Gili: “Uruguay se ha esforzado por mejorar la productividad de los transables y en varios ha sido exitoso”

Bruno Gili, contador y catedrático de Negocios de la Universidad ORT

Los desafíos en materia de productividad para Uruguay residen en los costos que los bienes no transables trasladan a los bienes transables, que encarecen los procesos y por consiguiente los productos. Así lo explicó Bruno Gili en una entrevista con CRÓNICAS, en la que además resaltó la situación económica “razonable” del país y puntualizó sobre aquellos sectores que, dada su situación, demandan una reforma, donde se destaca la educación.

-¿Cómo evalúa la situación actual de la economía del país?

-Uruguay está en una situación económica razonable si se tiene en cuenta el contexto económico de la región y la realidad en la que está el mundo actualmente. Mantuvo sus equilibrios, ha logrado reducir la inflación y tuvo un inicio para controlar alguna de las variables macroeconómicas relevantes como el déficit fiscal, aunque estén volviendo a su tendencia. Por otro lado, el país ha mantenido ciertos niveles insuficientes de crecimiento para pensar en un Uruguay mejor, pero hay que tener en cuenta que esto se debe a un problema estructural del país, que necesita reformas más profundas. Posiblemente el año que viene, pasada la sequía, se recupere una tendencia de crecimiento que apunte a un 3% y se van a mantener todas las estabilidades que hacen a la tranquilidad de la población, como la inflación controlada, un funcionamiento acorde del sistema financiero, un buen funcionamiento de los mercados y procesos de integración al mundo. Yendo más allá de la sequía y de la guerra en Ucrania, tenemos problemas que tienen que ver con la productividad y los altos costos. Uruguay está siendo caro, con precios de un país con un mayor PIB per cápita del que tiene. Este es un problema a resolver que puede tener sus consecuencias, pero creo que vamos a seguir con estos problemas de costos, más allá del tipo de cambio, que tiene que ver con que hay muchos mercados que necesitan reformas para ser más eficientes y productivos. Hay retos que no provocan inestabilidades pero que, si siguen, podrían hacer que el país entre en un ciclo en el que crezca poco y que le cueste mantener un déficit fiscal razonable.

-¿Qué desafíos tiene Uruguay en materia de productividad?

-Uruguay ha hecho muchos esfuerzos por mejorar la productividad del sector de los transables y en varios ha sido muy exitoso. Esto se puede ver en el sector de la carne, de la celulosa y del arroz, lo que muestra que Uruguay ha intentado diversificar mercados y además estos tienen un trabajo en sí mismo de mejorar su productividad, con más inversión e innovación. Pero para que esto se desarrolle, no se pueden arrastrar ineficiencias del resto de la economía, puntualmente de los bienes no transables. Si estos últimos no tienen el nivel de productividad y eficiencia suficiente, y además tienen un proceso de indexación constante de salarios no vinculado a la productividad, lo que se produce es que termina habiendo costos que se trasladan al sector transable, porque cuando un empresario quiere exportar, padece los costos logísticos, el transporte, los servicios tercerizados y los impuestos. En los últimos años, cada gobierno ha intentado solucionar este problema, pero considero que se ha hecho a un ritmo que da estabilidad, pero que a veces, producto de la velocidad que tiene el mundo hoy, ese proceso se enlentece.

-Dentro de estos sectores que menciona, ¿a cuáles es menester prestarles atención y reformarlos?

-Primero, se necesita un proceso de reforma en el sistema de salud para hacerlo más eficiente. La salud como sector sobre el PIB tiene 10 puntos y es lo mismo que tiene Europa o Estados Unidos, por eso hay que repensar el sistema y ver cómo los agentes van a funcionar y así generar más calidad. En cuanto a la educación, es un tema que se necesita acelerar, porque en algún momento la educación no va a funcionar bien si no se forma a la gente para el mundo en el que vivimos. El mercado laboral también necesita una reforma en su productividad, se necesita pensar en mecanismos de flexibilidad, lo que no quiere decir que no se respeten los derechos de todos, pero el mundo ha cambiado y han surgido nuevas tecnologías, por lo que necesitamos recapacitar y reformular muchos aspectos, lo que lleva a pensar en otras perspectivas para la carrera laboral y para el funcionamiento de los mercados laborales. A su vez, la inserción internacional también entra en esta bolsa, porque hace 10 años que no se logran hitos relevantes en este aspecto y no se está avanzando al ritmo que el país necesita.

