Marpol y el desarrollo sostenible como bandera

COLUMNA | LOGÍSTICA

Por Mónica Ageitos (*) | @monica_ageitos

Este año la Organización Marítima Internacional (OMI) ha decidido que el lema del Día Marítimo Mundial sería “50 años del Marpol: nuestro compromiso continúa”. Este lema tiene como objetivo promover un mayor diálogo sobre la próxima fase de la labor de la OMI para seguir mejorando el uso sostenible y la protección de nuestro planeta y nuestros océanos, en consonancia con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y los objetivos de OMI al 2050.

Todo esto nos pone en alerta y sirve para pensar en lo que se viene y en especial en cómo todos debemos prepararnos para el futuro, para las nuevas tecnologías, para las nuevas energías, con el foco en seguir estando en la elección de las navieras y que nuestros puertos se consoliden como hub.

Los cambios suceden todos los días, nos encontramos con exigencias de nuevas tecnologías, con documentos electrónicos que nos enfrentan al desafío de utilizarlos con legislación que no acompaña esa modernidad, pero sobre todo con la necesidad de pensar y resolver rápido en una industria donde no hay tiempo para esperar porque es muy competitiva.

Como las demás industrias, la naval y el transporte marítimo deben adaptar sus modelos productivos a las nuevas exigencias climáticas implantadas en los acuerdos internacionales, utilizando carburantes con muy bajo nivel de azufre, según las normas de la OMI, todo lo que apunta a obtener importantes beneficios para la salud y medioambiente en general y en particular de las ciudades y poblaciones cercanas a los puertos y costas.

El surgimiento de alternativas como el biodiesel y bioetanol, asimismo el gas natural líquido se está utilizando sobre todo en ferries y barcos que realizan navegaciones cortas.

La dificultad de la inexistencia aún de redes globales como puntos de recarga, también la instalación de energías renovables, paneles solares, son preocupaciones del sector.

Por otro lado, del mismo modo que con los autos, el barco eléctrico apunta hacia una posible gran revolución del sector, aunque su aplicación es muy compleja, por ahora.

Pero no menos cierto, es que ya hoy hay un crecimiento en la producción y compra de barcos eléctricos e incluso ya se están probando soluciones híbridas para todo lo que supone que marcará en breve un antes y un después de la industria.

La industria naval está también avanzando en la idea de buques que no precisen de piloto. Basado en tecnologías como la inteligencia artificial, ya hay compañías de ferries, por ejemplo, que están operando rutas de corta-media distancia con un piloto automático.

Como en cualquier otro sector, la necesidad de renovarse y seguir innovando para una mayor productividad y sostenibilidad se ha vuelto un requisito indispensable e ineludible para garantizar la competitividad y mantenerse al día con la demanda de la economía mundial.

Todo esto nos lleva a pensar si están nuestros puertos preparados para desarrollar a medida o incorporar esas nuevas tecnologías, que ya se están necesitando como elemento diferenciador.

Si los puertos no alcanzan a la misma o similar neutralidad en emisiones de gases, pueden llegar a ser no considerados dentro de sus itinerarios; entonces, así como se debe trabajar en la digitalización de las interfases portuarias con sistemas inteligentes, community ports y otros, se debe trabajar con este enfoque de sostenibilidad, en donde todos los actores involucrados en la cadena logística estén implicados, y será un desafío principal para los puertos liderar estos cambios.

Todo ello redundará en beneficios de un manejo más eficiente de las mercaderías en y para los puertos.

En los principales puertos del mundo ya existe una agenda 2030 y hasta 2050 que es clara en lo que refiere a “emisiones cero” incorporando nuevas tecnologías energéticas como el hidrógeno, incluso más aún, trabajando ya en otras energías alternativas como la fotovoltaica y eólica, aspectos que efectivizan y materializan el enfoque hacia los ODS de la ONU.

El cambio climático, por su parte, está golpeando muy fuerte a nuestro planeta y poblaciones: tormentas y huracanes cada vez más agresivos, con consecuencias devastadoras, mayor sedimentación, mareas inestables, vientos y oleajes. Todo necesariamente lleva a los puertos a tener un plan de inversiones muy duro económicamente hablando, pero que deben mitigar estos factores y riesgos.

Algunos estudios recientes advierten que el sector marítimo debe acelerar los cambios para lograr las metas de descarbonización de 2030, puesto que solo se estaría alcanzando una quinta parte de las unidades necesarias para lograr el objetivo. También se expresa que la producción de combustibles de cero emisiones podría abastecer solo una cuarta parte de las necesidades estimadas, independientemente de que, si otros proyectos tuviesen éxito, la producción podría doblar dichas necesidades.

Tenemos muchos desafíos por delante para seguir la línea de quienes hace 50 años tomaron el desafío de la prevención de la contaminación marina. Pero tenemos la obligación de redoblar ese esfuerzo y pensar más allá.

El cumplimiento de Marpol siempre ha sido un compromiso constante. Hoy esta conmemoración pone en alerta a la comunidad portuaria, autoridades y empresas que deberán redoblar el esfuerzo mediante un trabajo diario, que permita potenciar la prestación de servicios en nuestros puertos de manera sostenible y segura.

(*) Presidenta del Centro de Navegación del Uruguay.