Rocío Miranda y Mariana Abayian analizan los pilares para tener éxito en el mercado laboral actual

Las especialistas del mercado laboral, Rocío Miranda y Mariana Abayian plantearon a Empresas & Negocios los cambios que ha venido atravesando esta área, muchos de ellos vinculados a consecuencias de la pandemia y procesos que debieron acelerarse. El proyecto de ambas se basa no solo en asesorar a los trabajadores a insertarse en empleos deseados, sino a analizar el mercado para dar mejores respuestas a sus clientes.

En nuestra edición de mayo del año 2021, publicábamos una entrevista a la consultora Rocío Miranda, quien se había encaminado en un proyecto de orientación a demanda para dos segmentos de trabajadores: las personas que querían insertarse en el mercado laboral por haber perdido el empleo y los que estaban en un empleo, pero querían dar el salto en su carrera.

En ese entonces, Miranda comentaba que, con la llegada de la pandemia, cientos de personas perdieron sus puestos de trabajo; muchas de ellas tenían un cargo importante, o toda su vida habían trabajado para la misma empresa, y esta, por razones vinculadas a la crisis sanitaria, cerró. Otro público no se quedó sin empleo, sin embargo buscaban un cambio dentro de su empresa y aspiraban a más.

Hoy, más de un año después de aquella charla con Empresas & Negocios, Rocío Miranda y su socia, la psicóloga Mariana Abayian, realizaron una puesta a punto de que lo que la realidad del mercado laboral actual demanda a su proyecto de asesoría.

Uno de los elementos encontrados por las socias ha sido más demanda de personas que, teniendo muy buenas posiciones dentro de una compañía y buena formación académica, encontraron carencias en las “mal llamadas” competencias blandas, según expresó Miranda.

“De alguna manera, la pandemia, al incidir en las personas, precipitó ciertos cambios que se venían dando en las organizaciones. Estas están formadas por personas, entonces, indirectamente, las organizaciones se vieron obligadas a tener un mayor nivel de transparencia en cuanto a la honestidad en la comunicación con los colaboradores”, agregó, por su parte, Abayian.

En ese escenario de búsqueda o refuerzo de competencias y compañías trabajando en pos de una mejor comunicación es que las socias trabajan, con conceptos que engloban la adaptabilidad, formación, aprendizaje y reciclaje.

Asertividad entre diversas generaciones

En línea con la visión de Abayian, los grandes desafíos que trajo la pandemia y que se precipitaron a nivel de las organizaciones son asuntos vinculados a la comunicación, adaptabilidad y creatividad, así como con el desarrollo personal, el conocimiento y el relacionamiento.“Había que enfrentar el desafío de una resolución colaborativa de problemas pero de manera virtual, en tanto, antes se resolvía en el marco físico”.

Otra elemento que quedó de manifiesto tiene que ver con las diferencias generacionales que hay dentro de las compañías, donde se mezclan la generación X, Y, Milennials, Centennials, Z. “Los milennials y los Z aportan a las empresas lo que tiene que ver con la perspectiva de la calidad de vida, sostenibilidad, comportamiento ético, equidad, ecología, entonces creo que fue un momento en el que se visibilizó todo eso mucho más”, aseguró la psicóloga.

Respecto a esto, destacó que se trata de una situación interesante porque, desde su lugar y el de Miranda, vinculado a la de gestión de personas y talento, deben ver de qué manera trabajar para sacar el mayor provecho.

“Es interesante porque entre la primera nota y hoy nos dimos cuenta de que las personas tienen como demanda un deseo de conocimiento de cuáles son sus habilidades, cómo pueden mejorar su curriculum y su LinkedIn con perspectivas de estar adaptados a este mercado”, explicó.

Rocío Miranda y Mariana Abayian.

Las socias reciben diversas consultas de cómo está el mercado laboral, qué posiciones hay, cuánto pagan, y más. Para ellas significó una grata sorpresa el enriquecimiento profesional que adquirieron durante el proceso, porque lo que al principio lo pensaron como una necesidad, cobró vida y las personas lo piden y quieren profundizar.