-Actualmente, a raíz de los avances tecnológicos y de la introducción de la digitalización en distintos apartados de la economía, se habla de una quinta revolución industrial. ¿Cómo se posiciona Uruguay dentro de esta?

-A esta revolución la caracterizan la digitalización tecnológica, la biotecnología y la combinación de estas, que se asocia al mundo de la automatización. Uruguay está bien posicionado en términos de infraestructura tecnológica, de internet y de digitalización de su economía. Pero esto es como hacer una ruta espectacular en un lugar donde no hay autos. Es necesario ponerle autos a esta ruta y eso se logra formando a la población y teniendo más empresas globales. Necesitamos empresas uruguayas que se instalen en el mundo, algo que es un reto relevante. Si esto no ocurre, Uruguay va a construir una infraestructura tecnológica pero no va a poder brindarle el contenido para poder trabajar. Por otro lado, si se mira a Finlandia, Noruega o Suecia, esos países que siempre son usados de ejemplo, están muy bien insertos en el mundo, pero además tienen compañías públicas que son líderes a nivel global. Cuando se mira a nuestras empresas públicas, la realidad es que nos vendemos entre nosotros. Insertarse en el mundo no es solo insertarse con bienes y servicios, no es solo que los Estados formen buenos acuerdos comerciales, sino que Uruguay logre pasar a una etapa en donde se construyan empresas o se atraigan. La idea de que Uruguay funcione como hub tecnológico es muy buena, hay que ponerle más recursos, pero es algo muy interesante.

-El Banco Central del Uruguay (BCU) difundió su última encuesta de expectativas en la que la proyección de crecimiento se volvió a recortar. ¿A qué cree que se debe esta disminución del 2,5% al 0,8%?

-Ese dato tiene un aspecto circunstancial que es la sequía y la situación con Argentina. Si el resto de las cosas se regularizan, Uruguay vía consumo e inversiones, que han sido el motor de crecimiento, seguramente tenga un 2024 y un 2025 con un crecimiento que esté en el entorno del 2%. Ahora, si miramos de acá a 10 años, el promedio va a dar 1% y eso es muy poco. El mínimo de crecimiento imprescindible para poder crecer y poder satisfacer la expectativa de la población debería ser 3%. A su vez, como Uruguay tiene un equilibrio macroeconómico razonable y buenas instituciones, los impactos están amortiguados y es más estable, pero el problema es que la tendencia de crecimiento está muy baja y necesitamos un esfuerzo para hacer que haya mayor crecimiento.


“Uruguay es el país en la región con menos egresados universitarios en comparación con su población”

-¿Cómo impacta en el crecimiento el presupuesto actual destinado a la educación?

-En lo que más invierte Uruguay es en la tercera edad. El problema es que como no hay un crecimiento poblacional, cada vez hay menos gente capaz de sustentar esto, entonces habrá un problema si no se mejora la productividad. Cuando se mira el gasto en seguridad social y en salud, Uruguay está en niveles importantes respecto al PIB en términos relativos, pero cuando se mira a la educación, está por debajo. Sin tener en cuenta a la universidad, Uruguay necesita, como mínimo, un punto más del PIB en educación. Ahora, si se va a destinar este punto y se va a gastar en lo que ya hay, es tirar la plata. Solo se mejoraría el salario nominal y si no se cambia la lógica del sistema y no se innova en el contenido, los procesos y la organización, se va a generar un problema grande. Si tomamos en cuenta la educación terciaria, Uruguay es el país en la región con menos egresados universitarios en comparación con su población, y tiene el nivel de egreso terciario de un país subdesarrollado, y esto es un síntoma de que tenemos un problema. Uruguay debe repensar su sistema terciario en general.