En diálogo con CRÓNICAS, la asesora económica de la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay, Ana Laura Fernández, realizó una evaluación del sector durante el último año, calificándolo como un período de “reactivación económica”. Explicó que proyectan un crecimiento del 2,5% para 2025, por debajo de las estimaciones oficiales, debido a la incertidumbre global y regional, especialmente en Brasil, que impacta en las exportaciones. También advirtió sobre la presión inflacionaria local impulsada por el dólar y manifestó la necesidad de medidas para mejorar la eficiencia, reducir costos y aumentar la competitividad.
Por Delfina Blanco
–¿Cómo evalúa la situación económica actual y su impacto en el comercio y los servicios en Uruguay?
-Se dio cierta reactivación económica en algunos sectores, como puede ser el agro. Hay determinados impactos coyunturales que hicieron que el 2024 esté cerrando en términos agregados con más de un 3% frente a un contexto internacional quizás un poco más desafiante, pero que igual impulsó a nivel de las exportaciones en particular y eso hizo que la economía esté creciendo a una tasa relativamente moderada, pero por encima de lo que fue el 2023, año que fue de cuasi estancamiento debido a la realidad económica y el contexto a nivel local, como fue la sequía y la planta de UPM.
A nivel del sector comercio en particular, lo que es el comercio minorista, se sumaron otros factores que impactaron directamente en su resultado durante el 2023. En especial, la relación de precios desfavorables con Argentina, que tuvo un impacto muy negativo en el sector. En el 2024 fuimos dejando de lado ese viento en contra que tuvimos de la relación de precios desfavorables con Argentina, se fue corrigiendo y eso hizo que el corrimiento del consumo hacia el país vecino, como también una mayor llegada de turistas argentinos, hicieran que el comercio y los servicios tuvieran mejores resultados durante el 2024. Fue un mejor año para el sector comercio en términos de comportamiento económico.
Sin embargo, nuestra encuesta de actividad muestra que este crecimiento estuvo concentrado principalmente en las empresas más grandes; en las más chicas quizás fue más complejo sumarse a esta senda de crecimiento. Nuestras proyecciones para lo que es el sector de cuentas nacionales, que es comercio, alojamiento, suministro de comidas y bebidas, que no es directamente el comercio minorista, son de más del 4% para este año. Es decir, por encima de lo que va a crecer la economía y también bastante por encima de lo que fue el crecimiento de casi el 1% en el año anterior.
-¿Cuáles han sido los sectores más golpeados por la desaceleración económica y cuáles han mostrado mayor dinamismo en el último año?
-Quizás el que salió mejor parado en cierta forma durante el 2024 fue el sector agroexportador, pero porque vino de un año bastante complejo que fue el 2023. Logró recuperar y recomponer las menores actividades que había tenido durante el año anterior. Después, a nivel de la construcción, vemos un escenario relativamente estancado y en línea, quizás, con un aumento de las exportaciones, en particular de las agroindustriales. Allí, en lo que tiene que ver con transporte y con actividades logísticas, vemos un resultado más optimista para lo que fue el año. Con respecto a los servicios asociados a las comunicaciones y la tecnología, se dio un escenario de mayor dinamismo en línea con una actividad económica que fue más fuerte durante el 2024. Por el contrario, en el caso más específico de los sectores más asociados al comercio y los servicios, lograron crecer luego de un año con bastante baja en la actividad en términos agregados, pero dentro de lo que es el comercio minorista tenemos realidades diferentes. Por ejemplo, los rubros que hacen el revestimiento del calzado salieron mejor parados que otros como el del cuidado personal, productos de limpieza y alimentos. Estos últimos cayeron mucho en el 2023 y, si bien crecieron, no lograron recuperarse del todo.
-Desde la cámara estiman un crecimiento más conservador, del 2,5%, por debajo del FMI, que es del 3%, de los privados y del gobierno, que estiman un 3,1% para 2025. ¿Qué factores explican esta cautela?
-Tuvimos cierta cautela y cierta corrección a la baja en esas proyecciones de crecimiento para el 2025. El principal foco de atención estuvo puesto, por un lado, en el contexto extrarregional más desafiante, específicamente por la situación de Estados Unidos, China y la Unión Europea. No sabemos aún cómo pueden impactar las exportaciones, el tipo de cambio y el fortalecimiento del dólar en el precio de los commodities. Frente a esa realidad se suma el contexto regional, particularmente Brasil, que, si bien las proyecciones son de crecimiento menos dinámico para el país en 2025 y 2026, es crecimiento al fin. Los desequilibrios fiscales del país vecino y el impacto que están teniendo en su moneda nos hacen ver una menor demanda por su parte y cómo puede jugar en nuestra economía. Por estos factores nuestras proyecciones para este año son menores a las de períodos anteriores.
