Seguridad social: “Sería un error convocar a un diálogo social porque ya hubo uno en este período”

EN LA CORTE

Ignacio Munyo, director ejecutivo de Ceres

Para Ignacio Munyo, la Ley de Presupuesto, que el 31 de agosto deberá presentarse en el Parlamento para su discusión y aprobación, será “clave” y un “gran hito” para este gobierno, que servirá para medir si serán cuatro años y medio “buenos” o si “va a estar complicado”. Así lo explicó en una extensa entrevista que concedió a CRÓNICAS, en la que además destacó que “no tienen nada que ver” las señales que se escuchan desde el Ministerio de Economía, que son “muy positivas”, con las que se escuchan desde el Ministerio de Trabajo, que le preocupan.

Por Mateo Castells | @teocastells


Menú: Merluza grillé con ensalada fue la elección del entrevistado, que acompañó con agua con gas. De postre, optó por ensalada de frutas y un café.


-¿Qué cambios espera que se materialicen en los próximos cinco años, principalmente en lo que refiere al apartado económico?

-Este es un tema que vengo procesando hace mucho tiempo y estoy convencido de que, independientemente del resultado electoral y del nuevo gobierno que asuma, los desafíos son los mismos. Uruguay tiene que encarar reformas postergadas, sin las cuales se hace muy difícil avanzar no solo en el crecimiento, que es una gran preocupación, sino en todos los aspectos. Si se mira desde 1985 hasta ahora y se toman los años donde los factores externos no nos empujan y se dejan afuera los años donde las coyunturas nos tiran para atrás, como entre 1998 y 2002, el promedio de crecimiento de los años neutros es 1%. En la última década, estamos en el promedio de crecimiento de los años neutros, que básicamente es la “velocidad crucero” de una economía que no procesa cambios internos importantes para crecer más. Pero, aun así, el problema no es solo de crecimiento, también está el desarrollo, porque también Uruguay tiene hoy una agenda muy importante que debe encarar en materia de ámbitos que determinan la calidad de vida del país.

-¿Cuáles de esos ámbitos que menciona hoy son los más comprometidos?

-La vivienda, la pobreza infantil y general, la situación de la marginalidad y la población carcelaria. Hoy, 25 personas por día salen de las cárceles y deben reinsertarse en la sociedad. Pero es un proceso que se hace muy difícil, porque tenemos una población carcelaria muy alta, de 16.000 personas, con tasas que nos dejan en el top 10 del mundo. 

-Referido a la vivienda, el Frente Amplio (FA) se mostró dispuesto a revisar la Ley de Vivienda Promovida. ¿Cree que es necesario?

-La Ley de Vivienda Promovida fue importante, tuvo buenos resultados, generó un desarrollo inmobiliario relevante en distintas zonas del país y tuvo un impacto positivo en frenar el costo de los alquileres, por más que la propiedad de las viviendas no sean de las personas que uno cree. Pero, más allá de que las propiedades no hayan terminado en manos de los que, a priori, uno esperaba que pudiera llegar, sí ha contribuido a que los precios de los alquileres no crezcan más de lo que hubieran crecido sin esta ley y creo que fue una buena política. Hay muchas cosas para revisar, el gran problema es que cuando se revise, se revise para mal y empeore el instrumento, porque el riesgo que Uruguay tiene es pensar que con un nuevo gobierno tendrá la capacidad de dibujar en un pizarrón todo lo que se pretende que pase con un determinado instrumento de promoción y creer que con eso se puede hacer una carambola y conseguir todo lo que se quiere, y que los individuos y el mercado, que son quienes toman las decisiones, van a responder a esos instrumentos que se pueden diseñar teóricamente. Y a veces, la realidad es más terca de lo que uno quisiera, en base a los incentivos que se están poniendo para que la gente reaccione de forma tal para lograr los mejores incentivos para el país y la sociedad. Eso es una tentación burocrática, que es como hacer una pisada de más.

-¿Esa pisada de más, es una búsqueda del político o jerarca por alcanzar el éxito de la gestión y la implementación e inauguración de políticas, en lugar de un bien de largo plazo?

-Eso existe y es natural de parte de alguien que debe renovar la confianza de la gente, pero, asumiendo que ese efecto lo dejamos de lado, hay una confianza excesiva en las posibilidades de regular los mercados y creer que se puede hacer que todos hagan lo que se pretende. 

-¿La idiosincrasia uruguaya tiende a eso?

-Sí, es un gran problema que tenemos y es uno de los focos que va a tener que resolver y enfrentar este gobierno para obtener mejores resultados.

-Con las señales que ha dado, ¿cree que irá por ese camino?

