Pese a que durante la segunda mitad de 2016 la confianza de los consumidores uruguayos se había recuperado y se acercaba a la zona de optimismo, el 2017 comenzó con una clara tendencia a la baja. En marzo cayó un 6,7% profundizándose en la zona de “moderado pesimismo” en la que se encuentra desde hace prácticamente dos años.
Los datos surgen el Índice SURA de Confianza del Consumidor (ICC) que es elaborado por la Cátedra Sura de Confianza Económica de la Universidad Católica del Uruguay y Equipos Consultores, que en marzo registró una caída de 6,7% respecto a febrero, ubicándose en 45,1 puntos. “De esta manera, el ICC del primer trimestre del año revierte la recuperación que había mostrado en el último trimestre del año pasado”, sostiene el informe publicado.
De esta forma, luego de haberse acercado a fines de 2016 a la zona de “moderado optimismo”, la confianza del consumidor vuelve a profundizarse en la zona de “moderado pesimismo” (menos de 50 puntos) en la que se mantiene desde mayo de 2015.
Según se explica en el informe, la contracción de la confianza en marzo se debió al deterioro de los tres subíndices que lo conforman: la Percepción sobre la situación económica personal; la percepción sobre la situación económica del país, y la “predisposición a la compra de bienes durables”. Este último subíndice fue el que más se contrajo, al descender un 18% respecto a febrero. Al interior de este, la mayor caída la registra la Predisposición a la compra de casas y autos, cuyo índice cayó 10 puntos. A su vez, los subíndices para Casas y para Autos se ubicaron en niveles similares, aunque en el mes se contrajo relativamente un poco más el de autos, lo que podría afectar este mercado en los próximos meses.
En el análisis realizado, se advierte que el tipo de cambio apenas se incrementó en marzo, por lo que “serían otros los factores que explicarían la fuerte caída de la Predisposición a la compra”. “Más allá de factores de stock y estacionalidad, en este mayor pesimismo en el mes podría estar incidiendo la corrección a la baja de las expectativas para la Situación económica del país a un año y la percepción sobre la Situación económica personal, en particular sobre la Situación actual respecto a un año atrás que, luego de la Predisposición, es la que más cae en el mes (-6,4%)”, detalla el informe.
Pasito a pasito
El informe elaborado por la Cátedra Sura de Confianza Económica, incluye un apartado donde analiza la evolución de las expectativas de inflación, las que registraron una desaceleración en marzo. Se explica que “el índice de expectativas de inflación del consumidor (IEIC) es uno de los más sensibles (volátil) ante diferentes señales que el consumidor percibe del entorno” y “es una variable que incide en buena medida en las otras expectativas y percepciones sobre la situación económica personal y del país”.
En ese sentido, recuerda que “desde diciembre de 2010 la inflación se ha mantenido sistemáticamente por encima del rango meta del BCU, y por ello “no extraña que, desde febrero de 2011 y salvo puntuales excepciones, las expectativas de inflación del consumidor se hayan mantenido en zona pesimista (IEIC mayor a 50)”.
En 2016, en un contexto de recuperación de las expectativas en la segunda mitad del año y de desaceleración de la inflación registrada, las expectativas de inflación comenzaron a ceder terreno. Sin embargo en diciembre se produjo la interrupción de ocho meses de racha bajista del tipo de cambio y el anuncio de los incrementos de tarifas, llevaron al IEIC a su máximo histórico (71,3). En ese sentido, pese a las caídas del IEIC de enero y marzo (-11,7% y -7,2%, respectivamente), este se ubica a niveles similares a los de julio, cuando la inflación era de 10%.
“Si se considera que en marzo de este año la inflación (6,7%) logró ingresar por primera vez desde diciembre de 2010 al rango meta, y que a marzo de 2016 -con un dólar a $32- la inflación era de dos dígitos (10,6%), resultaría escasa -o lenta- la corrección a la baja de las expectativas del consumidor. Esto es, con una inflación sensiblemente menor, de marzo 2016 a marzo de 2017, el IEIC pasó de 69,9 a 58,8, y permanece aún en zona pesimista”, sostiene el documento.
Se interpreta que “esa cierta resistencia a la baja de las expectativas se asocie a la incertidumbre acerca del tipo de cambio -variable clave en la caída de la inflación registrada de estos meses-, y a los escasos márgenes de la política fiscal para cooperar con la monetaria”.