-¿Cómo afecta el aumento de precios en rubros específicos, como por ejemplo la carne, que tiene un aumento del 30,1% interanual a nivel internacional, a la rentabilidad empresarial, la inversión y el consumo interno, considerando que la inflación general se mantiene baja, en un 5,54%?
-Puede haber cierta correlación entre los movimientos de los precios a nivel internacional de exportaciones y los precios de esos productos en el mercado interno. De todas formas, juegan como realidades diferentes porque también son productos diferentes, aunque puede haber cierta relación ya que el precio de la carne está sujeto a la oferta y demanda, lo que incide en los mercados internacionales como en el contexto local. En el caso de la carne, sí tiene más que ver con qué pasa en el exterior. De todas formas, en materia de precios, el desafío que vemos para el 2025 es lo que refiere al comportamiento de los precios a nivel del mercado local. Allí hay variables clave. Primero, el comportamiento del dólar: cuando tiende a subir, hay una tensión sobre los niveles de precios y, por lo tanto, una tensión en los niveles inflacionarios. Por otro lado, también se ven implicadas las decisiones en materia de política monetaria y el rol clave que tiene el Banco Central como autoridad monetaria de controlar los niveles de precios y las medidas que tome frente a un escenario con mayores presiones inflacionarias, por ejemplo, del lado del dólar. Uno lo que debería esperar es que este logro que ha tenido el Banco Central y el país en estos últimos años de mantener la inflación dentro del rango meta se sostenga en los próximos períodos, más allá del cambio de gobierno.
-¿Qué medidas proponen para contener el impacto de la inflación internacional en los costos locales?-En ese sentido, la posición de la cámara es que tenemos poco margen de acción en lo que pasa en el mundo, y en particular en una economía como la nuestra, tan pequeña, donde nosotros somos tomadores de precios, tanto a nivel de los commodities como a nivel del dólar. En lo que sí podemos tener incidencia es en la formación de precios a nivel local y particularmente en la ecuación de costos que está detrás de esa formación de precios. Además de la eficiencia con la que se desarrollan las actividades productivas y cómo eso termina incidiendo en la ecuación de costos. Ahí sí entendemos que hay un margen para actuar en lo que tiene que ver con un entorno de negocios más propicio, más eficiente para el desarrollo de las actividades económicas. A su vez, tenemos un efecto en lo que pasa con los servicios públicos, con el precio de la energía y cómo acciona el gobierno en materia de la definición de las tarifas públicas, cómo son o no eficientes las empresas públicas y, finalmente, cómo terminan fijando sus precios. En ese ámbito hay mucho para mejorar desde lo local, en eficiencia, en mejorar regulaciones, en mejorar la competencia en determinados mercados, lograr reducir esos costos en las actividades económicas, tanto públicas como privadas, que presionan sobre los costos y los precios. Ese es el principal desafío a nivel local y a nivel país en un trabajo coordinado entre lo público y lo privado para, al final del día, ser más competitivos cuando salimos a vender al mundo.
-¿Qué planteos le harían desde la cámara al nuevo gobierno, para mejorar la competitividad del sector empresarial?
-Una necesidad urgente que tiene nuestro país, que ya la venimos manifestando, y no solamente la cámara, sino el sector productivo en general, es la relacionada con las decisiones en materia de apertura comercial. Si bien ha habido avances, todavía entendemos que son acotados. Necesitamos efectivamente una política de Estado donde haya un objetivo claro de amplitud de mercados para vender tanto bienes como servicios en el contexto internacional. A su vez, que esa política de apertura sea acompañada de una mejora de las condiciones de acceso, o rebajas arancelarias en los mercados de destino. Asimismo, es fundamental que venga de la mano de una apertura en lo que tiene que ver con las importaciones. En ese sentido, bregamos por un análisis de la política arancelaria, de los diferentes aranceles que Uruguay cobra a determinados productos, y también de la tasa consular, porque en definitiva no es una tasa, es un impuesto que se cobra con las importaciones que ingresan al país. Desde ese lugar hay otra mirada de apertura tanto de nuestro país hacia el mundo, como de los productos que ingresan a Uruguay, que forman parte tanto de los procesos productivos como del consumo diario de todos los uruguayos. Creo que eso es uno de los principales focos que vamos a hacer ante esta nueva administración.
-¿Han tenido algún acercamiento con las futuras autoridades?
-Tuvimos algunos encuentros informales, previo a las elecciones. Desde la cámara hicimos diferentes instancias de intercambio, manifestando y poniendo sobre la mesa nuestra posición y cuáles son las recomendaciones que la cámara entiende que deberíamos seguir. Con las autoridades designadas estamos en proceso de pedido de audiencia, ya que aún no están en sus cargos efectivamente. A partir del 1º de marzo entendemos que se van a efectivizar esas reuniones de trabajo con las nuevas autoridades, más allá de los intercambios que ha habido en estas semanas, en enero y esta semana de febrero.