Andrés Lima: “Al FA le cuesta decir la palabra represión, pero al delito hay que reprimirlo”

EN LA CORTE

Andrés Lima, precandidato por el Frente Amplio

Consciente de que en el interior lo que menos hay son frenteamplistas, Andrés Lima defiende que la pertinencia de su precandidatura es el mismo interior. Entrevistado por CRÓNICAS, el intendente de Salto dijo que apoyará el plebiscito que impulsa el PIT-CNT, confesó no estar convencido de que el financiamiento de la seguridad social deba pasar exclusivamente por los trabajadores y remarcó que desde el Frente Amplio (FA) hay voluntad para un acuerdo nacional sobre seguridad.


Menú: El entrevistado optó por degustar cazuela de lentejas con arroz, que acompañó con agua sin gas. Para extender la sobremesa, pidió un té.


Por Mateo Castells | @teocastells

-¿Cuál es la pertinencia de su precandidatura?

-El interior. Quiero ser la voz de muchos uruguayos que viven en el interior y que no tienen la posibilidad de que sus planteos lleguen a los lugares donde se toman decisiones. Para eso está este nuevo sector político dentro del FA, que nace desde Salto, Bella Unión y Paysandú y busca crecer con este cometido.

-¿Dónde se ve en un hipotético gobierno del FA?

-Hoy no me veo en ningún lugar, no porque no tenga aspiraciones u objetivos, sino porque esto es paso a paso. No hay que adelantarse, primero hay que tener una buena interna y después hablamos.

-¿Qué porcentaje sería una buena interna para usted?

-El objetivo es llegar al 10% y que el 30 de junio cuando se abran las urnas representemos ese porcentaje, sobre todo porque está claro que hay dos bloques muy fuertes, tan fuertes que hubo gente que se bajó porque no encontró espacios dentro de esa polarización. En nuestro caso, aun con las dificultades que implica ese punto de partida, hemos encontrado espacios. Esto es lento, hace poco más de dos años que presentamos públicamente al Encuentro Federal Artiguista y, de no marcar en el mes de febrero de 2023 en ninguna encuesta, a que nos estén dando entre el 5% y el 7% ahora, sobre todo sabiendo que nuestra militancia se hace donde menos frenteamplistas hay, es un logro importante. A Montevideo vengo un solo día a la semana, el resto del tiempo estoy en Salto o en algún departamento del interior. Si el objetivo fuera otro, estaría más tiempo acá, porque el votante del FA mayoritariamente vive en Montevideo, en el interior lo que menos hay son frenteamplistas y hay lugares en los que la relación es ocho a dos, entre los votantes del FA y de la coalición. 

-Firmó por el plebiscito que impulsa el PIT-CNT. ¿Va a votar a favor?

-Sí. Mi idea es acompañar el plebiscito.

-¿Por qué entiende que es una buena opción?

-Por el contenido. Se podrá discutir la oportunidad o la forma, pero en el fondo lo comparto. El hecho de la edad, de poder mejorar el importe jubilatorio y lo que se propone de rediscutir el sistema privado y el rol de las AFAP, creo que son cosas importantes. Aun en el hipotético caso de que no se llegara al 50% más uno, creo que va a ser un mensaje que da la sociedad, lo que no debería pasar desapercibido ni para la coalición ni para el FA. Cuando se gobierna, más allá de que se pueda ser gobierno con el 50% más uno, no se pueden desconocer las opiniones del resto. Más allá del resultado final, es un mensaje que va a dar la comunidad y que el próximo gobierno no debe dejar pasar.

-Es difícil encontrar un economista que no manifieste su preocupación por el contenido de la papeleta…

-Pero eso no significa que no se pueda hacer. Habiendo voluntad y estando dispuesto a generar recursos, hasta ahora se ha hecho pesar exclusivamente el financiamiento de la seguridad social en los trabajadores. No estoy convencido de que el financiamiento de la seguridad social deba pasar exclusivamente por los trabajadores, parte sí, pero no todo. El capital debería ser una de las fuentes de recursos. Nadie se cuestiona que la Caja Militar dé US$ 500 millones de pérdida al año, pero está mal que nos estemos replanteando la derogación de las AFAP. Creo que a veces hay determinados preconceptos que se aceptan y no se cuestionan, y en ese sentido, existiendo disposición y decisión política, todo es posible.

-Ha confrontado abiertamente al gobierno desde que empezó la campaña y el propio FA en su rol de oposición optó por una postura bastante confrontativa. ¿Se espera lo mismo de la coalición en caso de que el próximo período gobiernen ustedes?

-El momento para debatir es ahora. Sobre algunas cuestiones creo que debe haber políticas de Estado, sobre todo en materia de seguridad. El FA fue gobierno y tuvo sus errores, al igual que los tiene este gobierno y creo que si no buscamos a partir de 2025 generar una instancia de diálogo nacional, donde la seguridad sea prioridad, va a ser muy difícil. Que en 2024 tengamos territorios donde el Estado y la policía no entran y el narco marca las pautas, me hace acordar, salvando las distancias, a las favelas de Río. 

-¿Qué hace falta para un acuerdo de este tipo?

-Voluntad.

-¿El FA la tiene?

