Garcé: “Los tupas robaban para comprar armas, no para financiar campañas”

En democracia > EL MLN-T QUERÍA VOLVER A LA LUCHA ARMADA

A diferencia de la versión que circula en los medios, basada en el reciente libro de María Urruzola, el politólogo Adolfo Garcé sostiene que la organización tupamara no consumaba asaltos con el objetivo de financiar las campañas electorales, sino que lo hacía porque, aun en democracia, necesitaba comprar armas y equipamiento para volver a la lucha armada. Para el periodista Leonardo Haberkorn, que ha escrito sobre los tupamaros, en la obra de Urruzola no hay grandes novedades y faltan explicaciones.

Salió a la venta hace una semana, pero todavía sigue dando de qué hablar. Incluso días antes de que estuviera disponible en las librerías, ya era el centro de la polémica en los medios de comunicación y en las redes sociales. Es que el nuevo libro de la periodista María Urruzola, titulado “Eleuterio Fernández Huidobro. Sin remordimientos…”, involucra a jerarcas del gobierno en delitos cometidos en democracia.

El expresidente de la República y actual senador por el Movimiento de Participación Popular (MPP), José Mujica, el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, y el fallecido exministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, son algunos de los acusados de idear asaltos para financiar su organización política y sus campañas electorales hasta 1998.

Esta versión fue, en los últimos días, corroborada en varios medios de prensa por el exintegrante del Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros (MLN-T), Jorge Zabalza. A su vez, fue desmentida por quien fuera ministro de Defensa en el período pasado, Luis Rosadilla, en una entrevista en radio El Espectador.

Bonomi se limitó a decir que la acusación es “un disparate”, en rueda de prensa a la salida del Consejo de Ministros del pasado lunes 24, que tuvo lugar en el barrio de La Teja. Mujica, por su parte, dijo al semanario Búsqueda que lo narrado en la publicación es un “invento” que forma parte de la campaña electoral de cara a las próximas elecciones.

Igualmente, desde el 2006 se conocen públicamente algunos de estos hechos, consignados en la obra “Donde hubo fuego”, del politólogo Adolfo Garcé. Posteriormente, en 2007, se volvieron a mencionar en la biografía de Zabalza, “Cero a la izquierda”, a cargo del periodista Federico Leicht.

De las armas a las urnas

En su libro, Garcé no se centra en el tema de las finanzas, sino que estudia el proceso de adaptación a la legalidad de los tupamaros. “La pregunta que yo me hago es cómo es que esta organización guerrillera, que no creía en la competencia electoral, se termina adaptando a la legalidad después de la dictadura, construyendo un movimiento electoral como el MPP, que es un éxito rotundo, es decir, ¿cómo pasaron de las armas a las urnas?”, recordó el analista en diálogo con CRÓNICAS.

Agregó que a mediados de los 90, en el MLN-T convivían dos visiones, una más electoral y otra más “insurreccional”, pero la que predominaba era esta última, puesto que los tupamaros estaban convencidos de que tendrían que volver a las armas porque se desataría un nuevo golpe de Estado, como en 1973.

Con el objetivo de prepararse para ese desenlace que consideraban inevitable, y que no les sucediera lo mismo que cuando comenzó la dictadura, que ya estaban derrotados, se dedicaron al entrenamiento militar de la organización y a hacer “finanzas a la antigua”, según relata en su obra.

“Los gastos de funcionamiento de una organización política como el MLN-T son múltiples: locales y servicios conexos, militantes rentados, viajes hacia o desde el Interior, viajes al exterior, medios de prensa, apoyo a integrantes en situación de emergencia”, explica el investigador en la publicación.

Narra, además, que a principios del proceso de inserción a la legalidad, los tupamaros no cometían ilícitos para financiarse, sino que recurrían a aportes de militantes y de organizaciones extranjeras afines. De hecho, muchas de ellas eran las que mantenían sus medios de prensa: el quincenario Mate Amargo y Radio Panamericana.

Pero llegó un momento en que el tema económico se convirtió en un serio problema, porque esos apoyos empezaron a disminuir. Ahí fue cuando los exguerrilleros decidieron volver a la política de expropiaciones para solventar sus gastos. “¿En qué volumen?” y “¿hasta cuándo?”, se cuestiona Garcé en el escrito, pero reconoce que “no es fácil contestar estas preguntas”. De todas formas, asume que el proyecto de la organización político militar necesitaba profundizar las finanzas por la vía ilegal, para poder comprar armas y equipamiento.

Mujica sabía

Sobre la posición de Mujica y Fernández Huidobro frente a estas actividades, sostiene en base a algunos entrevistados que era “prácticamente imposible que las desconocieran”, dado que “a partir de la V Convención, integraban el Comité Central, el Comité Ejecutivo y una dirección operativa cotidiana conocida en la interna como el ‘mediocampo’, junto a Jorge Zabalza y Julio Marenales”.

El foco del libro no es entender qué paso con las finanzas. “Yo me topé con eso sin querer, no era lo que estaba buscando. Por eso en aquel momento no tuvo la repercusión que tuvo ahora. Pero no podés contar esa historia sin decir que en la década del 90 predominaba en la organización el olor a pólvora, y una visión muy insurreccional del proceso político”, afirmó Garcé a CRÓNICAS.

