El desarrollo es íntegro

Martín Dibarboure, presidente de la Agencia Nacional de Desarrollo


La Agencia Nacional de Desarrollo nació por ley en el año 2009, pero fue recién en el primer semestre de 2015 cuando se nombró su primer directorio. El pasado 1º de agosto, Martín Dibarboure dejó su puesto en la presidencia de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) que había ocupado durante dos años y medio, para presidir la Agencia Nacional de Desarrollo, un organismo en el que estuvo presente durante su proceso de gestación, pero en otro rol.

Por Anahí Acevedo | @PapovAnahi

¿Cuáles son las principales dificultades que tienen las micro, pequeñas y medianas empresas a la hora de emprender?

En Uruguay, como en Latinoamérica, el 95% de las empresas son micro, pequeñas y medianas empresas. De ellas, el 80% son familiares. Eso implica que muchas veces la empresa se puede confundir con la billetera de la familia, y esa es una primera gran limitación. Por eso, es allí donde tenemos que apuntar mucho a capacitarlas y a establecer un mecanismo de profesionalización de su gestión. Para mí, esa es una patología grande.

La segunda es el acceso al crédito. Esta debe ser una de las restricciones más grandes, entre ellas, por ausencia de garantías. Para acceder a un crédito uno tiene que demostrar no solamente que tiene garantías, sino que el crédito lo va a poder devolver en forma eficiente, y para ello hay que tener buena calidad de información de mi empresa.

En general, uno de los problemas que tienen las pymes tradicionales en Uruguay es que siempre estiman en forma más optimista de lo que les pasa después. Es decir, normalmente, piensan que van a vender más de lo que venden, y que van a gastar menos de lo que gastan, por lo tanto, todas las proyecciones que hacen para el futuro siempre son peores que lo que es la realidad.

Es necesario incorporar la tecnología, profesionalizarse, realizar buenas estimaciones, separar las cuentas familiares del negocio. Además, el empresario chico, en general, se deja influenciar por mucha gente que opina sobre su negocio. Esas son las restricciones principales.

Por otra parte, también notamos que muchas empresas chicas no se asocian, cuando es necesario formar parte de alguien que sea colega y no competidor, porque eso permite compartir mejores prácticas y hacer sinergia. En este sentido, estamos haciendo un programa de desarrollo de proveedores que le da la posibilidad a la pequeña y mediana empresa de irse fidelizando y de estar en un escenario donde, por lo menos, se enteran de lo que pasa.

¿Dentro de las mipymes hay algún sector en especial que necesita más ayuda?

Los sectores que necesitan más ayuda siempre están atados a la coyuntura. Las más fáciles de entender, en su lógica, son las comerciales, pero cuando se va al sector industrial, agropecuarias o de servicio, estas siempre están ligadas a una coyuntura sectorial.

De todas maneras, yo también tengo una posición muy estricta en el sentido de que hoy ninguna actividad se atiende sectorialmente; ya no alcanza con eso, hay que contemplar todas las aristas.

Nuestro eslogan dice “desarrollo entre todos”; no tiene ningún apellido. El desarrollo es integro, no le vamos a permitir que le pongamos un membrete o una grifa a un desarrollo, porque incluso las propias Naciones Unidas, con sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, nos están enseñando que hoy todos los países del mundo están en vías de desarrollo, porque incluso los que tienen sus indicadores al máximo fallan en alguna área. Todos tenemos cosas para hacer para que el desarrollo sea íntegro.

Si ese es nuestro lema, la pantalla siguiente te indica que no hay ningún sector a priorizar. Por supuesto que hay que atender la coyuntura, y estamos atendiendo al fondo lechero y la problemática que está teniendo, por ejemplo, el sector arrocero.

¿Cómo trabaja la ANDE integrado al Sistema Nacional de Competitividad (SNC)?

El SNC es el vínculo que tienen las agencias con el Poder Ejecutivo. El sistema baja la estrategia del gabinete de competitividad a un plan de desarrollo, y a la hora de implementarlo determina la agencia competente para ello.

La diferencia es que todas las agencias tienen una especialidad en particular, pero la ANDE tiene todo, por lo que es la compañía de cada uno de ellos para que el sistema baje a programas e instrumentos la línea dada.

