“En los últimos cinco años, el uso de efectivo en Uruguay ha caído un 44%, reflejando un cambio claro hacia medios digitales”

Según Franco Moccia, country manager de Fiserv en Uruguay

Uruguay transita aceleradamente hacia una economía con cada vez menos efectivo físico. En un mundo digitalizado, surge la pregunta: ¿es viable pasar una semana entera sin usar billetes ni monedas, pagando solo con medios electrónicos? Los resultados indican que la vida cashless ya es prácticamente una realidad cotidiana para muchos uruguayos, aunque persisten desafíos.

Desde 2014, la Ley de Inclusión Financiera impulsó la bancarización y los pagos electrónicos con incentivos fiscales y regulatorios. Por ejemplo, se otorgaron rebajas de 4 puntos de IVA en compras con tarjeta y se facilitó la apertura de cuentas sueldo gratuitas, al tiempo que se alentó a los comercios a aceptar medios de pago digitales. Estas medidas sentaron las bases de una nueva realidad. De acuerdo a un informe del Banco Central del Uruguay (BCU), en 2017 operaban más de 52.000 terminales POS en el país y circulaban unos 2,5 millones de tarjetas de débito, de modo que 31 de cada 100 pesos gastados se pagaban en forma electrónica. Hoy, esas cifras ya quedaron muy atrás.

Según datos recientes del BCU, el 71% de las transacciones se realizan con tarjetas (débito, crédito o dinero electrónico), relegando al efectivo a una minoría de operaciones. Las transferencias bancarias y los pagos web representan la mayor parte del resto, lo que evidencia un cambio de hábitos profundo en pocos años. Cabe señalar que mientras los datos de 2017 se referían a volumen del gasto, los actuales hacen referencia al número de transacciones, lo cual refuerza aún más el cambio de paradigma.

Según el informe de Fiserv sobre tendencias de consumo en Uruguay durante el primer trimestre de 2025, el 70% de las compras presenciales en tiendas físicas se realizaron mediante pagos sin contacto. Esto significa que la mayoría de los consumidores ya prefiere tapear su tarjeta o teléfono antes que manejar efectivo, por su rapidez y seguridad.

En paralelo, el e-commerce y las billeteras electrónicas crecieron exponencialmente. Cerca del 30% de las operaciones totales en el país ya ocurren por canales digitales (compras en línea, apps, etc.), reflejando que los uruguayos han incorporado con naturalidad la compra desde dispositivos móviles u ordenadores.

En la última temporada, paradores y vendedores ambulantes de Maldonado y Rocha adoptaron cobros con QR y apps como Pix, facilitando el pago a veraneantes sin efectivo. Por primera vez, turistas extranjeros pudieron abonar con cuentas de origen, marcando un hito de interoperabilidad regional.

Hacia un futuro sin efectivo

Las estadísticas confirman que Uruguay avanza a paso firme hacia la era del dinero digital, y muchos expertos pronostican que el efectivo podría volverse algo residual en un futuro próximo. “En los últimos cinco años el uso de efectivo en Uruguay ha caído un 44%, reflejando un cambio claro hacia medios digitales”, señala Franco Moccia, country manager de Fiserv en Uruguay. El ejecutivo proyecta que “esta tendencia continuará, impulsada por tecnologías como pagos QR, billeteras digitales y terminales avanzadas”.

Moccia ha ido aún más lejos en sus reflexiones, llegando a pronosticar un futuro próximo “sin billetes”, donde el cambio en los hábitos de pago será “radical”. A su juicio, Uruguay ya “ha recorrido un largo camino”, pasando de un uso extendido del cheque diferido hace unos años a contar hoy con “una infraestructura digital moderna y robusta” para pagos.

Según Moccia, lograr una economía verdaderamente cashless requerirá más inversión en innovación, infraestructura tecnológica y educación financiera para que ningún sector de la población se quede atrás. La idea de prescindir casi totalmente del efectivo ya no suena descabellada en Uruguay, sobre todo al compararla con experiencias internacionales. Suecia, por ejemplo, es citada como un pionero global rumbo a la sociedad sin efectivo. Allí el uso de billetes y monedas pasó de representar 39% de las transacciones en 2011 a apenas alrededor de 7% en años recientes. Muchos comercios suecos ya ni siquiera aceptan efectivo y el transporte público es 100% con tarjetas o pagos móviles.