Lejos de eso, el politólogo se enfocó en la idea opuesta, es decir, en que los tupamaros abandonaron paulatinamente las actividades ilegales, y hacia finales de los años 90 priorizaron la acción institucional con el propósito de ganar la elección.

“Las acciones ilegales que puede haber hecho el MLN-T después de la dictadura no estaban orientadas al trabajo electoral, sino a preparar la organización para la revancha militar. Ellos a partir del año 95 empiezan a abandonar esta idea que yo llamo el ‘horizonte insurreccional’, porque después de las elecciones del 94 se convencen de que ganar la elección es posible. En esa oportunidad Vázquez había sido por primera vez candidato a la Presidencia y había quedado muy cerca de ganar. Los colorados obtuvieron el 32% de los votos, los blancos el 31% y el Encuentro Progresista el 30%”, señaló.

Acerca del libro de Urruzola, expresó que hay que diferenciar entre las acciones ilegales de principios de los 90, donde la idea predominante era prepararse para un posible golpe, y el MLN-T de 1998, ya enfocado en apoyar al MPP en la lucha electoral. “Yo no quiero desdecir a Urruzola, son dos momentos distintos”, sostuvo, “aunque el MPP nunca tuvo demasiada plata en la televisión y en la radio, sino que siempre hizo campañas austeras”.

El politólogo hizo énfasis en que antes de publicar el texto, dejó copias en manos de Mujica y Bonomi, pero ninguno desdijo la información allí expuesta. “Sería deseable que se hiciera una discusión seria sobre todo esto. El MLN-T como organización debería dar respuesta, sería lo correcto. No lo hicieron en el 2006, y por ahora no lo han hecho”, finalizó.

La cifra no cierra

CRÓNICAS consultó al periodista y escritor Leonardo Haberkorn, quien se ha dedicado al estudio de la historia tupamara, aunque aclaró que nunca investigó particularmente el tema de las finanzas del movimiento.

El autor opinó que la obra de Urruzola, lejos de ser una biografía de Fernández Huidobro o una semblanza, tal como se ha dicho, es un libro que habla sobre el MLN-T en general y de otros personajes, no solamente del exministro.

Para Haberkorn, esta publicación no tiene grandes novedades. “El tema que está presentado como más nuevo es el testimonio de Beto [el nombre que la periodista eligió para llamar a uno de sus testigos], que cuenta que hacían finanzas, que robaban en la democracia, pero ya había salido en dos libros antes, aunque nunca tuvo la repercusión que tuvo ahora”, detalló.

Agregó que lo que aporta Urruzola es un testimonio de alguien directamente involucrado, que afirma haber participado en los asaltos, aunque es anónimo y no hay mucha información concreta acerca de él, de otros integrantes de la banda, de cuáles fueron los robos ni de qué policías intervinieron, a pesar de que ella tuvo en sus manos el expediente.

Un dato que generó dudas fue la supuesta cantidad de dinero obtenida a mano armada. “Beto dice que el MLN-T robó 25 millones de dólares, es una cifra bastante alta; y dice que se quedó con 3 millones de dólares y que regaló casas en un barrio. No digo que sea mentira, pero parece un poco raro porque habla de mucha plata y en el libro no hay una correlación con respecto al uso que se le pudo haber dado. Eso no está planteado, la cifra no cierra y no hay nada para confirmar ni para desmentir; como lector me extrañó un poco”, puntualizó.

Por otro lado, indicó que la versión de Garcé “es una explicación que tornaría creíble lo que dice Beto”, y añadió: “No lo investigué, no estudié el tema, sí leí los libros y creo que en el de Urruzola falta explicación”.

Por último, se mostró asombrado por “la falta de una respuesta seria” de parte de los jerarcas involucrados, que “tampoco la tuvieron cuando Garcé sacó su libro”. “Zabalza ha dicho que el revolucionario tiene derecho a asaltar, que eso no es delito, y tampoco pasó nada, no vi ningún fiscal, político o abogado que dijera que eso es un disparate. En el Estado de Derecho en que vivimos eso es asaltar y es un delito. No sé qué le pasa a la sociedad”, lamentó.


Sin pruebas

En setiembre de 1998, un grupo formado por extupamaros y delincuentes asaltó la sucursal del Banco de Previsión Social (BPS) del Parque Posadas. En “Donde hubo fuego”, Garcé califica el episodio de “especialmente violento y llamativo”. Además, da cuenta de que la “tupabanda”, tal como la llamó la prensa en ese entonces, “estaba integrada por Diego Villar, Freddy Ardusso, Sonia Veneri, Juan Carlos Ospitaleche, Jacinto Carrato, Yamandú Milán y Carbajal Monroy”.

Urruzola analiza el caso en su reciente obra, donde sostiene que “ningún dirigente del MLN-T, ni del MPP, dijo nada”, pero al poco tiempo, en las páginas de Mate Amargo, se denunció la “tortura a la vieja usanza” contra quienes resultaron detenidos como consecuencia del robo. El informante anónimo de la periodista dijo que el grupo cayó porque había sido entregado por “un gambusa”.

No se pudo vincular a esta banda ni con el MLN-T ni con el MPP.