¿Qué porcentaje de los emprendimientos financiados tienen éxito finalmente?

Los programas están lanzados. Nosotros vamos a empezar a tener resultados  en el primer semestre del año que viene. Pero la media que se estima siempre es que no todos tienen éxito después. Justamente, el Capital Semilla, a veces, es una suerte de pasa o no pasa, una manera de demostrar que no es por ausencia de capital que no fue factible este negocio. Entre otras cosas, porque algo que muchas veces se discute es que un excelente emprendedor no necesariamente después es buen empresario.

Hay una tasa de “mortalidad” muy alta en emprendedores nuevos. Por eso es que hay que apoyarlos en todas las etapas. En el nacimiento, con el Capital Semilla, pero después con capacitación, con apoyo, pero llega un momento en que hay que soltarlo porque no puede vivir agarrado siempre.

En ese momento, cuando egresan de acá, lo que le hacemos es una suerte de recomendaciones, de las que dije al principio: asociatividad, acceso al financiamiento, garantías y evitar las patologías típicas de una pyme tradicional.

A su entender, ¿qué estrategias de mediano y largo plazo debería llevar adelante Uruguay para lograr un mayor desarrollo?

La primera es la descentralización. Para que esta sea una realidad, hay que generar capacidades locales. Nosotros tenemos la obligación moral, ética y profesional de estar en todo el país. Ahora, llevar el producto, la capacitación y la garantía, volver y que el lugar no tenga las capacidades para mantenerlo, es pan para hoy y hambre para mañana. Ese es uno de los desafíos más grandes. No todas las herramientas, productos y programas que uno piensan para acá se adaptan iguales en el resto de las localidades.

Uno tiene que adaptarse en base a lo que la demanda le pide. Por suerte las intendencias, la red de agencias locales (que son muchas), el propio sector privado, la sociedad civil, fundaciones, gremiales, centros comerciales, en todos los departamentos son nuestras contrapartes en otro ecosistema de desarrollo.

Nosotros somos cerca de veinte personas acá y no vamos a ser mucho más que esto, porque lo que nosotros hacemos es llegar al lugar, pero dejarlo y que funcione. Entre otras cosas, capacito y le genero las capacidades al que está en el territorio para que él después lo haga.

Es un tema de acumulación de política que lleva mucho tiempo. No era esta la realidad hace diez años cuando nació la agencia, y cuando arrancó este gobierno ni que hablar, porque había poca medición del impacto.

En la ANDE hay una división de evaluación y monitoreo permanente. Si un programa anduvo mal y no impactó o no fue lo que esperaba, para mi es una buena noticia, porque me permite corregirlo y sacar una versión corregida.

¿Qué resultado le gustaría ver al final de su gestión?

Primero me gustaría posicionar la ANDE como una institución transversal del y al Estado, que se la vea como una agencia estatal pero que gestiona con la prioridad del sector privado. Es decir, que gestiona por y para las pymes, que en definitiva son el sector privado como motor de desarrollo.

También lograr una visibilidad en todo el país, que se la reconozca como una agencia económica y no política.

Por último, me gustaría que sea identificada como un brazo ejecutor de políticas públicas estratégicas y colaborar con la reinserción de personas por la revolución laboral en trabajos más productivos, de menos tiempo y mejor calificados, que en definitiva redunde en mejor calidad de vida de la gente.

Yo creo que eso es posible, porque Uruguay tiene pocos habitantes, posee muchos recursos naturales, aún sin explotar. Tenemos una grifa de país serio, responsable, siempre integrando el podio en los indicadores globales de América Latina.

¿Qué es lo que más le preocupa?

Tenemos todo para tener un país con niveles de bienestar por encima de la media, pero existe una gran inequidad territorial aún. Hay lugares donde estamos muy bien y otros donde estamos muy mal. Tenemos que trabajar poniendo foco en que todos los uruguayos puedan tener generación de valor, para que esto derrame en las familias y en el territorio donde viven.

Se ha trabajado mucho en el acceso a derechos. Hoy ya no podemos decir que a nivel de agenda de derechos no hemos dado un paso cualitativo importante. Ahora lo que falta es que esas herramientas impacten en los lugares que necesitamos. Todavía el sector noreste de Uruguay tiene algunos indicadores que nos deberían interpelar para trabajar fuerte. No depende solo de nosotros, pero estamos haciendo mucha fuerza con los intendentes, los alcaldes y las agencias de desarrollo.