-Desde el FA hay voluntad para un acuerdo nacional en materia de seguridad. Fernando Pereira lo ha manifestado, también se lo he escuchado a Lacalle Pou. Hay consenso de que nos unimos para tratar este tema o el narcotráfico va a seguir avanzando.

-El oficialismo acusa al FA de no tener referentes en materia de seguridad. ¿Qué nombres tiene el partido para sentarse a debatir?

-Usando una analogía con el fútbol, los partidos no los ganan los nombres, y acá pasa lo mismo. Este espacio, como precandidatura, ha planteado varias iniciativas, sobre todo tomando en cuenta que el delito tiene tres etapas: prevención, represión y rehabilitación. Al FA le cuesta decir la palabra represión, porque muchas veces se mezclan los tantos y la represión en sí no hay por qué mezclarla con otros tiempos, pero al delito hay que reprimirlo. Primero hay que intentar que no ocurra y prevenirlo, pero si ocurre, hay que reprimirlo.

-¿Apoya la idea del Ministerio de Justicia?

-Sí. Lo importante es un presupuesto acorde, efectiva separación de poderes y que no haya intromisión del poder político sobre el Poder Judicial, que hoy en día está bastante cuestionado.

-¿Qué evaluación hace de lo realizado por este gobierno? ¿Hay algo en lo que esté de acuerdo?

-El problema es que la diferencia viene de raíz, porque el FA hizo crecer la economía con generación de trabajo y redistribución. El actual gobierno también hizo crecer la economía, no podemos dejar de reconocerlo, pero no redistribuyó y no ha generado trabajo y empleo en las mismas condiciones que lo hizo el FA. No ha habido un aumento del salario en estos cuatro años, en la misma proporción que lo hizo el FA. El gobierno no pudo sostener ese nivel de crecimiento. Hay mucha tercerización y precarización del trabajo. Un gobierno debería intentar que las relaciones de trabajo, que son por naturaleza desiguales, sean equilibradas. Precisamos empresarios y quien invierta, pero el capital necesita límites y ser contenido con reglas claras, porque si las reglas son de libertad absoluta, está claro que el capital es nocivo hasta para el propio capital. Hay que buscar un equilibrio donde el capital sea rentable y el empresario tenga su porción, porque nadie invierte para perder, pero que también genere trabajo y el trabajador tenga una buena remuneración. 

-Cuando al oficialismo se lo acusa por los casos Marset, Astesiano y Penadés, a veces sucede que responde nombrando a Sendic y Morabito, por ejemplo. ¿Hay puntos de comparación?

-Lo que está mal, está mal en todos lados. Si hay hechos de corrupción, no hay vuelta que darle. La corrupción no tiene color, no es de derecha ni de izquierda, es corrupción y punto. Entonces, creo que cuando te toca gobernar, gobernás, y lo que pasó, pasó. Si el FA dejó de ser gobierno es porque la población entendió que no debía continuar en el mandato y le dio la oportunidad a la coalición. Muchas veces no se reconoce y no hay autocrítica, y capaz lo más fácil es apuntar a lo que el otro hizo mal también. Que otro haya procedido mal, no me da a mí licencia para hacer lo mismo, así que creo que no es una línea argumental válida, ni para la coalición ni para el FA. Si el FA es gobierno en 2025, no podemos excusarnos, si ocurren actos de corrupción, en que hubo un Marset o un Astesiano.


“El primer departamento donde se decidió que iba a haber coalición republicana fue Salto, lo que es un reconocimiento a la gestión”

-La coalición republicana apuntará a competir en los 19 departamentos del país en mayo de 2025. ¿Esto representa una amenaza?

-El primer departamento donde se decidió que iba a haber coalición republicana fue Salto, lo que es un reconocimiento a la gestión, porque si estás diciendo públicamente que hay que juntarse para ser gobierno en Salto, pese a todas las dificultades que se han tenido, estás dando este mensaje. Si pese a todos los inconvenientes que han existido y al propio desgaste que implica estar casi 10 años en el gobierno, la coalición está planteando juntarse, hay un reconocimiento a nosotros.


“El gobierno llegó tarde” en cuanto a la sequía

-¿Cree que el FA hubiera abordado distinto los principales temas de este período, como la pandemia, la sequía y la brecha cambiaria con Argentina que afectó principalmente al litoral?

-Sobre la pandemia, el gobierno defendió la libertad responsable. El problema es cuando se confunde la libertad con hacer lo que uno quiere. Personalmente, como gobierno departamental, tuve posturas distintas que apuntaban a atacar la movilidad. Si el gobierno hubiese sido más firme y tomado medidas más profundas, seguramente habríamos tenido menos impactos y menos muertes. En cuanto a la sequía, el gobierno llegó tarde. Se tomaron medidas después de que medio país y la mayoría de los productores estaban con la sequía encima. Y todos sabemos que el cambio climático es un problema que llegó para quedarse.

-Pero también se le puede reprochar al FA que no hizo lo necesario para solucionar este tema.

-Y por eso perdió. Así emparejamos para abajo, el otro no lo hizo, yo lo hago y soy menos malo. Creo que hay que pensar de otra manera y no pasa por ahí el justificativo de las acciones de un gobierno.