-Lo que ocurre es que las señales son ambiguas y son de todo tipo. En este momento, hemos tenido muchas señales y de distintos frentes. No tienen nada que ver las señales que se escuchan del Ministerio de Economía, que son muy positivas, con las que se escuchan desde el Ministerio de Trabajo, que son de preocupación. Habrá que convivir con una ambigüedad, estar muy bien informados y entender por dónde va el rumbo. Yo abro una carta de crédito a este gobierno y no tengo que criticar, simplemente tengo que esperar avances, porque el país necesita avanzar en muchos frentes, como la vivienda, la salud, la educación o la seguridad, que van más allá de lo económico y son las políticas que determinan el nivel de vida de la población y el día a día. Se necesitan cambios y mejoras en las políticas y mucha continuidad en los esfuerzos que se vienen realizando, porque son políticas de largo aliento. Y en este punto es donde aparece el punto neurálgico, que es el rol del Estado y su contribución en este proceso. En la situación que asume hoy el nuevo gobierno, el partido se juega en la eficacia que pueda tener el Estado. Hoy tenemos un Estado que sabe lo que tiene que hacer, pero que no lo cumple del todo bien. Lograr alinear con buenos objetivos e incentivos a toda la capacidad estatal que está instalada en el país, que es muy grande y es muy cara, es clave. Si como sociedad nos comprometemos a financiar este Estado, debemos pedirle mejores resultados. El Estado está para dar soluciones, no complicaciones, y hoy, lamentablemente, en muchas áreas, el Estado es un complicador, más que un facilitador.

-El gobierno deberá abordar distintos compromisos, como usted mencionaba, pero deberá hacerlo en un contexto económico con un margen de maniobra acotado. Sus colegas hablan de la posibilidad de emitir deuda o de aumentar impuestos y usted hablaba de la eficacia. ¿Cree que la plata está, pero hay que distribuirla mejor?

-Hay que mejorar mucho el uso de los recursos públicos y enfocarlos mejor. Nosotros hicimos un trabajo, que está disponible para el próximo gobierno, de identificar duplicaciones y triplicaciones de gastos a lo largo y ancho de todo el aparato público, que son muchas. El área de vivienda está llena de agencias que se encargan de este tema y nunca terminamos de resolver el problema de la vivienda. Con las pymes ocurre lo mismo, donde está lleno de agencias, pero si uno habla con estas empresas, todas dicen que les faltan apoyos. Existen los programas y los recursos, que son muchos, pero no terminan de permear, porque hay una sobrerregulación y porque se ponen muchos requisitos. Hay una concepción errónea sobre cómo llegar a las personas y una falta de confianza en la libertad individual del que se le da el apoyo. Uruguay debería avanzar y confiar más en las personas que están siendo beneficiadas por el Estado y no querer asegurarse, de antemano, lo que un burócrata cree que tienen que hacer porque es mejor para él y para el país. El gobierno que asume tiene una oportunidad histórica y un poco paradójica. Si este gobierno del FA logra hacer reformas internas que el gobierno que está terminando no pudo hacer, aunque tenía el mandato para hacerlas, será un gran gobierno. Ahora, si este gobierno se enreda y no toca eso por miedo a generar algo peor, la inercia ya no empuja y ya no alcanza con decir que la inflación va a estar dentro del rango meta, que el déficit fiscal va a estar bajo control y que la deuda no va a crecer, porque la macro no es un factor que va a acelerar el crecimiento del país. Lo importante es la micro, que es lo que urgentemente el país debe procesar. Este gobierno tiene la oportunidad de hacerlo.

-¿Esas reformas serán claves para cumplir con los compromisos que asumió en la campaña, o con el 6 + 1 histórico para la educación, que el futuro ministro de Educación ya dijo que buscarán concretar?

-Es totalmente vital. El tema es cómo se mide ese guarismo sin aumentar la bolsa total. Esa es la batalla, la reasignación interna de los recursos. La Ley de Presupuesto va a ser clave y es el gran hito que va a tener este gobierno. El 31 de agosto, que es la fecha límite para enviar el documento al Parlamento, sabremos si vienen cuatro años y medio buenos, o si va a ser complicado.

-¿Qué espera del Presupuesto para el próximo quinquenio?

-Tengo una gran incógnita. Cómo decía Astori, el presupuesto es la expresión financiera del programa de gobierno y cómo eso se termina bajando a tierra.

-¿Le preocupa la presencia de esas ambigüedades que mencionaba al inicio de la entrevista?

-Van a estar presentes.

-¿Eso nos lleva al escenario de un gobierno en disputa?

-Hay que ver cómo esas ambigüedades, ese tire y afloje y esas concepciones diferentes de la realidad, se conjugan. Si el resultado es bueno, yo soy muy optimista. Si es malo, veremos cuán malo es y qué nos depara.


El futuro de la seguridad social

-¿Qué espera que haga el FA con la seguridad social?

-Dijo que iba a optar por un diálogo social. Yo tengo una discrepancia con lo que se ha planteado. Creo que sería un error convocar a un diálogo social porque ya hubo uno en este período. No hay que perder de vista que el instrumento natural para que haya diálogo social es el Parlamento, por algo elegimos nuestros representantes en octubre, que a partir del 15 de febrero se van a sentar a representarnos. Entonces, ¿por qué hay que generar otra instancia de representación paralela que tenga intereses gremiales y corporativos por encima de todas las personas que estamos representadas por cinco años en el Parlamento? Hay que enaltecer la figura del legislador y el Parlamento, para hacer las mejoras necesarias a la regulación, porque es algo muy dinámico y que afecta las condiciones jubilatorias de todos. El diálogo debe estar en el Parlamento y no se debe sacar de ahí, porque sería un error conceptual y estratégico. Estuvimos muchos años concentrando la discusión pública en este tema, y abrir el foco nuevamente en esto, que nunca va a tener una solución perfecta porque es imposible, me parece un error.