Si uno mira que entre el uruguayo medio, el 90 y pico por ciento tiene acceso a agua potable, a internet, a fibra óptica en hogares, ¿qué está faltando? Creo que lo que está faltando, y es lo que a mí me desvela, es darnos cuenta que depende de nosotros, de nadie más. De no repetir programas, de no malgastar el dinero público en cosas que se superpongan en el territorio, hacer más sinergia; y en eso comulgo con el Sistema Nacional de Competitividad. El sistema vino para eso.

Eso implica trabajar en innovación, en tecnología, en financiar, en apoyar. Yo creo que es parte de la cosa. Lo de la industria turística nos viene marcando un poco la línea, es decir, cómo juntándose el sector público con el privado puede potenciar este tipo de cosas.

¿Cómo le sirvió la experiencia laboral que tuvo en la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP)?

La experiencia fue muy buena porque la OPP tiene una característica similar a la ANDE y es que es transversal; trabaja con los tres niveles de gobierno.

Y como es Presidencia de la República tuve la oportunidad -gabinetes ministeriales de por medio-, de entender cuál es la lógica, a nivel de agencia, de lo que la política marca en materia de estrategia. Cuando uno habla de estrategias de desarrollo, lo que hace es, como toda estrategia, priorizar actividades y sectores de la economía. Trabaje a nivel de estrategia, a nivel de sectores, de economía, de política pública, de presupuesto. Hoy me toca bajar a la cancha y hacer que las cosas pasen.


Los programas

La ANDE dirige sus esfuerzos para potenciar a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes). Para ello, posee líneas de financiamiento “de segundo piso”, es decir, que presta a una treintena de instituciones que ofician de financiadores para las pequeñas empresas a tasas productivas, no bancarias, las cuales son seleccionadas y fondeadas por la ANDE. Hasta el momento, se han volcado poco más de US$ 6.000.000 desde su fundación.

Al mismo tiempo, la agencia brinda un sistema de garantías a las pymes que estén en el sistema bancario y se ocupa del desarrollo de microfinanzas, un sector que Dibarboure define como “una industria relativamente nueva en Uruguay, con mucha institucionalidad creada y que necesita un impulso grande en el conocimiento”.

La segunda línea estratégica está posicionada en el emprendedurismo, y dentro de ella se encuentra el fomento de la cultura emprendedora en Uruguay, el fomento al sistema y el apoyo directo al emprendedor. Para este último punto, la ANDE ofrece “el capital semilla”, que consiste de un llamado abierto a ideas innovadores, dinámicas y escalables de emprendimientos, de las cuales se seleccionan cerca de treinta, las cuales son apoyadas con un capital de arranque, sin contrapartida, de un 80% del proyecto, con un tope de $640.000. La tercera línea de trabajo es la asociación y la integración, mientras que la cuarta línea es el desarrollo territorial. 


Los integrantes del ecosistema

Las sucesivas leyes que dieron marco a la ANDE fueron  tres. La primera fue la ley de creación, en 2009. La segunda fue la normativa que institucionalizó al Fondo Nacional de Desarrollo (Fondes), y la tercera la de creación del Sistema Nacional de Transformación Productiva y Competitividad. Dicha entidad está integrada, junto a la Ande, por el Gabinete Ministerial de Transformación Productiva y Competitividad, la Secretaría de Transformación Productiva y Competitividad, los Consejos Consultivos de Transformación Productiva y Competitividad, la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), el Instituto de Promoción de la Inversión, las Exportaciones de Bienes y Servicios e Imagen País (Uruguay XXI), el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop), el Instituto Nacional del Cooperativismo (Inecoop), la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND), el Sistema Nacional de Respuesta al Cambio Climático (Snrcc), el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU)


Perfil

Dibarboure es contador público por la UdelaR. Trabajó 20 años en la DGI, contando con experiencia en el área de Planificación y Gestión. A la vez, se desarrolló profesionalmente como contador público privado personal.

Integró la CND como gerente general y presidente, y fue director de la OPP. Además, realizó consultorías para el financiamiento de productores en Alur. Está casado y tiene cinco hijos.