María Dolores Benavente considera que las medidas del gobierno van en la dirección correcta

María Dolores Benavente, economista, Presidente del Consejo Directivo de la Academia Nacional de Economía, Gerente General de Unión Capital Afap e Integrante del Consejo Editorial de Empresas & Negocios


La economista considera que el gobierno va por buen camino tras la adopción de medidas económicas para paliar la situación país y que de esta crisis se sale con el esfuerzo de todos – Estado, empresas, trabajadores y consumidores-. Considera, además, que Uruguay deberá recurrir a organismos multilaterales y redirigir los gastos a auxiliar sectores castigados por la crisis sanitaria.

La epidemia desatada por el Covid-19 frena -y frenará- la economía mundial. ¿Cuáles serán los países más perjudicados?

El perjuicio ha sido y es generalizado. Los mercados emergentes son quienes más sufren el «vuelo a la calidad» que hacen los inversores y que lleva a que nuestra deuda sea menos apetecible y que nuestras monedas se deprecien respecto al dólar.

Por sectores productivos, ¿qué industrias serán las que sufrirán las mayores pérdidas?
La suba del dólar pega fuerte a toda la cadena de importación, tanto de bienes terminados como de insumos intermedios. Por ello, el perjuicio es bastante generalizado. Además, la reducción de la demanda internacional afectará nuestras exportaciones de bienes y de servicios.
Aquellos rubros de exportación volcados a China – carne, celulosa, soja- se podrán ver especialmente afectados. Y la golpeada economía argentina seguirá deprimiendo nuestra demanda de servicios -logística y turismo-.

¿A qué momento del mundo es comparable esta crisis?
En la historia del siglo XX y XI, más bien hemos tenido crisis inicialmente financieras y luego económicas. En este caso, es una crisis sanitaria que está afectando la economía mundial (menor producción y actividad económica), y está teniendo fuertes repercusiones financieras: caída de las Bolsas, fortalecimiento del dólar, aumento del riesgo país de los emergentes, entre otros efectos.  Habría que remontarse a la gripe española de 1918.
En las Bolsas aún no llegamos a la caída total del 2008; estamos en niveles similares a los descensos del mercado accionario de Estados Unidos de 1987 y 2000.
De cualquier manera, me permito citar una frase que compartió recientemente la especialista en inversiones Stephanie Shellman: «Para invertir, hay que tener fe en la capacidad humana de resolver los problemas que nos enfrentan. Cada año que pasa tengo más fe en esta capacidad. En este momento, hay miles y miles de profesionales trabajando para encontrar una vacuna y un tratamiento para el coronavirus. Todos los inconvenientes que estamos sufriendo en este momento después serán utilizados para mejorar la forma en que la humanidad ataca este tipo de problema en el futuro. Finalmente, aunque bajen las bolsas de valores, las empresas en las cuales invertimos seguirán existiendo y agregando valor futuro. Ese valor futuro termina en el bolsillo de inversores pacientes.»

¿Cómo se sale de este mal trance?
Hay que tener un delicado equilibrio entre procurar que la economía siga funcionando, actuar con responsabilidad y no caer en el pánico. En este sentido, nuestro país está adoptando medidas escalonadas que van en la dirección correcta. De esto se sale con el aporte de gobiernos, empresas, trabajadores y consumidores.

Estados Unidos anunció que sale al rescate de la economía y apuntala a los mercados con una inyección de liquidez multimillonaria a través de diversas vías. ¿Cómo impacta esto a nivel mundial?

Es un buen anuncio que intenta calmar a los mercados. Con el correr los días se podrá saber cuán efectivo ha sido.

¿Cuáles serán los efectos de la pandemia en la economía uruguaya?
Será un efecto bastante generalizado. Repercutirá, sin duda, en las ya castigadas finanzas públicas, agravando la situación fiscal.

¿Qué políticas debería implementar el gobierno para paliar la situación?
Deberá recurrir a organismos multilaterales y, al mismo tiempo, aplicar una racionalización drástica de gastos de manera de redirigirlos a estos nuevos gastos derivados de la crisis sanitaria: partidas para salud pública, mayores erogaciones por seguro de paro, seguro de enfermedad, entre otros.

Parece inminente un ajuste de tarifas. Algunos analistas dicen que hay que postergarlo y otros que se debe hacer ahora. ¿Cuál es su opinión?
Este ajuste corrige las tarifas de acuerdo con la inflación. No debería postergarse para no agravar la ya delicada situación fiscal.

¿Ve riesgos de que pueda interrumpirse la cadena de pagos?
Podría haber problemas en la liquidez, por lo que será importante que existan líneas de crédito contingentes para empresas, familias y gobierno.  De allí la importancia de lo señalado y que se está aplicando en otras partes del mundo: de esto se sale con el aporte de gobiernos, empresas, trabajadores y consumidores. Si el gobierno pretende recaudar de las empresas y los trabajadores como si no hubiera pasado nada, o si los trabajadores pretenden aumentos de salarios como se venían dando hasta ahora, o si las empresas ante el menor problema mandan a todo el mundo a seguro de paro, o si los consumidores se abarrotan de mercadería sin pensar en el que viene atrás, allí será muy difícil salir adelante.

Aumento del dólar e inflación parecen ir de la mano. ¿Cuál es el panorama futuro?
El precio del dólar se ha disparado en todos los mercados emergentes, entre ellos, Uruguay. Pero en nuestro país la relación del dólar con el IPC es mucho más fuerte que en otros países debido a lo dolarizada de su economía. Cuando las aguas se calmen, casi seguramente estemos con un dólar algo menor que el que estamos observando y una inflación rondando el 9-10%.

Justo en este momento, donde se lucha contra la pandemia del coronavirus, aparece en el mundo una guerra en el mercado del petróleo ¿A quién beneficia y a quién perjudica esta crisis del petróleo?
A Uruguay le beneficia poder abastecerse a precios menores. Y eso es lo que se está haciendo. Difícil vaticinar lo que pasará en un sector en donde las transformaciones tecnológicas y el uso de energías alternativas ya de por sí constituían un desafío muy fuerte, a lo que se suma esta nueva crisis.