Un estudio impulsado por el Centro Tecnológico del Plástico (CTplas) y el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU) con apoyo del Instituto Nacional de Calidad identificó barreras, oportunidades y lineamientos técnicos para fortalecer la circularidad del plástico en la industria uruguaya.
El pasado 29 de abril, en el LATU se presentaron los resultados de la investigación “Definición de requerimientos de calidad para la incorporación de material plástico reciclado posconsumo en la industria nacional”. El estudio fue desarrollado por CTplas, en conjunto con el LATU y con el apoyo y gestión del Instituto Nacional de Calidad (INACAL), a través de su Fondo de Ciencia y Tecnología.
Durante la apertura de la jornada, el presidente de CTplas, Agustín Tassani, y la presidenta del LATU, Lucila Arboleya, destacaron la relevancia estratégica del reciclaje en la agenda productiva del país. “Este proyecto es un primer paso, un puntapié para construir herramientas concretas que nos permitan incorporar plástico reciclado posconsumo en la cadena de valor”, sostuvo Tassani. Por su parte, Arboleya subrayó la capacidad del proyecto para “articular la oferta y la demanda, uniendo a actores que tienen el mismo interés, pero no hablan el mismo idioma”.
La presentación contó con la participación de autoridades del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), de INACAL y del LATU, así como técnicos del Ministerio de Ambiente de Uruguay y de consultores y representantes del sector productivo.
Barreras y oportunidades
Durante el encuentro, la coordinadora de CTplas, María Dabezies, introdujo los principales desafíos que enfrenta el mercado del plástico reciclado en Uruguay. “El objetivo del proyecto es potenciar el uso de material reciclado posconsumo y, desde la infraestructura de la calidad, generar herramientas que lo hagan más atractivo para así reducir el gap de circularidad”, explicó.
Luego, los consultores María Pía González, Paulo Núñez y Federico Baráibar compartieron los hallazgos del relevamiento técnico realizado a empresas recicladoras, transformadoras y clasificadoras de plástico. A través de encuestas y entrevistas, el equipo logró identificar una serie de obstáculos operativos (como problemas en la apariencia estética, variabilidad en las propiedades mecánicas del producto final y contaminación por impurezas) que dificultan la incorporación del material reciclado en procesos industriales.
González profundizó en la necesidad de avanzar hacia un sistema de certificación que garantice la calidad del plástico reciclado posconsumo. “La clasificación varía según el nivel de trazabilidad. Contar con un certificado PCR es clave para habilitar un uso más seguro y masivo del material reciclado”, afirmó.
Desde la perspectiva de las plantas recicladoras, Núñez, coordinador de la Planta Recicladora Durán, remarcó que el sector enfrenta limitaciones estructurales, como la informalidad, la baja profesionalización, la escasa infraestructura y una demanda todavía reducida. Sostuvo que la estandarización de procesos y especificaciones permitiría un mayor ingreso del producto a la industria nacional y, en consecuencia, a mercados más exigentes.
Por su parte, Baráibar presentó las limitaciones operativas que enfrentan las empresas recicladoras, particularmente en relación con la falta de homogeneidad en los materiales plásticos que reciben. Destacó que la mezcla de polímeros, las impurezas y la ausencia de parámetros estandarizados constituyen barreras clave para una valorización eficiente del plástico reciclado. A su vez, remarcó que “la desconfianza de la industria frente al material reciclado se vincula directamente con la falta de información técnica y trazabilidad, lo que refuerza la necesidad de avanzar en lineamientos de calidad consensuados por toda la cadena”.
Uno de los datos relevados es que cerca del 50% del material reciclado posconsumo se exporta en forma de fardos a países como Brasil o destinos en Asia, mientras que solo el 30% logra ser revalorizado localmente como oportunidad de circularidad de materiales plásticos a nivel nacional.
El estudio reveló también una fuerte demanda de estándares técnicos. El 90% de las empresas encuestadas considera fundamental contar con fichas técnicas del material reciclado que reciben, aunque el 86% indicó no recibir dicha documentación por parte de sus proveedores. Esta falta de trazabilidad genera incertidumbre en la industria y limita su capacidad de innovar con materiales reciclados.
Una inversión estratégica
En el cierre del evento, Adrián Míguez, director nacional de Industrias, invitó a reflexionar sobre el enfoque de estas acciones: “Debemos preguntarnos si se trata de un costo o de una inversión. Porque si realmente genera desarrollo, entonces es una inversión que vale la pena impulsar”.
Además, Gonzalo Blasina, director ejecutivo del INACAL, agradeció la presencia de las autoridades y destacó el valor del trabajo conjunto: “Venimos impulsando esta agenda vinculada a la calidad desde hace mucho tiempo. Si bien aún queda mucho por hacer, los avances que estamos logrando me llenan de optimismo. Creo sinceramente que estamos en el camino correcto: abordamos los desafíos con equipos multidisciplinarios, visitamos las plantas de reciclaje para identificar los problemas en territorio y contamos con consultores que comprenden a fondo las variables técnicas y productivas. Tenemos un gran equipo, y estoy convencido de que lo mejor está por venir”.
Este estudio constituye un aporte significativo para el desarrollo de una infraestructura técnica que permita integrar el reciclaje posconsumo a los procesos productivos, no solo como una respuesta ambiental, sino también como una estrategia de competitividad industrial.