Desafíos de la electromovilidad: una perspectiva cuantitativa

En la búsqueda de un futuro más limpio y sostenible, la movilidad desempeña un papel crucial. En este sentido, entender los números detrás de esta transformación es esencial. En este artículo, pondremos en números los desafíos que enfrentamos en el transporte eléctrico, el cual representa una forma más sostenible de movilidad.

Por Camila Villaverde (*)

Emisiones de CO2 y transporte

En Uruguay el sector transporte en 2022 fue responsable del 57% del total de emisiones de dióxido de carbono (CO2) (ver gráfico). En este contexto, la electrificación y el hidrógeno verde tienen un potencial significativo en la reconfiguración del panorama del transporte a futuro. El elevado porcentaje generado por el transporte revela la urgencia de descarbonizar este sector, camino hacia la segunda transición energética del país.

Fuente: Elaboración propia en base a MIEM.

Vehículos eléctricos vs. vehículos de combustión interna

Según datos de CAF, la eficiencia energética en vehículos de combustión interna apenas llega al 15%. Para desplazarse una unidad de distancia, se desperdicia hasta un 85% de la energía necesaria para propulsar el vehículo.

En contraste, en los vehículos eléctricos, que carecen del proceso de combustión y aprovechan una matriz energética con un alto porcentaje de energías renovables, la eficiencia puede alcanzar cifras cercanas al 80%. En este sentido, es importante destacar que la sostenibilidad real se logra cuando la electricidad utilizada proviene de fuentes renovables. La clave para maximizar los beneficios ambientales de los vehículos eléctricos es asegurar que la generación de electricidad se base en fuentes limpias y sostenibles. En Uruguay, durante el período 2017-2022, en promedio, el 93% de la generación eléctrica provino de fuentes renovables, lo que posiciona al país como un ejemplo en la adopción de energía sostenible, útil para respaldar la movilidad eléctrica.

En el caso de Uruguay, el proyecto MOVÉS, orientado a promover una transición eficiente hacia una movilidad más sostenible, participó en la adquisición de 32 ómnibus eléctricos. Durante el período comprendido entre junio de 2020 y julio de 2022, estos ómnibus recorrieron más de 3,6 millones de kilómetros, lo que resultó en un ahorro de aproximadamente 1,5 millones de litros de combustible y la reducción de casi cuatro toneladas de emisiones de CO2 en comparación con sus contrapartes diésel.

Además de los logros relacionados con los ómnibus eléctricos, el proyecto también respaldó la realización de 131 pruebas con vehículos utilitarios, automóviles eléctricos y camionetas, que recorrieron más de 190.000 kilómetros. Estas pruebas contribuyeron a evitar la emisión de 46.000 kg de CO2.

En lo que respecta a los costos, si bien la transición a vehículos eléctricos implica una inversión inicial considerable, los ahorros en costos de operación son significativamente más bajos en comparación con un vehículo de combustión. Según datos presentados por el economista Gonzalo Márquez, los ómnibus eléctricos resultan más rentables en términos económicos en comparación con los de combustión interna cuando se analiza un ciclo de vida de 16 años. Concretamente, señala que el costo total de propiedad durante ese período es de US$ 1,1 millones para un ómnibus de gasoil, mientras que para un ómnibus eléctrico es de US$ 0,8 millones. Sin embargo, es importante destacar que, para una empresa de transporte, el costo efectivo de un ómnibus de gasoil se reduce a US$ 0,6 millones, ya que el subsidio al gasoil (Fideicomiso del Gasoil) cubre US$ 0,5 millones por ómnibus.

Fideicomiso del gasoil: ¿Supone esto un obstáculo para la movilidad sostenible?

En Uruguay, desde el año 2006 existe el fideicomiso del gasoil, el cual tiene como objetivo reducir el costo de los boletos de ómnibus. Para ello, se subsidió el precio del gasoil a las empresas de transporte público.

Por su parte, actualmente el gobierno propuso la constitución de un “Fideicomiso para la Movilidad Sostenible”, buscando que este instrumento también sea útil para que las empresas adquieran ómnibus eléctricos. En concreto, el principal objetivo es acelerar la transición de las unidades de transporte público urbano y suburbano hacia un sistema eléctrico. Para lograr este propósito, la administración central facilitará a empresas privadas la inversión necesaria, y se prevé que, como contrapartida, se establecerá la obligatoriedad de realizar el cambio de manera gradual. En este contexto, esperan alcanzar la meta de un 30% aproximadamente de la flota eléctrica para el año 2025.

En resumen, ¿qué podemos concluir sobre el transporte eléctrico?

En el marco de la electromovilidad en Uruguay, es importante considerar ciertos aspectos:

  • Los costos totales (costos de inversión más costos de operación) de los vehículos eléctricos son más bajos en comparación con los vehículos de combustión interna.
  • En Uruguay, el transporte es el sector que más emisiones de CO2 genera, destacándose la urgencia de descarbonizarlo, de cara a la segunda transición energética del país.
  • Durante el período 2017-2022, en promedio el 93,2% de la generación eléctrica provino de fuentes renovables, lo que respalda y fortalece la viabilidad de la movilidad eléctrica.

En conjunto, estos elementos reflejan el potencial de la electromovilidad como factor relevante en un futuro cercano en Uruguay.

Por su parte, es importante considerar que esta transformación no solo es necesaria para abordar el cambio climático, sino que también está siendo cada vez más solicitada y requerida a nivel global. Existe un creciente impulso en todo el mundo para llevar a cabo estas transiciones colaborando de manera conjunta en la mitigación del cambio climático.

(*) Economista de AIC Economía & Finanzas