Zerbino: “Si el agro no se revitaliza, va a ser un 2018 muy complicado”

Pablo Zerbino, presidente de la Asociación Rural del Uruguay (ARU)


Para el sector agropecuario se avecinan tiempos difíciles, según sus propios actores. El titular de la ARU aseguró que si bien el 2017 dejó tras sí una buena productividad, se nota una disminución de ingresos de márgenes de rentabilidad. A su vez, alerta que si el clima en los próximos meses no ayuda, más productores pueden quedar por el camino. “Las decisiones que tome el gobierno pueden ser clave”, dice Zerbino. 

¿Qué valoración hace la ARU de lo que fue el año 2017?

Sin duda alguna que fue un buen año desde el punto de vista productivo. Está a la vista con los valores de exportación que se han conseguido, tanto por parte de los granos como por la ganadería. La faena fue muy alta y la exportación de carne fue muy buena. Por ese lado, es muy destacable, porque habla del compromiso del productor de seguir trabajando.

¿Cuáles fueron los grandes hitos que se vivieron este año en el sector agropecuario?

Concretamente, la gran cosecha de soja, que desde el punto de vista productivo fue muy importante, y la gran faena que hubo a nivel nacional, que significó prácticamente un record. Estos elementos han ayudado mucho y, desde ese punto de vista, han permitido mantener una estructura.

Para el productor agropecuario, agrícola o ganadero, una vez que tiene armada una estructura productiva, es muy difícil deshacerla. Le cuesta mucho tiempo llevarla adelante, y aún cuando la situación en general no es favorable, el productor sigue apostando e insistiendo a la producción con la expectativa de que haya un cambio que le permita conseguir una rentabilidad, sea por la parte productiva o porque mejoren nuevamente los precios a nivel internacional.

¿Cuáles son las preocupaciones de cara al futuro cercano?

Nos preocupan las presentaciones de las carpetas, tanto de la Federación Uruguaya de Grupos Crea (Fucrea) como de Plan Agropecuario, que indican una disminución de los ingresos en los márgenes de rentabilidad y, también, muy claramente, un aumento de hectáreas necesarias para poder cubrir la canasta familiar.

¿Qué significa esto?

Son indicios que llevan a que uno piense, asumiendo que no vamos a tener un clima como el que tuvimos en los últimos dos años, que van a haber repercusiones en la productividad y, seguramente, que vamos a ver más productores quedando por el camino, así como un mayor aumento en el desempleo y del endeudamiento. Son cosas que preocupan muchísimo. Estamos a la expectativa de tener, a la brevedad, con el presidente Tabaré Vázquez, una reunión para manifestar esta preocupación y encontrar la forma de que eso no ocurra, habida cuenta de lo importante que resultó ser el sector en el Uruguay, que quedó claramente demostrado que fue el país más agropecuario de América Latina, y eso no va en desmedro de ningún tipo de exportación. Creemos que Uruguay no puede darse el lujo de perder exportaciones. Lo que pueda ayudar, bienvenido, pero entendemos que si el sector agropecuario no se revitaliza en ningún sentido, va a ser un 2018 muy complicado.

¿Qué medidas se deberían tomar para no llegar a esa situación?

Yo la veo muy fácil. Acá tenemos un tema de los mercados internacionales en donde  los valores se mantienen a buen nivel. La carne, los granos y la soja valen a nivel internacional. Por otro lado, Argentina, Brasil y Paraguay están creciendo en el sector y aumentando sus exportaciones. Pero Uruguay, por temas internos, y por falta de capacidad de integrarse al mundo comercialmente a través de acuerdos, como lo es tan común hoy, no está logrando el mismo efecto. Es por un tema de costos internos procurando atender políticas sociales que se pudieron atender debido a un fuerte ingreso de capital en los últimos años, pero que hoy se terminó. Entonces, hay que buscar la manera de encontrar el equilibrio, eso es fundamental. Tenemos que aprender de una vez por todas que cuando estamos en las buenas hay que ahorrar para aguantar en las malas.

