Inversiones SURA realizó un encuentro exclusivo en la residencia Villa Betalba

Con el objetivo de seguir manteniendo cercanía y vínculos estrechos, Inversiones SURA realizó un encuentro exclusivo en la residencia Villa Betalba, ubicada en el barrio de Carrasco.

Este es uno de los ejes principales de la compañía, que continuamente busca generar instancias de acercamiento para reforzar relaciones sólidas con sus clientes y grupos de interés. En esta ocasión, la compañía invitó a revalorizar el legado del río de la plata, bajo la premisa de que construir el futuro solo es posible respetando la historia.

“En Inversiones SURA creemos que honrar nuestra historia nos impulsa a crear un mejor porvenir. Por eso quisimos realizar esta velada para que nuestros invitados descubran este lugar tan exclusivo como enigmático. Estamos muy agradecidos con todos los que nos acompañaron a sentir la esencia de este legado”, expresó Gerardo Ameigenda, vicepresidente de SURA Asset Management Uruguay.

Durante el evento, los invitados pudieron recorrer cada uno de los espacios de la casa, donde los esperaba un anfitrión para relatarles las distintas historias y anécdotas escondidas en esos rincones. Además, toda la velada estuvo acompañada de un delicioso servicio gastronómico para el disfrute de los agasajados.

Enfocados en reconocer la confianza que depositan a diario los clientes, y haciendo hincapié en el propósito de acompañarlos para tomar las mejores decisiones a la hora de invertir, Ameigenda destacó que ésta última “es una labor que desempeñamos con mucho orgullo y responsabilidad, buscando permanentemente soluciones adaptadas a las necesidades particulares de cada uno”. Cada rincón de la particular villa sumergida en el corazón de Carrasco esconde una historia, y logra demostrar que el poder de nuestras decisiones crea futuro. 

Construida en 1940 y diseñada por los arquitectos Raúl Clerc y Héctor A. Guerra, Villa Betalba sigue conservando el clasicismo de su época. Fue la residencia del empresario naviero argentino Alberto Dodero, pero significó algo más que un hogar ya que Dodero disfrutaba de abrir sus puertas para agasajar a sus amigos, entre los que se encontraban prestigiosas figuras de la época. Por sus salones pasaron personalidades como Richard Nixon, Joan Fontaine, Anne Bancroft, Eva Perón y Aristóteles Onassis junto a Tina Livanos.