La economía del gigante asiático atraviesa una desaceleración que va en contra de lo esperado, que pone en duda si el país será capaz de alcanzar la meta fijada a principios de este año sobre un 5% de crecimiento económico. La reducción de la inversión privada, la crisis inmobiliaria que produce boicots hipotecarios y la falta de trabajo para los jóvenes, entre otros factores, hacen que su PIB en el segundo trimestre del 2023 tan solo haya crecido un 0,8%, una cifra que va en contra de lo proyectado.
En oposición a lo que se esperaba a principios de este año, sobre que China fuera quien impulsara la economía global, las cifras divulgadas por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), muestran que el Producto Interior Bruto (PIB) del país oriental creció 0,8% respecto al primer trimestre del año, una cifra alejada de lo proyectado, como resultado de una caída en la demanda interna y externa.
El gigante asiático, que en diciembre de 2022 abandonó las restricciones para reducir los contagios de covid-19, inició una fuerte recuperación económica que se vio debilitada en los últimos meses debido a la caída en la confianza de los hogares y las empresas.
A su vez, se debe tomar en cuenta la problemática en el sector inmobiliario, donde cada vez son más las obras paralizadas debido a la crisis que atraviesa el sector y los “bicots hipotecarios” que los compradores de las residencias sin terminar llevan a cabo. Esta crisis es producto de que las endeudadas empresas inmobiliarias sufren para financiar y conseguir fondos para sus inversiones y hogares que, tal como es usual en China, ya habían sido vendidas de antemano.
En lo que respecta a la inversión privada, esta se redujo un 0,2% en el primer semestre de 2023, un índice que suele ser clave para indagar en la confianza del sector privado. A pesar de que la tasa de inversión en activos fijos haya subido un 3,8% interanual en los primeros seis meses del año, el gasto en promoción inmobiliaria se contrajo un 7,9%, lo que induce a pensar en un nuevo descenso en relación a la caída del 7,2% del primer trimestre del año actual.
A esta bola de nieve económica se le debe sumar la falta de trabajo para los jóvenes. Si bien el desempleo en zonas urbanas, según datos de la ONE, se mantuvo en 5,2% en junio, la desocupación entre personas de 16 a 24 años alcanzó el 21,3%.
Esta información siembra dudas sobre si China será capaz de alcanzar su objetivo de crecimiento anual, fijado a inicios de 2023, en el que se espera un crecimiento del 5%. Según proyecciones del FMI, la economía China crecerá 5,2% en 2023 y 4,5 en 2024.
¿Cómo repercute en Uruguay?
China es un importante jugador para la economía mundial, pero en particular para nuestro país, puesto que el gigante asiático se ha convertido desde el año 2012 en el principal socio comercial del país.
De acuerdo a un informe difundido ayer jueves por la Unidad de Negocios de la Universidad Católica de Uruguay (UCU), en el primer trimestre de 2023 se registró un déficit comercial con China que alcanzó a US$ 277,5 millones, sin considerar las zonas francas y su facturación.
El mismo informe arroja que el saldo comercial de Uruguay con China se deterioró en el primer semestre de 2023. Las exportaciones al país de oriente contabilizaron un total de US$ 893,5 millones, registrando una disminución de 46,2% respecto al mismo semestre de 2022. En contrapartida, las importaciones desde China aumentaron 11,1% en el mismo período.
Dentro de los segmentos de exportación, la carne representó el 68,7% de los productos exportados a China en el primer semestre del año. El monto de este segmento fue de US$ 613,4 millones y cayó 39,9% respecto al mismo período de 2022 y la carne no fue el único producto en mostrar una variación negativa en el primer semestre de 2023, según detalla el informe.
También se destacan las disminuciones de las exportaciones de semillas y frutos oleaginosos (-67,1%), madera (-32,8%), lácteos (-68,5%), cereales (-49,1%) y animales vivos (-81,9%).