El escenario macroeconómico de la Rendición de Cuentas

ANÁLISIS

Foto: Getty Images

Por el Ec. Hernán Bonilla (*) | @Hernan_Bonilla

En estos momentos se encuentra a estudio del Parlamento la Rendición de Cuentas elaborada por el Poder Ejecutivo, cuya principal relevancia radica en la asignación de nuevos recursos y sus consecuencias. Como sucede todos los años, es una instancia en que se discuten las prioridades presupuestales y cómo van a financiarse los nuevos gastos, tarea que se vuelve particularmente conflictiva dado el diseño primero bianual planteado en 2015 y ahora anual en la discusión del presente año.

La propuesta contiene aumento de gastos en algunas áreas consideradas especialmente relevantes, financiadas con incrementos en la carga tributaria al juego y de la tasa consular, además de un crecimiento superior al esperado que implicaría, también, una mayor recaudación para el Estado.

El contenido concreto puede resumirse de la siguiente forma. Se necesitan unos 312 millones de dólares adicionales debido a un gasto mayor al previsto en seguridad social (150 millones), readecuación patrimonial (90 millones) y nuevos gastos (72 millones). Esto se pretende financiar con 200 millones producto del crecimiento económico mayor al esperado y 112 millones en nuevos impuestos al juego y un incremento de la tasa consular a las importaciones.

Conviene tener presente el escenario en que la discusión presupuestal se lleva adelante. Nuestro país experimentó una etapa de crecimiento excepcional entre 2004 y 2014, con una tasa promedio anual de 5.4% que quedó atrás. Las tasas de crecimiento de 2015 y 2016 fueron sensiblemente menores, más parecidas a estancamiento que a crecimiento de hecho, como se puede observar en el gráfico 1.

grafico-1Los datos de crecimiento del producto del primer trimestre del presente año, conocidos recientemente, dan cuenta de una recuperación interesante pero que habrá que ver cómo se desenvuelve en lo que resta del año. En el gráfico 2 podemos observar cómo fue el desempeño en este período por sector de actividad. Nuestra mejor estimación para la variación del PIB para 2017 al día de hoy es 3.2%.

Otro aspecto central a la hora de evaluar la coyuntura macroeconómica en que se lleva a cabo la discusión sobre la Rendición de Cuentas es el frente fiscal, vale decir, cuál ha sido la evolución del déficit fiscal y del endeudamiento público y su proyección para los próximos años. Como podemos observar en el gráfico 3, el deterioro fiscal en los últimos años ha sido muy marcado, pasando de un equilibrio fiscal en 2007 a un déficit de 4% del PIB en 2016, aunque ha disminuido en lo que va del presente año.

«El deterioro fiscal en los últimos años ha sido muy marcado, pasando de un equilibrio fiscal en 2007 a un déficit de 4% del PIB en 2016»

Es importante señalar que el deterioro fiscal no ha logrado revertirse hasta el momento en el actual período de gobierno desde 2015, a pesar de la instrumentación de un “ajuste fiscal dinámico” que ha implicado sucesivos ajustes de tarifas pú- blicas, disposiciones diversas en el propio Presupuesto Nacional en 2015, cambios en la forma de liquidación del IRAE e incrementos en el IRPF y el IASS más recientemente.

Un indicador que ha evolucionado favorablemente en los últimos meses es la inflación. Como puede observarse en el gráfico 4, el último dato disponible muestra que se ubica en la mitad de lo que se encontraba un año atrás y cercano al centro del rango objetivo del Banco Central. Este descenso se explica, fundamentalmente, por la trayectoria del dólar, que mostró un pronunciado descenso. Esto se verifica al comprobar el comportamiento disímil que tuvo la inflación de los bienes transables (aquellos determinados por el tipo de cambio) y la de los no transables (aquellos que no dependen del tipo de cambio).

grafico-2En este contexto (resumido en forma muy sintética), por lo tanto, es que debe analizarse el contenido de la Rendición de Cuentas, el aumento del gasto previsto, los incrementos tributarios y de tasas propuestos y sus consecuencias macroeconómicas.

