Cambio de canciller “genera inestabilidad” en un momento “clave” para la política internacional

Bustillo renunció a la Cancillería y será sustituido por Escuder

La inesperada salida del ahora excanciller Francisco Bustillo, quien renunció envuelto en un escándalo relacionado al caso Marset, genera “inestabilidad” en el Ministerio de Relaciones Exteriores, dado que el país se encuentra en un momento “clave” para la política internacional en lo que respecta al futuro de las relaciones con Estados Unidos, China y la Unión Europea. Así lo explicó a CRÓNICAS el analista en comercio exterior, Gonzalo Oleggini.

El pasado miércoles, cuando el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, se encontraba en Estados Unidos, la exsubsecretaria de Relaciones Exteriores, Carolina Ache, declaró en Fiscalía por el caso del pasaporte otorgado al narcotraficante Sebastián Marset.

Al terminar su declaración, la exjerarca afirmó en rueda de prensa: “Yo fui la única política de este gobierno que renunció y se fue para su casa. Y paradójicamente no fue ni por haber hecho algo incorrecto ni por haber hecho algo ilegal. Todo lo contrario, fue por no haber estado dispuesta a ocultarle comunicaciones a la Justicia y por haberme negado a cometer un delito”.

Ache agregó que no tuvo ninguna participación ni injerencia en el trámite del pasaporte uruguayo otorgado a Marset, aclarando que eso no estaba dentro de sus competencias. Dejó en claro también que ella no “apuró” nada ni para Alejandro Balbi ni para Marset. Lo que sí hizo, sostuvo, fue avisar a la Dirección de Asuntos Consulares de la Cancillería, que es la que se encarga del trámite, que se trataba de alguien “peligroso”, cuando el subsecretario del Interior, Guillermo Maciel, se lo comunicó. “Esa dirección depende de Bustillo, y yo lo que me doy cuenta después es que todos ya sabían de quién se trataba, mucho antes que yo”, aseveró.

La maniobra del gobierno

El mismo día, Búsqueda informó que el gobierno intentó ocultar a la Justicia los mensajes que intercambiaron Ache y Maciel sobre Marset. De acuerdo a lo consignado por el citado medio, de la información que brindó Ache en Fiscalía se desprende que el asesor en comunicación de Lacalle Pou, Roberto Lafluf, destruyó un acta notarial que contenía los mensajes de WhatsApp, que formaba parte de un expediente de Cancillería, y le solicitó a la entonces vicecanciller que una escribana certificara que su celular no tenía esos mensajes.

También surgió de las declaraciones de la exjerarca que Maciel borró el chat y le comentó que si hacía lo mismo no podría recuperarse, al tiempo que Bustillo le sugirió que “perdiera” su teléfono.

El semanario difundió audios con fragmentos de los dichos de Ache en Fiscalía y con conversaciones que ella había mantenido con Bustillo en forma privada.

Las consecuencias del escándalo

El escándalo derivó en la inmediata renuncia de Bustillo como canciller, y ayer jueves la presidenta en ejercicio, Beatriz Argimón, nombró en su lugar a quien ostentaba el cargo de director general de Secretaría del Ministerio, Diego Escuder, en forma temporal. Además, Argimón ratificó a Nicolás Albertoni como vicecanciller.

Consultado acerca del impacto que lo sucedido puede tener a nivel de la política exterior, el especialista Gonzalo Oleggini opinó que el cambio de canciller “genera inestabilidad”, sobre todo, porque el país se encuentra en un momento “clave” en la materia.

Por un lado, recordó que Lacalle Pou está en Estados Unidos “en el marco de una iniciativa de ese país para el desarrollo”: fue invitado por el presidente estadounidense Joe Biden para participar de la cumbre de la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas. A esto se le suma que en tres semanas viajará a China con el objetivo de avanzar en las negociaciones por un Tratado de Libre Comercio con el gigante asiático. “Noviembre es un mes en el cual Uruguay debe jugar esos dos partidos y, paralelamente, tiene el partido de la Unión Europea, o sea que está en un momento de ebullición en lo que respecta a la negociación internacional”, detalló el experto.

De todas maneras, puntualizó que, por lo general, las cancillerías tienen trazada una línea que va más allá de las personas, por lo que se continuará trabajando sobre los mismos temas.

En cuanto a la designación de Escuder como ministro de Relaciones Exteriores, Oleggini comentó que es una persona “extremadamente capacitada profesional y personalmente para poder tomar este cargo”, por lo cual considera que “por ese lado hay tranquilidad”.

“El curso de la política exterior uruguaya continúa. Uruguay debe trabajar sobre esos tres frentes que mencionaba, no puede volcarse a uno o el otro porque, como país pequeño, nuestra inserción en el mundo depende de coexistir con todas las fuerzas posibles”, dijo el entrevistado. Añadió que “el impacto de la renuncia existe, pero es un ministerio donde los funcionarios tienen claro cuál es el rumbo”.