El dilema de la Fed

Escribe Diego Rijos

Académico Supernumerario. Segundo Premio Academia Nacional de Economía en 2017 y 2022

La Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed), se encuentra ante una fuerte disyuntiva de política monetaria. Al igual que en el mito de la espada de Damocles, la forma en la que los distintos agentes del mercado respondan al ajuste en la tasa de política monetaria (FFR) podría desencadenar un ajuste en el mercado bursátil, al igual que en la economía real. Existe evidencia que podría confirmar ambos escenarios, pero conviene preguntarnos: ¿Cómo hemos llegado aquí?

Durante la pandemia de covid-19, el gobierno de Estados Unidos decidió generar un plan de estímulo monetario para poder mantener el motor de la economía en movimiento.

Este estimulo alcanzo a los US$ 5 billones[1], siendo aproximadamente el 40% entregado a familias y otro 40% a empresas[2].

A la par de ello, de forma de mantener la calma en el mercado financiero y el flujo de crédito bancario abierto, la Fed decidió bajar la FFR a prácticamente 0%.

Esto implicó que el mercado se viera inundado en efectivo, las familias aprovecharon a consumir más, impulsando los precios de los bienes al alza. Dado el parón en el comercio internacional que generó la pandemia, y luego problemas en las cadenas de suministros, se dio una escasez en ciertos productos. Esto contribuyó al aumento de los precios de los bienes.

Por su parte, el mercado bursátil, luego de las fuertes caídas de las cotizaciones durante marzo de 2020 (el S&P 500 acumuló una pérdida del entorno del 35%), tuvo un efecto rebote, y un rally alcista hasta enero del 2022. Este rally no sólo implicó la recuperación de la pérdida, sino la concreción de un máximo histórico en los principales índices bursátiles del mercado estadounidense.

Como consecuencia del estímulo, la inflación en términos de precios al consumo se disparó al comienzo del segundo trimestre de 2021, acelerándose en los próximos semestres. Ante esta coyuntura, la Fed comenzó a volverse menos laxa en su quantitative easing y fue aumentando la FFR. Los resultados de estas políticas recién los estamos observando en el mercado. Este aumento en las tasas de referencia ha generado un movimiento de portafolio hacia instrumentos de renta fija, al aumentar el retorno de estos ajustados al riesgo. Por su parte, las acciones sufrieron una corrección a la baja.

Esto nos lleva a analizar el escenario actual. La inflación sigue por encima del 2% -el objetivo de inflación de la Fed-. Si bien la tendencia es a la baja, cabe preguntarse si realmente está controlada, o bien desaceleró pero aún sigue siendo reacia a converger a la meta de las autoridades.

El núcleo duro de la inflación sigue en el entorno del 4% en los últimos meses, mientras que el último dato de inflación al consumidor se posicionó en el entorno del 3.1%. No obstante, este 3.1% estuvo por encima de las previsiones de los analistas, lo que ocasionó una fuerte caída en el mercado de acciones, que corrigió a la baja en aproximadamente un 2% el índice S&P 500. El mercado de bonos también sufrió correcciones.

La variable detrás de estos cambios son las expectativas de los agentes sobre los movimientos que realizará la Fed, que afecta la FFR a futuro y en consecuencia la valuación de los distintos activos financieros.

Son estas expectativas las que han generado la volatilidad en los mercados en los últimos meses, teniendo en cuenta que la Fed se ha afianzado en un discurso que ha destacado dos puntos. El primero, que el objetivo número uno es bajar la inflación al rango meta. El segundo, que las decisiones serán tomadas en base a los datos y las tendencias que la inflación, el mercado laboral y el bursátil muestren.

Ello implica que han dejado abierta la puerta a las tres posibles decisiones que puede tomar: subir, bajar o mantener la tasa. Así, cada nuevo dato que aparece, implica un ajuste en las expectativas de los agentes en cuanto al signo, magnitud y timing de la decisión de política monetaria.

Esto pone en jaque a la Fed, porque cualquier indicio de la política a llevar, cualquier paso en falso, puede desencadenar fuertes correcciones en el mercado. Por su parte, el mercado de trabajo se ha mostrado robusto, y las estadísticas muestran que la suba de tasas aún no ha logrado hacer mella en el mismo.

Si analizamos conjuntamente el mercado de trabajo y la dinámica de la economía, nos recuerda un poco al preámbulo de la crisis de las dotcom, donde el aumento de productividad generado por las tecnologías de la información en los 90 y el surgimiento de la inteligencia artificial (IA) en la coyuntura actual, ha permitido que haya una fuerte capitalización de las empresas relacionadas con estas tecnologías. Sobre este punto, cabe recordar que la dinámica y crecimiento del S&P 500 el año pasado estuvo fuertemente correlacionada con la performance de las Big 5[3], las cuales por ser empresas tecnológicas tienen una mayor sensibilidad del precio de sus acciones ante cambios en la FFR.

Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Estamos ante una nueva burbuja en los mercados? La respuesta no es única, y depende mucho de las visiones de cada analista. Al parecer, el consenso del mercado es que hay una dinámica que se asemeja, pero que esta vez es diferente. No es un discurso que no se haya oído en otras burbujas. De todas maneras, cada vez son más las voces que hablan de la existencia de una, y la posibilidad de que un aumento de tasas fuerte pueda pincharla.

La decisión que tome la Fed en los próximos meses seguramente traiga coletazos, siempre que no sean lo suficientemente anticipadas por el mercado. En el largo plazo, el aumento de tasas debería llevar a la economía a un enfriamiento, que puede ser paulatino (como en la primera parte de los 90) o caótico (como en 2007). Sumándole que este es año electoral en Estados Unidos, las presiones a la baja en la tasa estarán a la orden del día, dado que menores tasas dinamizan la economía. Por lo tanto, la Fed se encuentra ante un dilema difícil de resolver: ceder ante las presiones políticas y corporativas de bajar la tasa, o mantenerse firme en su lucha contra la inflación, que en última instancia es lo que termina afectando al estadounidense de a pie.


[1] Equivalente a trillions en ingles

[2] https://www.nytimes.com/interactive/2022/03/11/us/how-covid-stimulus-money-was-spent.html

[3] Google, Amazon, Microsoft, Apple y Facebook