En ese sentido, ¿cómo fue la relación entre la ARU y el gobierno en 2017?

Yo diría que fue un relacionamiento donde uno hablaba y el otro no escuchaba mucho, más allá de que entendemos que nuestra obligación es procurar mantener el diálogo.

¿Quién no escuchaba mucho? ¿El gobierno?

El gobierno escuchó poco, habida cuenta de los resultados. Hemos reclamado y planteado la situación a la cual nos estamos encaminando en todas las tribunas que hemos podido. Tenemos entendido que de aquí para adelante, hasta el próximo cambio de gobierno, no van a haber grandes cambios a nivel de la macroeconomía. Y si el clima, que es el otro gran aliado del productor, no nos acompaña, vamos a estar en serias dificultades, se van a perder puestos de trabajo y más productores van a quedar por el camino. Puede llegar a ser muy grave y lamentable, como ya lo hemos vivido en el pasado.

“Cuando miramos internamente la estructura de costos, tarifas y combustibles, vemos que se podrían tomar medidas que permitan trabajar en forma más holgada”, expresó Zerbino.

¿Qué tenemos a favor para el 2018?

El compromiso del productor, que sigue intacto junto a sus ganas; eso se ve claramente. El productor está armado en base a los últimos años cuando se consiguió una rentabilidad, porque acá es lógico que cada uno haga su aporte de capital en función de sus posibilidades y a medida que los resultados se van dando, se consiga mantenerla o elevarla. El tema es que cuando eso no ocurre, el desánimo cunde y, lógicamente, se van perdiendo expectativas e interés. Estamos viendo que la inversión interna  y extranjera está cayendo.

¿Y el desempleo?

El desempleo está creciendo, lamentablemente. Si bien hay datos que indican que es un 7%, tenemos un informe de Deloitte que claramente lleva ese 7% al 17% cuando se consideran personas desalentadas, que ya no buscan más trabajo, y subempleadas. Por lo tanto, estamos ya con valores e índices que preocupan, a lo que se le suma el clima que no acompaña y también un futuro año preelectoral.

¿Cómo puede incidir un año preelectoral para la actividad agropecuaria?

En que, como ya sabemos, muchas veces, por ese motivo, no se toman las medidas más importantes para el sector productivo.

¿Qué pasó con la competitividad del agro en 2017?

La competitividad ha seguido cayendo. Nuestros vecinos se han transformado, hubo cambios políticos importantes tanto en Argentina como en Brasil. Paraguay, a su vez, también ha logrado afianzarse en la producción, consiguiendo aperturas muy importantes a nivel internacional en el sector de la carne. Pero por otro lado, está la situación de Uruguay, aunque cumple con todos los deberes, la trazabilidad, los reconocimientos sanitarios, todo lo que sabemos en cuanto a los sistemas productivos, libres de hormonas y antibióticos. Somos los primeros de la clase al momento de hacer los deberes, y los peores en el momento de subir las notas. Eso es un panorama de la realidad.

¿Un deseo para 2018?

A esta altura creo que lo más importante está en encontrar las formas de poder llegar con estos planteos al gobierno, que se encuentren las herramientas para conseguir un desahogo importante a nivel productivo y que se aliente al productor agropecuario, y al sector en general, para que  la expectativa hacia adelante pueda ser mejor, porque creemos que estamos cayendo en una situación que puede ser muy complicada.


Adolecer de conciencia agropecuaria

Zerbino señaló la importancia de que nuestro país sea catalogado como “el más agropecuario” del continente latinoamericano, pero expuso un tema de fondo que, dijo, le preocupa y que configura uno de los desafíos que hay por delante. A su entender, Uruguay adolece de conciencia agropecuaria, y sus pobladores no reconocen esta actividad como un sector genuino y propio del país, sino como un motor más que, socialmente, no suma. En ese sentido, comentó que se debe “trabajar muchísimo” para que el país comprenda que el agro representa un peso importante tanto en la economía nacional como para sus habitantes.