Los ACV no solo afectan a mayores y ya son la tercera causa de muerte en Uruguay

Cada 22 de julio se celebra el Día Mundial del Cerebro, una fecha que suele pasar desapercibida, aunque en Uruguay las cifras invitan a prestar atención. Los accidentes cerebrovasculares (ACV), conocidos por su impacto devastador y muchas veces irreversible, se han consolidado como una de las principales causas de muerte en el país. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2021 murieron 90,9 personas por cada 100 000 habitantes como consecuencia de un ACV, lo que coloca a esta enfermedad como la tercera causa de muerte a nivel nacional, solo detrás de las enfermedades cardíacas y las demencias.

Pero la estadística no se queda en el podio. De acuerdo al Ministerio de Salud Pública (MSP), las enfermedades cerebrovasculares fueron responsables de 9 126 muertes en Uruguay durante 2021, representando más del 22 % del total de fallecimientos en ese año. Incluso en los momentos más duros de la pandemia, los ACV se mantuvieron como una amenaza silenciosa y persistente.

Además, el promedio de muertes diarias por ACV en Uruguay ronda las seis personas, según cifras de 2022. A esto se suma una incidencia anual estimada en 125 casos por cada 100 000 habitantes, lo que indica que más allá de su letalidad, los ACV también representan una carga creciente para los sistemas de salud y para las familias que enfrentan las secuelas neurológicas.

El dato que alarma a los especialistas es que cada vez hay más casos en personas menores de 50 años. Factores como el tabaquismo, la hipertensión no controlada, el sedentarismo y el estrés están empujando hacia abajo la edad promedio de aparición de estos eventos. Según la OMS, los ACV ya representan el 5,5 % de la carga total de enfermedad en Uruguay.

Prevenir es posible. Reconocer los síntomas —pérdida súbita del habla, caída de un lado del rostro, debilidad en brazos o piernas— y actuar con rapidez puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte, o entre una recuperación funcional y una discapacidad severa. El acceso oportuno a la atención médica y la rehabilitación también son claves, aunque los especialistas insisten en que el mejor tratamiento es el que nunca se necesita, el que se evita.

“Los accidentes cerebrovasculares pueden tener múltiples causas, pero en todos los casos lo que ocurre es una interrupción del flujo de oxígeno hacia las neuronas. Eso desencadena un daño cerebral que, de no tratarse a tiempo, puede dejar secuelas importantes. Por eso es fundamental que la población sepa reconocer señales de alarma como la pérdida repentina de fuerza en brazos o piernas, dificultades para hablar o expresarse, alteraciones en la sensibilidad o problemas para caminar. Detectar estos síntomas a tiempo y consultar de inmediato permite acceder a tratamientos que, en muchos casos, reducen significativamente las consecuencias a largo plazo”, explicó la doctora Ana Mieres, directora técnica de UCM Falck.

“Adoptar medidas preventivas a tiempo puede marcar la diferencia y salvar vidas. Por eso es clave eliminar hábitos que aumentan el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, como el tabaquismo, la vida sedentaria o la hipertensión no controlada”, añadió Mieres.

“El cerebro regula todo el funcionamiento del cuerpo, desde el ritmo cardíaco hasta los procesos más complejos de la vida cotidiana. En UCM Falck promovemos que la población tome verdadera conciencia de su importancia, esté atenta a las señales de alerta y adopte hábitos que ayuden a cuidar su salud cerebral, porque un cerebro sano es también una forma de vivir mejor, por más tiempo y con mayor autonomía”, señala la especialista en emergencias móviles.

Detrás de esta visión hay también una apuesta global por el conocimiento. Falck es propiedad de la Fundación Lundbeck, una organización danesa sin fines de lucro que promueve la investigación sobre el cerebro y sus funciones. Desde 2011, esta fundación dona cada año más de 70 millones de dólares a proyectos que buscan entender y tratar enfermedades como la depresión, el Alzheimer, el Parkinson, la esquizofrenia y la migraña. Además, otorga anualmente The Brain Prize, considerado el mayor reconocimiento mundial en neurociencias.

Cinco recomendaciones para prevenir este tipo de riesgos y tener una vida más saludable:

● Controle los niveles de colesterol en la sangre. Recuerde que el aumento de este puede incrementar el riesgo de infarto.
● El exceso de azúcar en la sangre (diabetes) aumenta el riesgo de infarto.
● Evite el consumo de tabaco, sus derivados o sucedáneos como la nicotina. Si es fumador y ha tomado la decisión de dejar este hábito, asesórese con un profesional.
● Consuma una dieta sana, importante incluir en su alimentación frutas y verduras frescas. Además, elija alimentos bajos en grasas saturadas, grasas trans y colesterol.