En las proyecciones previstas para los próximos años es crucial la estimación que realiza el Ministerio de Economía y Finanzas respecto al crecimiento económico. En particular, para el presente año estima que la economía crecerá un 2%, en 2018 un 2.5% y en 2019 un 3%. De acuerdo a nuestras estimaciones, la proyección para 2017 es conservadora (la economía probablemente crezca más que lo previsto por el gobierno), es neutra en 2018 (nuestras estimaciones son prácticamente iguales) y optimistas hacia 2019 (nuestras estimaciones son menos auspiciosas).

«No se deduce que se pueda concretar una disminución del déficit fiscal como la prevista en las estimaciones oficiales para alcanzar un 2.5% para 2019»

Este punto es crucial, ya que en primer lugar los incrementos de gasto previstos sobre el “espacio fiscal” proyectado, que puede concretarse o no, resulta especialmente riesgoso. No deben darse por buenos ingresos que no se sabe si se concretarán en el futuro para financiar gastos permanentes que se incorporan al Presupuesto Nacional.

No se deduce, adicionalmente, que de lo dispuesto se pueda concretar una disminución del déficit fiscal como la prevista en las estimaciones oficiales para alcanzar un 2.5% para 2019. Por su parte, se estima un leve incremento de la deuda bruta que pasaría del 61.4% en 2017 al 63.7% para 2019.

grafico-3Del contexto reseñado y de las estimaciones previstas para los últimos años surgen algunos comentarios generales para aportar a la discusión en curso en el Parlamento.

En primer lugar, la situación fiscal descripta, así como su evolución prevista aconsejaba no haber incrementado el gasto en la presente Rendición de Cuentas. Más aún, debió haberse realizado una disminución del gasto público excluyendo aquellas áreas que se consideraran sensibles, verbigracia, seguridad, educación, salud y planes sociales.

«La situación fiscal aconsejaba no haber incrementado el gasto en la presente Rendición de Cuentas»

En segundo lugar, las señales en materia fiscal y de inserción internacional de las medidas previstas para aumentar la recaudación son contraproducentes.

En momentos en que la economía uruguaya enfrenta severos problemas de competitividad, lo que se verifica en un atraso cambiario del orden del 20% al 30%, elevada carga tributaria, inserción internacional de mala calidad y altos costos de energía y combustibles en la comparación regional, entre otros, las medidas propuestas no resultan las más atinadas.

grafico-4En cuanto a la inserción internacional, en momentos en que el Ministerio de Relaciones Exteriores y el propio presidente de la República realizaban esfuerzos por una mayor apertura y nuevos acuerdos comerciales, el incremento de la tasa consular es una medida difícil de comprender. Al fracaso de los últimos años para lograr acuerdos comerciales se le suman ahora medidas concretas contrarias a la apertura, que van en el sentido inverso de lo que debería ser la estrategia de desarrollo del Uruguay.

En tercer lugar, siguen estando ausentes los objetivos específicos de los incrementos presupuestales y la evaluación del incremento del gasto. Mientras que el incremento del gasto desde 2005 al día de hoy bordea el 90% en términos reales, ese incremento, que en algunas áreas es todavía mayor, no ha redundado en mejora de los servicios públicos.

«No es con más impuestos y mayor gasto que Uruguay puede desarrollarse, como lo demuestran la experiencia histórica, la teoría económica y la comparación internacional»

En cuarto y último lugar, el enfoque con que se parte a la hora de discutir estos asuntos en nuestro país es especialmente desacertado. No es con más impuestos y mayor gasto que Uruguay puede desarrollarse, como lo demuestran la experiencia histórica, la teoría económica y la comparación internacional. Nuestro país requiere reformas que le brinden mayor oxígeno al sector privado, que es el que genera riqueza, trabajo y mejora la calidad de vida de la población. Solo ampliando la libertad económica lograremos el progreso necesario para mejorar la suerte de los uruguayos más humildes y una escala de desarrollo que nos acerque al primer mundo.

El futuro del país no está determinado por ningún factor ineluctable, depende de lo que hagamos cada uno de nosotros y de las decisiones colectivas que tomamos cada día.

(*) Economista. Director Ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo. Profesor de Economía y Sociedad Uruguaya en Universidad ORT. Académico de Número de la Academia Nacional de Economía.