“Personalmente me da una gratificación enorme que las personas tengan ganas de mejorar en el mercado, con una imagen más honesta y mayor nivel de conocimiento, aunque, tal vez, aún las organizaciones no están viendo ese interés de los colaboradores en conocerse para poder dar lo mejor”, argumentó Abayian.

Modificación de la idea original

Miranda dijo que en el trabajo que realizan junto a Abayian acumularon experiencia y adaptaron al proyecto original revisando lo que estaban haciendo, porque la demanda también implicaba que las personas querían ir hacia algo más básico como conocerse a sí mismas. “Entonces, la aspiración que teníamos de ayudarlos a dar el salto está implícita, pero antes hay algo más básico: conocer el potencial o replantearse si se está en el camino correcto”.

En ese sentido, señaló que el trabajo conjunto entre ambas socias enriqueció el trabajo, algo comparable con lo que sucede dentro de las empresas a nivel micro y macro. El proceso que atravesaron ambas entrevistadas es visto como un caso de éxito para Miranda. “Supimos, desde el conocimiento de cada una, integrar y hacer un todo con visiones muy complementarias. Pensamos igual en general pero somos de ecosistemas diferentes”, reflexionó.

Si llevamos este ejemplo a una compañía, prosiguió la consultora, la riqueza está en poder sumar personas que tengan puntos de vista disímiles y desarrollar la creatividad para hacer productos diferentes y aportar valor.

La búsqueda del equilibrio

Consultadas sobre si el mercado local tiende a alinearse a las demandas que se dan desde las personas, Miranda analizó que la gran dicotomía del mercado laboral hoy es entre las upskilling (posibilidad de formar a las personas en nuevas competencias dentro de su área) y reskilling (vinculada a aquellas personas que ya están trabajando en el mercado pero tienen que “reciclarse”, adaptarse a una nueva empresa, un nuevo contexto, u otro tipo de competencias que aún no están desarrolladas).

Indicó que los candidatos que han trabajado más de una década en una compañía presentan resistencias a la hora de migrar hacia un mundo laboral diferente que los obliga a ser más genuinos. “Está bueno que las empresas colaboren con causas que van desde la sostenibilidad a la reducción de pobreza, y que lo hagan genuinamente”.

Analizó que algunas empresas tienen avidez de hacerlo así, aunque eso depende de qué compañía sea, su origen, qué generaciones las lideren, entre otros factores. Entiende que, el trabajo remoto, se quiera o no, hoy se tiene que implementar. “Todo el que se resiste frena su evolución; además, muchas veces, las personas se retiran de la compañía para buscar un trabajo remoto, aunque sea menor remunerado. Entonces, conjuntamente con la creatividad y lugar de desarrollo, se busca que la vida personal acompañe la laboral”, expuso.

Al mismo tiempo, comentó que antes se buscaba un buen trabajo que permitiera vivir y quedarse hasta el retiro, luego eso cambió: “llegaron los hijos que vieron enfermarse a sus padres y optaron por viajar, trabajar viajando y luego llegó la pandemia”, expresó. En ese momento, aunque no se podía viajar, las personas se refugiaron en la casa, y tuvieron que convivir con la familia. “Algunos se adaptaron, otros no, pero en verdad lo que hoy se busca mayormente es el equilibrio”, explicó.

Sobre este tema, Abayian añadió que quienes lideran las compañías le imprimen una cultura a la misma, y esto es lo más difícil de cambiar ya que tiene que ver con el núcleo duro de la empresa, con la forma en cómo se hacen las cosas, valores y procedimientos. La psicóloga dijo que las transformaciones, en general, se dan de afuera hacia adentro, cuando se integra personas nuevas con otra mentalidad, y son estas las que empujan al cambio.

“Si no se cambia se estará condenado al fracaso o a desaparecer a una reducción muy importante de su productividad y rentabilidad, porque hay un modelo de vida que tiene que ver con que las personas priorizan su calidad de vida y eligen su trabajo”, detalló.

En ese sentido, la pandemia generó una migración muy importante de los grandes capitales a zonas más rurales o a las afueras para poder mejorar la calidad de vida. Si bien hay personas que quieren o necesitan la presencialidad, hay una gran cantidad que no. “El desafío es poder gestionar en presencial y en remoto, o en hibrido”, enfatizó.

