue siendo una deuda pendiente”.
Si bien la posibilidad de una nueva edición del programa está descartada, desde ABPU insisten en que existen herramientas para mitigar los riesgos. “Hay muchas medidas que se pueden tomar y ya las hemos hablado con autoridades. No son medidas unilaterales, sino propuestas que se pueden trabajar en conjunto”, indicó. “Es un tema que nos preocupa y nos ocupa. Tenemos vocación y voluntad de contribuir a su solución”, concluyó Mainzer.