El foco en las relaciones cercanas

“Comunicar todo tampoco es un indicador de transparencia”, sentenció Abayian al indicar que las empresas se han encontrado con la necesidad de ser más transparentes con sus colaboradores. Indicó que un gran desafío fue convertir los datos en información, conocimiento y expertise para sus empleados, y hacer una cadena que le permita a las organizaciones dar respuestas rápidas, decisivas y efectivas.

“Estas son cosas que la pandemia aceleró, junto con el trabajo de generar un mayor nivel de compromiso y empatía”, dijo. Comentó que se hizo un estudio donde las organizaciones con mejores resultados en la gestión fueron aquellas cuyos líderes ya tenían una relación cercana con los colaboradores. 

En cuanto al desafío para las personas, la psicóloga señaló que empieza a tener mucho más peso el tema de las habilidades blandas, la capacidad de adaptación a los contextos. “Nosotros empezamos a ver que la presencialidad hacía que, a veces, esas habilidades blandas no quedaran tan al descubierto en la interacción”.

De ahí surgió el proyecto con Miranda. “El asunto del autoconocimiento del trabajador, autoestima, tolerancia a la frustración, las limitaciones propias y del entorno es algo que hoy es muy importante evaluar o ponderar en los colaboradores; así como su relacionamiento con los demás, su comunicación, entre otros aspectos”, detalló.

Señaló que trabajar desde la casa no es lo mismo que hacerlo dentro de una compañía, y para generar un cambio es necesario hacer una buena gestión del tiempo, recursos y planificar. “Gran parte de los procesos que hoy se automatizan podrían no hacerse si incluyeran elementos creativos. El pensamiento y la creatividad solo lo podemos aportar las personas, no las maquinas”, dijo Abayian.

Aseguró que poder identificar eso hace evolucionar a las personas dentro de su experiencia y su historia laboral. “Las compañías no solo van hacia un mercado local, sino que pueden contratar a personas de diferentes partes del mundo y hay que saber interactuar y tener estas habilidades interculturales para hacerlo”.


Empresas emergentes y el valor de las habilidades blandas

Miranda expuso que hoy, en el concepto de compañía, se visualiza un ecosistema muy grande y de crecimiento exponencial de las empresas emergentes. Estas, de alguna forma, “han sabido privilegiar por sobre la academia otro tipo de competencias”, lo que es un motivo para destacarlas.

Dijo que los grandes emprendedores que tienen la posibilidad de decidir sobre la contratación “no es que desprecien a la academia, pero su ecosistema privilegia a las habilidades blandas”. Agregó que esto ha dado paso a otro tipo de compañías, que privilegian otro tipo de elementos y que generan otro tipo de ambiente y modalidades de trabajo.

Agregó que quedó en evidencia que no solo hacen falta puestos operativos, sino que había una necesidad de gestionar qué se hacía con las personas que forman las compañías y que no son solo estructuras. Indicó que las firmas notaron que debían trabajar con la gente y, si estaban lejos, tener canales de comunicación adecuados.

“Personalmente soy abanderada del trabajo remoto desde hace mucho tiempo y lo consideré totalmente posible. El trabajo remoto puso en evidencia el gran paraguas en donde estábamos todos, que era deficiente en materia de comunicación”, expuso Miranda.


Cada vez más emprendedores

Otra cosa que les ha pasado en este año de trabajo a Miranda y Abayian tiene que ver con la capacidad de emprender. “En los procesos hemos contactado con un montón de personas que su planteo está entre irse, quedarse o emprender, la mayoría de ellos tienen alguna idea para emprender”, relató Abayian.

Aseguró que hoy la tendencia va hacia un modelo que -sobre todo en las nuevas generaciones- de emprendimientos o desarrollo profesional autónomo, donde es proveedor y gestiona su tiempo y recursos. “Estamos saliendo del modelo de buscar un empleo, a ser emprendedores, y en ese camino un montón de habilidades son necesarias para poder alcanzar los resultados que se quieren”, agregó.